EE UU publica su primer informe sobre los abusos sexuales en prisión
Estados Unidos tiene a más de dos millones de personas en sus cárceles (sobre una población de casi 300 millones). Los reclusos negros pueblan las prisiones el doble que los hispanos y lo hacen en una proporción de cinco veces más con respecto a la población blanca. El Departamento de Justicia de EE UU hizo ayer público su primer informe estadístico sobre abusos y violaciones en las cárceles estadounidenses. Y advierte de que los datos pueden ser sólo la punta del iceberg, ya que la violencia sexual en las penitenciarías no suele ser denunciada por las víctimas.
El estudio concluye que se han recogido 8.210 incidentes sexuales en todas las instituciones penitenciarias del país el año pasado. "Los datos administrativos de que disponemos no dan una verdadera dimensión de la violencia sexual" en las cárceles, aseguran Allen Beck y Timothy Hugues, los expertos que han llevado a cabo la investigación. Esto es debido a una razón: existe un código de silencio entre los reclusos fundamentado en el miedo a las represalias, a la vergüenza pública y a la falta de confianza en los funcionarios de prisiones a la hora de denunciar ante las autoridades.
En el 42% de los asaltos sexuales se vieron envueltos los funcionarios de prisiones. Un 11% tiene que ver con acoso por trabajadores de las penitenciarías que resultaron en abusos. El 37% fueron actos sexuales no consentidos entre reclusos y el resto fueron contactos sexuales entre los internos que acabaron en violación. En los correccionales, las cifras son sobrecogedoras: los jóvenes sufren 10 veces más la violencia sexual por parte de los funcionarios que los adultos. El mayor número de denuncias de violaciones se sitúa en las cárceles de Tejas, con 550 casos sobre los más de 8.000 reportados.
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