Red espontánea contra Aznar
La mayor parte de los libros que se han escrito sobre la crisis política que alteró la historia de España durante aquellos días de marzo del año 2004 suelen centrarse en alguno de sus límites extremos, inicial y terminal, analizando ya sea la masacre del 11-M o bien el vuelco electoral del 14-M. En cambio, el libro que aquí se comenta no procede así, pues dirige su atención al día que considera el centro de gravedad de la crisis: el 13-M, la jornada de reflexión interrumpida por masas de manifestantes decididos a cercar las sedes del partido en el poder en airada demanda de verdad antes de ir a votar. Y por una irónica paradoja, este libro parte de una hipótesis que coincide en lo esencial con la línea de defensa manejada por el PP para justificar su derrota electoral, atribuirla al efecto de las citadas manifestaciones del 13-M, definidas como producto de una interesada conspiración ilegal. Es lo que también sostienen estas páginas, que consideran aquella movilización colectiva como el catalizador que precipitó el vuelco electoral.
13-M. MULTITUDES 'ON LINE'
Víctor Sampedro Blanco
Los Libros de la Catarata
Madrid, 2005
317 páginas + 1 DVD
18 euros
Pero las coincidencias con las tesis del PP terminan allí, en todo lo demás el libro se sitúa en una posición antagónica que puede resumirse así. Es verdad que el 13-M fue producto de una conspiración ilegal. Pero no fue una conspiración interesada ni partidista, orquestada en connivencia con los partidos de la oposición, sino que fue puramente espontánea, independiente y desinteresada, al estar desconectada de los futuros beneficiarios del vuelco electoral. Y aunque fuera ilegal, también fue perfectamente legítima, como gesto colectivo que dio pública prueba de insumisión civil contra la manipulación aznarista.
Como las conspiraciones no surgen de la nada por generación espontánea sino que han de ser urdidas por conspiradores de carne y hueso, para descubrirlos el libro sigue la pista detectivesca de los agentes anónimos que promovieron y difundieron la convocatoria de la conspiración a través de Internet, el correo electrónico y los mensajes SMS de telefonía móvil. Pero estos espontáneos conspiradores en red, ajenos a la maquinaria de los partidos, tampoco surgieron del vacío, pues procedían de los diversos movimientos antisistema que se habían constituido a lo largo de los últimos años de lucha contra los desmanes del aznarismo: sobre todo el movimiento ¡Nunca Máis! de protesta contra la gestión gubernamental de la catástrofe del Prestige y el movimiento ¡No a la Guerra! de lucha contra la participación española en la invasión de Irak. En este sentido, la mejor aportación del libro la constituye el cuidadoso seguimiento durante aquellos días de marzo tanto de las redes humanas de conspiradores como del uso político que hicieron de los medios tecnológicos (webs, blogs, chats, foros, etcétera) esgrimidos al servicio de su conspiración, identificando de paso con pelos y señales a los responsables concretos de dar inicio a la bola de nieve del 13-M.
Aunque este libro parezca un panfleto de internautas airados, sin embargo contiene una rigurosa investigación empírica realizada por un amplio equipo multidisciplinar que ha dedicado mucho trabajo a realizar grupos de discusión, entrevistas y seguimientos de audiencias tanto de los medios convencionales (prensa, televisión y radio) como de los nuevos medios digitales, especialmente de los que son autónomos e independientes de los grupos mediáticos, como por ejemplo, Nodo50, Indymedia y LaHaine. Y el resultado ha de calificarse de apasionante e imprescindible, por muchos reparos que quepa ponerle a su polémica toma de partido contra los medios de prensa convencionales. Pero lo más discutible del libro es su sobrevaloración de las manifestaciones del 13-M: ni fueron tan decisivas como parecen creer sus autores ni merecen ser explicadas a partir de las fantasías de Toni Negri sobre el imperio de la multitud.
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