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La investigación valenciana está "bastante mal", según Grisolía

El bioquímico lamenta el escaso eco social de los premios Jaime I

El médico y bioquímico Santiago Grisolía, secretario del Patronato de los Premios Rey Jaime I, consideró ayer que en investigación científica, la Comunidad Valenciana está "bastante mal" y muy por debajo de la media española. No obstante, Grisolia, de 82 años, reconoció la existencia de numerosos grupos de investigadores "muy buenos", al tiempo que resaltó el impulso que se está dando a las infraestructuras científicas con la creación de nuevos institutos y centros, sobre todo en el ámbito sanitario.

"La condición de funcionario es uno de los problemas de las universidades"
El científico apuesta por aumentar las inversiones en ciencia y tecnología

En una entrevista concedida a Efe, Santiago Grisolía se refirió a la escasa participación de las empresas valencianas en proyectos de I+D, lo que atribuyó fundamentalmente a su tamaño y también a la poca implicación de la sociedad civil.

En concreto se lamentó de la falta de entusiasmo general por los proyectos y actividades científicas, y puso como ejemplo el escaso eco social de los Premios Rey Jaime I.

"No pasa lo mismo", señaló Grisolía "con los Premios Príncipe de Asturias, auspiciados por el Gobierno asturiano, que reciben el apoyo de todos los estamentos de la sociedad, de las instituciones y de los organismos asturianos".

El científico abogó por que "la sociedad valenciana se conciencie más de la importancia de estos premios, que llevan diecisiete años convocándose y que han proyectado la ciudad de Valencia en el mundo entero gracias a la participación en sus jurados de numerosos premios Nobel".

En relación con la situación de la investigación en España, Grisolía la consideró buena "pero debería estar mucho mejor", y reclamó el dos por ciento del Producto Interior Bruto (PIB) para situarla al nivel europeo.

Grisolía, Premio de Investigación Príncipe de Asturias, reconoció la necesidad de aumentar las inversiones para el desarrollo de la ciencia y la tecnología en España (I+D), cuya situación en los últimos años ha sido algo parecida a un "encefalograma plano".

El científico pidió un mayor esfuerzo al Gobierno central y a las autonomías para que inviertan más en proyectos de I+D, "ya que la cantidad que se dedica es la mitad que las de otros países de nuestro entorno, y mucho menor que la de Estados Unidos".

Durante la pasada reunión en Castellón de los jurados de los premios Rey Jaime I, se remitió una carta al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, y a los presidentes autonómicos, avalada por la firma de una decena de premios Nobel, en la que solicitaba que se diera más prioridad en sus presupuestos a la investigación científica y tecnológica. El doctor Grisolía, que fue director del Centro Médico de la Universidad de Kansas y del Instituto de Investigaciones Citológicas de Valencia, reclamó que se dedique el 2% del PIB a la investigación, "lo cual es una cantidad razonable y defendible" aunque "muy alejada del 2,3% de países como Francia, Reino Unido o Alemania".

El bioquímico valenciano recordó que Rodríguez Zapatero le manifestó en una reunión en La Moncloa, junto a otros investigadores, su propósito de aumentar en un 25% la cantidad dedicada a investigación, "lo que hasta el momento no se ha hecho".

En relación con la situación de la investigación en España, Grisolía avanzó que "en la actualidad hay un gran plantel de jóvenes científicos, como no ha habido nunca, y lo único que necesitan, parafraseando a Napoleón, es dinero, dinero y dinero, algo primordial si se quiere hacer investigación de calidad".

Discípulo y seguidor de las ideas del Premio Nobel Severo Ochoa, Grisolía consideró que "la condición de funcionario es uno de los problemas más importantes tanto de la universidad, como de la investigación científica en España". Concretamente se mostró contrario al estatus funcionarial de los investigadores y profesores universitarios, "ya que en muchos casos caen en la rutina y el adormecimiento".

Grisolía reivindicó el carácter elitista que debe tener la universidad y la investigación, "donde deben estar los mejores y más competitivos".

En su análisis de las universidades españolas ante la convergencia europea, Grisolía se mostró pesimista al considerar que su situación es muy mala, lo que atribuyó a su falta de autonomía real y, especialmente, al problema de tener un funcionariado docente.

En este sentido, Santiago Grisolia, nacido en Valencia pero de nacionalidad estadounidense, defendió el modelo "elitista" universitario de Estados Unidos donde los puestos docentes y de investigación se renuevan todos los años.

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