Los testigos hablan de una tormenta de arena

El helicóptero español siniestrado en Afganistán cayó entre fuertes vientos y una tormenta de arena, según explicaron ayer dos testigos del suceso en Herat, al oeste de Afganistán, quienes se mostraron convencidos de que el aparato se estrelló a causa de un accidente. El martes pasado, a unos 40 metros del lugar donde se precipitó contra el suelo el Cougar en el que viajaban los 17 militares españoles fallecidos, se encontraban cuatro afganos del pueblo vecino de Cheshmah Khooni, que en esos momentos, según su propio testimonio, descansaban de su tarea de fabricar ladrillos de barro. Los vecinos de ese pueblo, situado a apenas 400 metros del lugar del siniestro, están convencidos también de que el aparato se estrelló a causa de un accidente.

"Vimos aparecer un helicóptero por detrás de la colina y, al llegar a su cima, de repente cayó rodando por ella", declaró Mir Ahmad, de 25 años y trabajador de la fábrica de ladrillos, quien afirma ser uno de los cuatro testigos directos del siniestro de los militares españoles.

Ahmad declaró que no oyeron "ninguna bala, disparo ni misil", por lo que cree que el suceso se debió a un accidente, pues se produjo cuando había "una tormenta de arena, aunque no muy fuerte, y bastante viento por la zona". En su opinión, la base o el tren de aterrizaje del helicóptero pudo chocar contra un promontorio de la colina -ya que volaba muy bajo, con poca visibilidad y en un terreno muy escarpado- o bien caerse por un fallo técnico.

"Rodó por la colina"

La aeronave se estrelló sin que los cuatro trabajadores afganos que se encontraban en la zona escuchasen una explosión o ruido previo, comentó también otro de los testigos, Faker Ahmad. Tras rodar por la colina, "el helicóptero ardió y empezó a salir un humo muy denso", indicó Faker Ahmad. Ese testigo señaló que, instantes después del accidente, apareció otro helicóptero que también volaba muy bajo y que, al llegar al lugar del siniestro, realizó un "giro de 180º grados para evitar la columna de humo e hizo una maniobra de aterrizaje forzoso".

Los cuatro afganos salieron corriendo entonces hacia el segundo helicóptero para intentar ayudar a sus ocupantes, pero los soldados españoles formaron rápidamente un cordón de seguridad para impedir que se acercaran y atender a los heridos. "Estaba aterrado", apuntó Faker Ahmad, que confirmó el relato de su compañero y agregó que el suceso se produjo sobre las 11 de la mañana, hora local, como también ha apuntado el Ministerio de Defensa español.

El testigo señaló que otros dos helicópteros llegaron al lugar aproximadamente una media hora después del siniestro. El accidente del Cougar se produjo durante un vuelo táctico de ambos aparatos en Shindahad, al sur de Herat, el área de Afganistán bajo responsabilidad de las tropas españolas.