'Sprint' final gallego
Los profetas de la catástrofe se habrán llevado un chasco al leer el acuerdo de gobierno entre el Partido Socialista de Galicia y el BNG, que los líderes de ambas fuerzas firmaron el fin de semana. En los documentos no aparece por ninguna parte ese programa de gobierno radical destinado a "romper España"; más bien se trata de un compendio de propuestas sensatas de regeneración democrática, modernización económica y avance del autogobierno de Galicia.
Antes de cumplir el programa, parece que lo primero que tendrán que hacer socialistas y nacionalistas, cuando tomen posesión los próximos días, será desactivar el campo de minas sembrado por sus antecesores del PP. Desde el día siguiente a la confirmación de los resultados electorales, el Ejecutivo en funciones se ha lanzado a la carrera para dejar comprometido buena parte del presupuesto y enlodar el camino a sus sucesores. La penúltima decisión, y tal vez la más controvertida, ha sido dejar adjudicadas las licencias para la emisión de dos cadenas de televisión digital terrestre de ámbito autonómico.
El PP gallego inició los trámites del concurso con las elecciones ya convocadas. Ahora lo resuelve en el último suspiro y con criterios muy poco explicados. El sprint final de los 15 años de Fraga puede acabar en lo esperpéntico si sigue adelante con el propósito de convocar mañana un Consejo de Gobierno, justo antes del inicio de la sesión de investidura del nuevo presidente socialista. En ese consejo se estudiaría la concesión de otra remesa de 63 licencias de televisión local y 72 de radio, además de un proyecto para blindar sueldos y cargos de los funcionarios con puestos de libre designación.
La única defensa que esgrime Fraga en este asunto es evocar la actuación del Gobierno que le precedió, encabezado por un socialista, cuando había adjudicado licencias de radio la víspera de las autonómicas de 1989. El ejemplo delata al todavía presidente. Porque basta con recordar también la justamente airada reacción que tuvo entonces el PP y trasladar los argumentos a lo que hace ahora su Gobierno interino.
Fraga tiene muy a mano y bien reciente la doctrina jurídica de "potestades limitadas" sobre los límites que no puede sobrepasar un Ejecutivo en funciones. Se la expuso hace unos días su propio Consello Consultivo al advertirle de que no puede tomar medidas simplemente invocando su urgencia, sino que ésta ha de "acreditarse de forma debida". Pero lo único que invoca el presidente en funciones es su propia conciencia, que dice tener "muy tranquila". Y con esa entereza de ánimo se dispone a "cumplir con el deber" hasta que el árbitro pite el final.
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