"El Rosario de la Aurora es mágico"

Pedro Elorza (Vitoria, 1952) lleva más de 30 años fotografiando las Fiestas de La Blanca y, según cuenta, todavía siguen sorprendiéndole la cara de los niños en pleno disfrute festivo y la magia del Rosario de la Aurora.

Pregunta. ¿Siempre va con el objetivo por delante?

Respuesta. Pues casi. Después de 30 años fotografiando las fiestas y a sus protagonistas, uno ya no se lo puede quitar.

P. ¿Cómo han cambiado las fiestas en estos años?

R. Todo cambia con el tiempo, pero cuando trabajas te fijas en cosas, como la evolución de los blusas. Antes animaban mucho más. Ahora, después de los dos primeros días ya se han fundido. Yo he sido blusa y ahora ves que, después de un primer momento de mucha fuerza, las cuadrillas empiezan a perder gente, gas y con ello pierde la ciudad.

P. ¿No sigue a Celedón cuando sube a la balconada?

R. Sólo consigues que te peguen y, a cambio, no obtienes mejores imágenes.

P. Pobre Celedón...

R. Pobres fotógrafos. Yo ya no subo ni a la balconada.El pasado año, cuando tiraron piedras, rodamientos y todo lo que pillaron, me rompieron dos cámaras y a punto estuvimos de que me rompieran otras cosas.

P. ¿Cuáles son las imágenes que persigue?

R. Las de los niños. Sus caras son el mejor reflejo de la fiesta, de la inocencia y de la sorpresa.

P. Se van a enfadar los veteranos...

R.Después de comer y beber cambia su expresión y todos son hermanos. Mejora algo el asunto, pero nada comparado con los niños.

P. ¿Y existe todavía algo mágico en las fiestas?

R. El Rosario de la Aurora. Los vitorianos nos lo tomamos muy en serio. Es mágico delante y detrás del objetivo. Es, junto a la Procesión de los Faroles, dos momentos que no me pierdo, ni como profesional ni como vitoriano.

P. ¿Desde el punto de vista de la fotogenia se queda con Cuerda o con Alonso?

R. A Cuerda le tengo más presente en mis archivos.

P. ¿Le respetan en fiestas?

R. Si, pero el respeto es un valor de capa caída. Cada año se estropea un poco más.