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LA LUCHA CONTRA LOS INCENDIOS

España despide a los 11 muertos del incendio

El Gobierno y las principales instituciones del Estado acompañan a las familias de las víctimas en el funeral

F. Javier Barroso

El funeral oficiado ayer por el obispo de Sigüenza-Guadalajara, José Sánchez, y el arzobispado primado de España, Antonio Cañizares, junto con 50 sacerdotes de la provincia, congregó en la iglesia del Fuerte de San Francisco, en Guadalajara, a representantes del Gobierno, de las principales instituciones del Estado y de los partidos políticos con representación en el Congreso de los Diputados. Todos acompañaron al centenar de familiares de las 11 víctimas que murieron cuando intentaban apagar el incendio en el municipio de Riba de Saelices. En la puerta de la iglesia, se concentró un grupo de vecinos que silbaron y aplaudieron (con división de opiniones) a los distintos dirigentes políticos que accedían al templo para asistir al funeral.

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El coordinador general de IU, Gaspar Llamazares, fue el primer político que entró en la iglesia entre los pitidos de los vecinos que se reunieron en el lugar. Después, Mariano Rajoy, presidente del PP, acompañado de los diputados del mismo partido Rafael Hernando, Luis de Grandes y José Ignacio Echániz, accedió a la iglesia entre aplausos y algunos silbidos.

El Gobierno de Castilla-La Mancha asistió en pleno al funeral. La última en entrar a la iglesia fue Rosario Arévalo, la consejera de Medio Ambiente responsable de la extinción de incendios en la Comunidad que presentó el pasado jueves su dimisión al presidente castellano-manchego José María Barreda.

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Algunos vecinos abuchearon en un principio a Arévalo mientras que otro grupo de personas aplaudió a la consejera de Medio Ambiente. La consejera socialista giraba la cabeza y mostraba un gesto de agradecimiento hacia aquellos de los congregados que le mostraban su afecto.

El presidente del Congreso, el socialista Manuel Marín, y la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, esperaron a la puerta de la iglesia a los príncipes de Asturias, don Felipe y doña Letizia, mientras los ministros de Defensa, José Bono, y de Medio Ambiente, Cristina Narbona, entraban en el templo. La llegada de Bono, que fue durante muchos años jefe del Ejecutivo castellano-manchego, fue mayoritariamente jaleada con gritos de "¡Presidente, presidente¡" y pocos silbidos. Pero a la salida, los desafectos parecieron ponerse de acuerdo en bramar un "¡Bono dimisión!", que acalló los aplausos.

Los príncipes de Asturias entraron al templo con gesto serio, rodeados de los miembros del Gobierno y de responsables de la Casa del Rey. Al funeral también acudieron los representantes de las principales institucionales judiciales de España: María Emilia Casas, presidenta del Tribunal Constitucional, y Francisco José Hernando, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial.

Cuando la misa funeral había comenzado, un grupo de 21 trabajadores de extinción de incendios forestales intentó acceder a la iglesia, pero agentes del Cuerpo Nacional de Policía se lo impidieron ya que no había "espacio dentro", según explicaron. Los trabajadores recibieron el aplauso de los vecinos reunidos en el lugar, que reprocharon la conducta de la policía al no dejar pasar a quienes eran "los héroes de la tragedia".

Tras un enfrentamiento a voces que duró unos 10 minutos, pues los trabajadores de extinción de incendios pedían estar en el lugar que ocupaban los políticos en la iglesia, los concentrados decidieron sentarse en un lateral del centro para esperar la salida de los familiares de los fallecidos a los que querían mostrar su apoyo.

Entre las personas que asistieron ayer al funeral se encontraban familiares de Jesús Abad, único superviviente de la tragedia: uno de los conductores de los vehículos del retén de Cogolludo que, tras sufrir un accidente con su camión cuando intentaba huir de las llamas, se refugio bajo otro coche y logró escapar del infierno de fuego y humo en que se convirtió el Rincón del Jaral, una zona de barrancos de Riba de Saelices.

Los trabajadores que intentaron acceder a la iglesia se quejaron a las puertas del templo: "Nosotros somos los que tenemos que entrar, y no los que están con la corbata ahí dentro. Nuestros compañeros son los que han muerto. Seguro que hay sitio para 15 de nosotros", señaló David Nuevo, novio de Mercedes Vives, la única mujer fallecida que pertenecía al retén de Cogolludo.

Los retenes se quejaron en las puertas de la iglesia de la falta de medios y de formación para combatir los fuegos forestales: "Nos dejan allí abandonados en medio del monte y nadie se preocupa de saber cómo estamos ni siquiera si estamos preparados para meternos en un incendio de grandes dimensiones", comentaron.

En la misa, el obispo de Sigüenza-Guadalajara señaló que todos estaban muy consternados ante la muerte de las 11 personas "llenas de salud, de vida y de juventud, dedicadas permanente o temporalmente al noble servicio de protegernos y de proteger nuestro entorno natural del efecto mortal y devastador del fuego descontrolado, [que] perecieron en un instante, sorprendidos por un fuego de unas proporciones y efectos que no acertaron a prever o a calcular y que les pilló como a traición sin posible defensa ni escapatoria".

El obispo José Sánchez señaló a los reunidos en el funeral: "Sólo pensar en su muerte y en el modo de la misma, nos causa una pena tan honda y un dolor tan intenso que nos sobrecoge. Pero si, además, pensamos en la magnitud, la hondura y la intensidad del dolor y del sufrimiento de quienes lloran su muerte, su separación y el vacío que dejan en sus corazones, en sus familias y sus hogares, ¿quién no se siente conmovido y solidario con quienes sufrís más de cerca la muerte de vuestros seres queridos, vuestros familiares, compañeros y amigos?".

La misa terminó a las 21.30 sin que fuera del templo se produjeran incidentes reseñables, gracias a un fortísimo despliegue policial. Un pequeño grupo gritó "¡fuera, fuera!" a los representantes del Gobierno que salían del funeral. También hubo gritos de "¿Dónde está ZP?". Más abajo, donde esperaban los retenes que no pudieron entrar, se vociferó: "¡Barreda dimisión!". Sólo hubo un grito unánime: "¡Viva los retenes!".

David Nuevo (con barba), novio de la única fallecida, y otros miembros de retenes discuten con varios agentes.
David Nuevo (con barba), novio de la única fallecida, y otros miembros de retenes discuten con varios agentes.ULY MARTÍN
De izquierda a derecha, los ministros Bono y Narbona, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y el presidente del Congreso, Manuel Marín.
De izquierda a derecha, los ministros Bono y Narbona, la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega y el presidente del Congreso, Manuel Marín.EFE

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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