El teniente expedientado fue objeto de una denuncia por malos tratos en febrero
Los denunciantes se quejan de que el juzgado no ha tramitado ninguna diligencia en cinco meses
El teniente de la Guardia Civil de Roquetas de Mar (Almería) que ha sido suspendido de forma cautelar por parte de la Dirección General de la Guardia Civil por el fallecimiento de un hombre en el cuartel de esta localidad fue objeto, en febrero, de una denuncia por maltrato. La denuncia la interpuso Juan Manuel San Martín, padre de Juan Antonio San Martín (21 años). El juzgado no ha tramitado ni una sola diligencia, según los denunciantes. La acusación del caso del agricultor fallecido el 24 de julio utilizará la denuncia de San Martín como prueba "para pedir responsabilidades a la justicia".
Juan Manuel San Martín interpuso una denuncia por maltrato en el juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 2 de El Ejido (Almería) contra el teniente de la Guardia Civil de Roquetas José Manuel R. el 25 de febrero pasado. "Fui a El Ejido porque en el juzgado de Roquetas lo mangonea todo el teniente. Pero no se ha hecho ni una sola diligencia desde febrero", explica Juan Manuel. En la denuncia se deja constancia de que su hijo "fue detenido y maltratado por el teniente de la Guardia Civil de Roquetas de Mar" y que, estando esposado, "le pegaron todo lo que quisieron".
El 24 de febrero, el joven San Martín conducía su vehículo por la carretera de Alicún, de Roquetas de Mar, cuando un vehículo de la Guardia Civil se puso tras él con la sirena encendida. "Ni siquiera me dio la señal de alto. Me siguió sin más y al pasar la rotonda me encuentro que me está apuntando con la pistola", explica el joven. Cuando paró, el teniente, según cuenta, le sacó del coche, le empezó a golpear y le puso los grilletes. Fue entonces cuando uno de ellos gritó: "Tíralo a la carretera y que le atropelle un coche". Según explican Juan Antonio y su padre, la presencia de varios testigos impidió a los agentes actuar en este sentido. "No lo mataron porque había testigos; si no, lo habrían hecho. Contamos con esos mismos testigos cuando se celebre el juicio algún día", asegura Juan Manuel.
"Allí mismo me pegaron una buena manta. Mi novia se asustó y el otro que iba con él la cogió y le tiró del pelo. Me subieron esposado al coche y me llevaron a un cañizo para pegarme más antes de llevarme a la Policía Local", narra Juan Antonio. El joven asegura que el teniente le seguía "pegando cates" mientras hacía la prueba de la alcoholemia delante de los policía locales. "En la misma policía me pegó con la porra en las costillas y yo ya no pude aguantar más y le di un cabezazo", reconoce. Juan Antonio San Martín, que exigió que le hicieran pruebas toxicológicas en el Hospital del Poniente, pasó tres días en el calabozo con palizas intermitentes a cuenta siempre del teniente, según relata. "En un cuarto que tienen en el cuartel el teniente me llegó a sacar la pistola y me la puso en la cabeza y en mis genitales. Era sólo él. Todos los demás guardias civiles me trataron muy bien. Me animaban y me daban cigarrillos", describe.
La intervención de un guardia civil subordinado al teniente evitó que Juan Antonio recibiera una nueva paliza al tercer día de arresto: "Era un guardia civil jovencillo, pero el más valiente de todos, porque le dijo: 'Mi teniente, como le toque otra vez le denuncio'. Y entonces fue cuando me amenazó de muerte con estas palabras: 'Sé dónde vives y te voy a encontrar. Si no voy yo mandaré a dos tíos para que te encuentren en una zanja". Este hecho también consta en la denuncia interpuesta en el juzgado ejidense.
Juan Antonio San Martín cuenta con partes médicos del hospital -exigió ir al centro médico después de cada paliza- así como análisis toxicológicos que dieron negativo. "A mí me puso en el expediente que iba conduciendo en zigzag, esquivando coches y con maniobras bruscas, que portaba una navaja y que llevaba una bolsa de coca. Todo falso, por eso exigí que me hicieran pruebas", explica. El joven se lamenta de que también fuera el teniente del cuartel de Roquetas el que hiciera la declaración a su novia. Además, el padre no pudo ver a su hijo hasta el día siguiente al arresto. "Fui a la policía municipal y no me lo dejaron ver. Al día siguiente, cuando amenacé con ir al juzgado de guardia, me dejaron verlo dos minutos. Le pedí que se bajara los pantalones y se quitara la camisa y estaba lleno de moratones", dice el progenitor. Juan Antonio salió al tercer día tras la llamada de su abogado.
La familia San Martín también denuncia que el teniente patrulla en sus guardias sin la identificación correspondiente a su rango y bajo un seudónimo. "Se hace llamar Sebastián y lleva uniforme raso, sin las dos estrellas que indican que es teniente", remachan.
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