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Blair no consigue apoyo para ampliar la detención preventiva a los sospechosos

Dos de los supuestos terroristas del 21-J llegaron como refugiados desde Somalia y Eritrea

Tony Blair no consiguió ayer convencer a la oposición para extender de las actuales dos semanas a tres meses la detención cautelar de los sospechosos de terrorismo. La segunda reunión del Gobierno y la oposición para pactar las nuevas medidas antiterroristas terminó con buenas palabras, pero sin acuerdo. El primer ministro y los líderes conservador y liberal-demócrata decidieron dejar las negociaciones para septiembre. Los investigadores encontraron ayer materiales químicos para fabricar explosivos en un garaje próximo a la vivienda de uno de los sospechosos de los ataques del 21 de julio.

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El líder de los conservadores, Michael Howard, declaró tras la entrevista a tres bandas celebrada en Downing Street que "tres meses de detención cautelar parece un periodo demasiado largo", aunque pareció mostrarse abierto a que se acabe extendiendo -de forma más moderada y a un periodo que no quiso precisar- las dos semanas de detención sin cargos que permite la legislación antiterrorista ahora en vigor. En parecidos términos se expresó el dirigente de los liberales-demócratas, Charles Kennedy. La extensión del plazo ha sido solicitada por las fuerzas de seguridad con el argumento de que en dos semanas es difícil probar la vinculación de algunos sospechosos con el terrorismo, dada la complejidad de este tipo de investigaciones.

Tampoco hubo acuerdo en la exigencia de la oposición de que las grabaciones policiales sean utilizadas como prueba ante el juez, a lo que se oponen los servicios de seguridad con el argumento de que pocas veces son aceptadas de manera concluyente por la justicia, por lo que no se consigue el objetivo último de que se condene al acusado y se desvelan datos sobra la manera en que trabajan la policía y los servicios secretos.

Mejores perspectivas se dibujan en otros aspectos de la negociación, como el paquete de medidas que pretenden introducir el delito de incitación al terrorismo, entre las que se incluye la posibilidad de actuar contra las librerías que distribuyan material que se consideren un fomento del terrorismo. El primer ministro anunció, en su última rueda de prensa antes de las vacaciones, que el Gobierno seguirá trabajando en el detalle de todas estas propuestas y que presentará un texto definitivo en septiembre. El Parlamento está en receso y Blair descartó que se vaya a convocar una sesión extraordinaria en agosto salvo que ocurran acontecimientos que así lo exijan.

Blair pareció especialmente enérgico en su última rueda de prensa. Aunque por unos instantes dio la impresión de que iba por fin a aceptar que la invasión de Irak ha podido jugar un papel en los atentados de este mes en Londres, acabó recitando de nuevo su tesis de que Irak es una excusa igual que antes se utilizaron otras para justificar el terrorismo y condenó con especial énfasis el terrorismo suicida.

El despertar del 11-S

"Hasta que no nos saquemos ese sinsentido de establecer algún tipo de equivalencia entre lo que estamos haciendo para ayudar a los iraquíes y a los afganos a construir su democracia y lo que hace esa gente matando a inocentes para darse un gusto, no conseguiremos confrontar esa ideología de la manera en que tenemos que hacerlo", dijo. El primer ministro también insistió en la importancia de seguir la lucha internacional contra el terrorismo. Después de los atentados del 11-S en EE UU, "una gran parte del mundo se despertó, aunque luego volvió a dormirse".

La caza de los cuatro hombres que intentaron atentar contra el metro y el autobús de Londres el jueves siguió deparando actuaciones en varios puntos de la capital. La policía localizó al este de Finchley (al norte de Londres) un coche Golf que probablemente había sido utilizado por uno de los terroristas, sin que aparentemente se encontraran explosivos. En un garaje cercano, en New Southgate, se encontraron materiales químicos con los que se podrían fabricar explosivos semejantes a los que había en una mochila abandonada por uno de los terroristas. El garaje está relacionado con el piso de Curtis House ocupado por uno de los fugados y visitado por otro de ellos.

Ayer se supo que ambos llegaron al Reino Unido siendo aún casi niños con sus familias, que entraron en el país como refugiados políticos. Yasin Hasan Omar, de 24 años, nacido en Somalia, llegó cuando tenía 11 y consiguió en 2000 un permiso indefinido de residencia. Vive desde hace un año en un piso en la planta novena de un bloque de 12 alturas en Curtis House, en la zona de Finchley, en la periferia norte de Londres. El ayuntamiento local ha pagado gran parte de sus alquileres durante varios años como ayuda social, lo que ha provocado la indignación de los tabloides.

Muktar Sain Ibrahim, de 27 años, conocido como Muktar Mohamed Sain, llegó de la actual Eritrea con 14 años. Pidió la naturalización en 2003 y, en septiembre del año pasado se le otorgó un pasaporte británico. La familia de Ibrahim se mostró ayer sorprendida por su relación con los ataques.

Policías británicos protegen la residencia de Tony Blair del de 10 Downing Street, en Londres.
Policías británicos protegen la residencia de Tony Blair del de 10 Downing Street, en Londres.EFE

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