Los palestinos consideran insuficiente la retirada y exigen más control sobre Gaza
Los espacios aéreo y marítimo de la franja seguirán bajo control del Ejército israelí
La retirada civil y militar de Gaza es, para Israel, un primer paso para aplicar en el futuro la moribunda Hoja de Ruta, el plan auspiciado por la comunidad internacional que pretendía poner punto final este año al conflicto en Oriente Próximo. Para los palestinos, la retirada de Gaza supone un avance nimio, insuficiente. Alega la Autoridad Nacional Palestina que el Gobierno israelí seguirá controlando férreamente el territorio de Gaza, así como su espacio aéreo y marítimo, lo que impedirá el desarrollo económico de la franja mediterránea.
El denominado plan de desconexión, anunciado por el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, en diciembre de 2003, establece que el Ejército israelí preservará su presencia militar en la frontera entre Gaza y Egipto. A través del Corredor de Filadelfi, una franja de 13 kilómetros de largo y cien metros de ancho junto a la ciudad de Rafah, los milicianos de los movimientos fundamentalistas y de las facciones armadas de Al Fatah han traficado desde hace años con armas y explosivos, y el Ejecutivo de Sharon tiene como prioridad impedir ese trasiego.
Hace apenas unos días, Israel y Egipto pactaron que 750 guardias fronterizos de este país -en ningún caso militares, porque así lo establecen los Acuerdos de Camp David de 1978 entre el presidente Anuar el Sadat y el primer ministro Menahem Begin- se harían cargo del Corredor de Filadelfi. El plan para la retirada de Gaza también establece en su primer apartado que, una vez completada la evacuación, "no podrá reclamarse a Israel responsabilidad alguna sobre la población palestina". La discrepancia de los dirigentes palestinos es de calado.
"No puede considerarse una retirada y que Israel deja de asumir cualquier responsabilidad si sólo evacuan a los colonos y a los soldados y siguen manteniendo el control de las fronteras, del espacio marítimo y aéreo, asuntos esenciales sobre los que no hay negociaciones", afirma Ashraf Ayrami, jefe del Departamento de Asuntos Israelíes de la Autoridad Nacional Palestina.
El Gobierno de Sharon y los representantes palestinos sólo están tratando, a trancas y barrancas, sobre los pasos fronterizos terrestres. E incluso en este caso los obstáculos son de envergadura. Funcionarios que participan en las conversaciones indican que el Ejecutivo israelí plantea crear un único cruce en Kerem Shalom, al sureste de la franja, muy cerca de la frontera con Egipto. Este puesto sería controlado por uniformados israelíes, palestinos y egipcios. El rechazo de los palestinos, que desean controlar en exclusiva los límites territoriales con su vecino árabe del sur, es rotundo.
El proceso es, sin embargo, tortuoso. Funcionarios palestinos aseguran que hay un principio de acuerdo para que los camiones no tengan que ser descargados en la terminal de Karni, un paso hacia Israel en el noreste de la franja. Ayrami señala que, gracias a la ayuda de Estados Unidos, que ha proporcionado la tecnología necesaria para controlar las mercancías, no será necesario vaciar cada contenedor que parte hacia Cisjordania. Es precisamente la comunicación con este territorio -también ocupado por Israel desde 1967 y en el que sigue ampliando colonias ilegales- una cuestión que el Gobierno de Mahmud Abbas considera vital. Israel propone una escolta militar para los vehículos que utilicen el corredor que unirá Gaza con Cisjordania. La Autoridad Nacional Palestina propone construir tramos de túneles con el fin de evitar el acompañamiento de los soldados del Ejército israelí. "Para que no todo esté en manos de Israel", apunta Ayrami.
Pero si en materia de pasos fronterizos por tierra hay ciertos avances, en lo referente al espacio marítimo y aéreo no es que haya discrepancias; simplemente, no hay negociación. "Israel se niega a hablar", comenta el citado funcionario. Sólo existe un acuerdo para la construcción de un puerto de aguas profundas en la ciudad de Gaza, para lo que se emplearán escombros resultantes del derribo de edificios de los 21 asentamientos. El Ejecutivo de Abbas dice que los pescadores palestinos necesitan navegar mar adentro en busca de caladeros más ricos. Hasta la fecha, barreras de acero a pocos kilómetros de la costa y las patrulleras israelíes impiden esa travesía.
Aeropuerto inutilizado
Con el espacio aéreo sucede lo mismo. Por el momento, la negativa israelí a pactar es contundente, y el aeropuerto Yasir Arafat, junto a la ciudad de Rafah, al sur de la franja, permanece inutilizado. El Gobierno de Sharon esgrime que estas cuestiones deberán negociarse cuando renazca la Hoja de Ruta, el plan patrocinado por el Cuarteto (Estados Unidos, Unión Europea, Rusia y Naciones Unidas). "Se necesitarán años para avanzar en estos temas", concluye Ayrami.
Así las cosas, los pactos son de momento muy limitados. No obstante, fuentes de la Autoridad Nacional Palestina en Gaza aseguran que sí se ha acordado que militares palestinos "entren en los asentamientos una vez evacuados los colonos y compartan con los militares israelíes
[antes de su retirada total] el control de las colonias" para evitar un peligroso vacío. Finalizada la presencia castrense israelí, el Gobierno de Abbas ejercerá su autoridad sobre la totalidad de las tierras de Gaza, una extensión de 378 kilómetros cuadrados, de los cuales el 18% están todavía habitados por unos pocos miles de colonos que desde la pasada medianoche podrán ser desalojados por la fuerza.
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