Medicación por el ruido

Hace tiempo que tengo que medicarme al no poder soportar los ruidos de Madrid. Me resultan insoportables las motos con escape libre, las máquinas taladradoras, las máquinas soldadoras, el ruido de los coches y sus cláxones, las alarmas que se disparan sin motivo a cualquier hora, la música a todo volumen de coches que paran bajo nuestras casas y el ruido en la noche de los camiones de la basura.

Si a esto añadimos las obras interminables por todas partes y el cierre de las líneas de metro, no será difícil comprender que el infierno de Dante comparado con esto resulta una bagatela.

A la reciente tala de árboles que originó conflictos con los madrileños, hay que añadir lo que acaba de suceder en el parque de la plaza Elíptica. Ayer pude comprobar cómo han sido talados en este parque, desde la entrada y en una longitud de 100 metros hacia dentro, todos los árboles existentes: castaños de Indias, pinos, abetos, plátanos, encinas y arbustos. La superficie talada ronda unos 7.000 metros cuadrados. Todo ha sido arrasado como si por allí hubiera pasado Atila. Para encubrir lo que han hecho han puesto una valla, y en la misma valla alguien ha escrito: "Los árboles de Madrid no te olvidan, Gallardón". Hora es de que alguien le diga: "Señor Gallardón, por el bien de Madrid, dimita lo antes posible".