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Asesinado durante la oración el fundador de la comunidad ecuménica francesa de Taizé

Roger Schutz, conocido como Hermano Roger, de 90 años, el fraile fundador de la llamada Comunidad de Taizé, una experiencia ecuménica iniciada en la Borgoña en el inhóspito año de 1940, fue asesinado el martes en plena plegaria y en medio de una iglesia de la Reconciliación repleta de fieles, informó ayer la policía.

Una mujer de nacionalidad rumana, que intentaba en vano conseguir una entrevista con Hermano Roger desde hacía meses, le propinó tres puñaladas en el cuello y el religioso murió pocos minutos después, antes de que llegase la ayuda médica. Según el fiscal al frente del caso, la asesina ha alegado, como única excusa para su gesto, "la necesidad de llamar la atención de Roger".

Roger Schutz había nacido en 1915 en Suiza, en el seno de una familia protestante. Desde muy pronto se interesó por los problemas de la división de la gran familia cristiana y su padre, que era pastor, le orientó hacia los estudios de teología.

Roger Schutz creyó encontrar su ideal en la vida monástica, en la reflexión y el rezo. En 1940, en la pequeña localidad de Taizé, encontró el sitio ideal para establecer su primera comunidad, que él no quería de más de 15 frailes.

En 1942 los alemanes que ocupaban Francia obligaron a cerrar Taizé al descubrir que allí encontraban refugio judíos y miembros de la Resistencia.

Reinstalado de nuevo en la Borgoña en 1944, fue en 1948 cuando pidió permiso para utilizar para el culto cotidiano la iglesia románica de Taizé. La respuesta, afirmativa, no le llegó del obispado sino directamente del nuncio apostólico, que no era otro que el futuro papa Juan XXIII, con el que Roger mantuvo siempre una gran amistad.

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El discurso de la reconciliación le llevó a abrir su comunidad a personas de tradición anglicana, luterana y ortodoxa, a reunirse con el arzobispo de Canterbury o el patriarca de Constantinopla.

Cada año, en Taizé, jóvenes de todo el mundo, se reúnen para intentar escapar a las barreras confesionales e ideológicas, buscando en la solidaridad, el canto, el silencio y, sobre todo, en una mejor comprensión de la Biblia, reforzar una fe común.

Hermano Roger había escrito recientemente al papa Benedicto XVI para excusar su ausencia de las Jornadas Mundiales de la Juventud de Colonia. Ayer el Pontífice le recordó con emoción durante la audiencia general celebrada en Castelgandolfo.

Las autoridades francesas y la Conferencia Episcopal francesa rindieron también tributo póstumo al religioso. "Este hombre de fe ha defendido durante toda su vida un mensaje de paz y de diálogo. Para nosotros, y especialmente los más jóvenes, quedará como uno de los servidores más destacados de los valores de respeto y de tolerancia", afirmó el presidente, Jacques Chirac.

Roger Schutz, Hermano Roger, en una foto de diciembre de 2003.
Roger Schutz, Hermano Roger, en una foto de diciembre de 2003.AP

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