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Israel cierra las colonias para impedir el acceso de extremistas

Los mandos militares israelíes y palestinos despliegan estos días una febril actividad para que la evacuación de los 8.500 colonos de Gaza transcurra en calma. Afrontan la complicada misión de controlar a los numerosos extremistas de cada bando. El Gobierno de Ariel Sharon adelantó ayer la prohibición de acceder a los asentamientos a todos los israelíes no residentes en las colonias, mientras que la Autoridad Nacional Palestina alcanzó un acuerdo con el Movimiento de Resistencia Islámica Hamás para supervisar la retirada del eterno enemigo.

La tarea es ardua. Jefes del Ejército israelí admiten, según informaba ayer el diario Haaretz, que el número de radicales israelíes de extrema derecha que se han infiltrado en Gaza ha crecido significativamente en los últimos días y se aproxima a los 3.000. En principio, el cierre de los asentamientos estaba previsto para el día 16, pero las fuerzas de seguridad han decidido adelantar la clausura. "El cambio ha sido decidido a la luz de la presencia ilegal de un gran número de individuos que han permanecido en Gaza una vez que han caducado sus permisos", reza un comunicado del Ejército.

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Yesha, el Consejo de Asentamientos de Cisjordania y Gaza, territorios bajo ocupación israelí desde 1967, no ceja en su empeño de boicotear la decisión del Ejecutivo de Sharon. Los dirigentes de los colonos animaron ayer a 15.000 de sus seguidores más fervorosos a adentrarse en la franja mediterránea a toda costa para entorpecer la evacuación. En los asentamientos religiosos deambulan estos días cientos de jóvenes provenientes de todo el país, muchos de ellos adolescentes, que aseguran que nadie les moverá de lo que consideran parte de la tierra prometida de los judíos.

Masivo despliegue militar

Parece, sin embargo, muy complicado que estos extremistas puedan sortear el masivo despliegue militar israelí, en el que participan 55.000 soldados y policías en varios cercos de seguridad en torno a la franja de Gaza. Los expertos temen que los radicales judíos se opongan violentamente a los militares, pero también que ataquen a ciudadanos palestinos para provocar enfrentamientos.

Las autoridades palestinas se afanan, por su parte, por impedir cualquier agresión a las tropas de Israel durante la retirada. Hamás y Al Fatah, el partido del presidente palestino, Mahmud Abbas, decidieron ayer formar un comité conjunto para supervisar la evacuación. Abbas aseguró que 5.000 agentes tratarán de impedir que los palestinos invadan los asentamientos una vez desalojados.

Por otro lado, la Autoridad Nacional Palestina y el Ejército de Israel establecieron ayer una sala de operaciones conjunta, en el puesto fronterizo de Erez, en el extremo norte de la franja de Gaza, para controlar la operación de retirada.

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