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Expectación y muchas peticiones

Miguel González

Badghis es la provincia más pobre de Afganistán, uno de los países más pobres del mundo. Décadas de guerra y años de sequía han esquilmado sus escasos recursos. De las 12.000 hectáreas dedicadas al pistacho, cultivo emblemático de la zona, sólo quedan 900. El agua que beben los 50.000 habitantes de la capital, Qual-i-Naw (Castillo nuevo, en farsí) está fuertemente contaminada, lo que agrava los problemas de una población que carece de cualquier infraestructura sanitaria digna de ese nombre.

En estas condiciones, el ministro José Bono fue recibido ayer con la expectación con que los españoles de los años 50 recibieron al Mister Marshall americano en la película de Berlanga.

Los notables locales -mulás, hombres de respeto y miembros del Consejo de Ancianos- se reunieron en la casa del gobernador para agasajarle. Hubo estudiantes de uniforme y niñas ataviadas con trajes típicos portando flores de plástico. Todos repitieron las mismas demandas: agua, carreteras, luz, medicinas. "La pobre gente de aquí ha sufrido tanto y necesita vuestra ayuda", dijo Aziah Rafat, candidata a las elecciones legislativas, lo que requiere valor en una sociedad acostumbrada a la más misógina y despiadada interpretación del Corán.

El propio gobernador llegó hace sólo dos meses desde Kabul, precedido por los primeros efectivos de la Policía Nacional y del Ejército afgano. Hasta ahora, son la única presencia del Gobierno de Hamid Karzai en esta remota provincia de 20.000 kilómetros cuadrados y 400.000 habitantes. Qual-i-Naw queda aislada en invierno del resto del país, mientras que en verano se tarda diez horas en cubrir por vía terrestre los 100 kilómetros que la separan de Herat. El Hércules que trasladaba al ministro fue ayer el primer avión con pasajeros que tomó en la vieja pista soviética, tan deteriorada que es imposible distinguirla de los arroyos polvorientos que atraviesan la ciudad.

Cooperantes civiles

Bono prometió ayuda y pidió que no se le juzgue por sus palabras, sino por sus hechos. España ya cuenta en Qual-i-Naw con un PRT (Equipo de Reconstrucción Provincial) con 125 soldados. Pero aún faltan los cooperantes civiles que deben acometer programas humanitarios.

Una delegación de la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) visitó el mes pasado la zona para evaluar sus necesidades. Sin embargo, aún se ignora cuántos, cuáles o cuándo vendrán. "Si la población local no ve pronto resultados, la expectación puede tornarse en frustración y la hospitalidad en hostilidad", reflexiona un alto cargo.

"Ya hemos logrado ganar la seguridad; ahora hay que ganar la credibilidad", explica el coronel Gumersindo Veiga, jefe del contingente. Bono le regaló ayer su reloj a un tendero que se negaba a cobrarle una hogaza de pan. Pero ganar la confianza de los afganos requerirá mucho más.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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