Una bomba mata a 14 'marines' en uno de los peores ataques contra EE UU en Irak
"Estamos en guerra, nos enfrentamos a un enemigo despiadado", afirma el presidente Bush
En el corazón de la insurgencia perdieron ayer la vida al menos 14 marines estadounidenses y un intérprete civil. En Haditha, considerada uno de los bastiones de los rebeldes iraquíes -a unos 220 kilómetros al noroeste de Bagdad, cerca de la frontera con Siria, en plena provincia de Al Anbar-, se escenificó ayer uno de los peores ataques perpetrados contra el Ejército de EE UU en Irak. Según un comunicado del Departamento de Defensa, los marines y el intérprete perdieron la vida cuando un artefacto hizo explosión al paso del vehículo de asalto anfibio en el que viajaban los soldados.
Las hostilidades se recrudecen -sólo en julio murieron 60 uniformados de EE UU, y el lunes caían otros siete marines, que junto con los 14 de ayer superan ya los 1.820 desde que comenzó la invasión del país en 2003- y la pacificación del llamado triángulo suní, al noroeste del país, parece lejos de alcanzarse. Y sin embargo, es uno de los objetivos de la Administración de Bush, consciente de que sin el control por parte de sus tropas de esa zona, la estabilización del resto del país penderá siempre de un hilo.
Las últimas bajas militares norteamericanas llegan cuando desde Washington se piensa en una retirada gradual de tropas a principios de año, o en la primavera a más tardar. Cuando se esboza sobre el papel una transferencia de seguridad y mayor responsabilidad a unas fuerzas armadas iraquíes que parecen desbordadas por los acontecimientos. Y dentro de una agenda política iraquí más que apretada y nunca antes tan complicada: la nueva Constitución debería estar lista a mediados de mes, someterse a referéndum el 15 de octubre y convocar elecciones para diciembre.
Pero mientras la vida política se empeña en hacerse un hueco en medio del caos, los atentados y la violencia se suceden día tras día. La explosión de ayer en Haditha llevaba la marca de los insurgentes del grupo Ansar al Sunna, que estos días libran duros combates con el Ejército de George W. Bush en la provincia rebelde de Al Anbar. La nota de Defensa informaba ayer de que la unidad que fue atacada participaba en una acción de combate. A su vez, el Ministerio iraquí de Defensa informaba ayer de que, desde abril, más de 2.700 iraquíes -la mitad de ellos civiles- han resultado muertos en incidentes relacionados con la insurgencia. El de ayer ha sido uno de los ataques más mortíferos sufridos por EE UU desde que invadió Irak el 19 de marzo de 2003. En diciembre, 14 estadounidenses murieron junto a otras ocho personas cuando un suicida hizo estallar su carga explosiva en una base militar en el norte de Mosul.
Con féretros de soldados cubiertos de banderas estadounidenses desembarcando casi cada día en algún punto de EE UU, son muchos los que se cuestionan la presencia norteamericana en Irak. Frente a estas críticas, el presidente George W. Bush aseguró ayer en un discurso en Grapevine (Tejas) que la mejor manera de homenajear a los soldados muertos es terminar la misión en Irak. "Estamos en guerra, nos enfrentamos a un enemigo despiadado", dijo el presidente "El calendario para una retirada depende de nuestra habilidad para entrenar a los iraquíes, para prepararlos para combatir y entonces nuestras tropas podrán volver a casa con los honores que merecen", agregó. Precisamente ayer, el diario The Washington Post informaba de que Bush va a disfrutar de lo que muchos norteamericanos no se atreven ni a soñar: cinco semanas de vacaciones en su rancho de Crawford (Tejas). Es el más largo retiro presidencial en los últimos 36 años.
Valle del Éufrates
Las anteriores bajas norteamericanas se producían el lunes, cuando siete marines perdían la vida también cerca de Haditha, en la volátil región del Valle del Éufrates, donde las fuerzas estadounidenses tratan sin mucho éxito de sellar una frontera -la siria- que es constante coladero de combatientes yihadistas extranjeros.
En el mercado de Haditha, el lunes hombres enmascarados se jactaban de su victoria mientras repartían los cascos y las chaquetas de combate que dijeron pertenecían a los cuerpos de los marines muertos. Durante las últimas semanas se han intensificado duramente las operaciones de combate en Haditha, otro de los polvorientos pueblos a lo largo del Éufrates vivero de insurgentes. Los marines lanzaron una serie de operaciones en la región en mayo y junio con la esperanza de pacificar el área, de manera que tanto el Ejército iraquí como las fuerzas civiles puedan asumir el control efectivo. Pero julio y los pocos días que corren del mes de agosto parecen empeñados en mostrar lo contrario.
En la espiral de violencia que ahoga al país árabe, Ansar al Sunna, vinculado a Al Qaeda, anunciaba ayer la captura el lunes de un marine. El Ejército negó que se hubiese producido el secuestro.
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