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Reportaje:EL INCENDIO FORESTAL MÁS TRÁGICO EN 20 AÑOS

"Ahora toca esperar a la naturaleza"

Técnicos medioambientales abogan por evaluar y seleccionar las acciones en el pinar arrasado

Patricia Ortega Dolz

Ninguno de los hoy vivos volverá a ver el pinar de Guadalajara como estaba hace cinco días. Harán falta más de cien años para que esa zona vuelva a ser lo que fue o algo parecido, según los expertos. Un total de 13.000 hectáreas de monte arrasadas por el fuego. ¿Y qué hacemos ahora?

Para saber lo que hacer hay que conocer el terreno, saber lo que había y saber cómo puede responder. Hay que saber que el pinar resinero que inundaba esos montes es una especie seminatural de la zona. Hay que rescatar algo de su historia y recordar que esas tierras que se apropió en su día el duque de Medinaceli, las vendió después a Calixto Rodríguez, fundador de la Unión Resinera Española (URE). Y que durante decenas de años los habitantes de los pueblos vivían del monte: de sacar resina para combustible, y de ahí la gran potenciación de esa especie. Y no hay que olvidar que los habitantes de esos pueblos, hoy casi despoblados, gastaban mucha leña en invierno y tenían rebaños de ganado que pastaban esos montes. Es decir, vivían por y para el pinar, en una simbiosis perfecta y muy cuidada hasta hace 60 años. Cuando se fue Resinera se abandonó todo.

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"Hasta hace cinco días nos encontrábamos en esa etapa, en la que el cambio de las formas de vida había dejado que la naturaleza proliferase a sus anchas. Se deja de resinar, no hay gente en los pueblos, no hay ganado, y la biomasa (la cantidad de vegetación en relación al espacio) es enorme y el monte está lleno de leña muerta y de matas que antes no había", dice Ignacio Izquierdo, ahora agente forestal de la Comunidad de Madrid, pero hasta hace poco y durante 10 años lo fue en Guadalajara. "Ahora, tras el desastre, va a haber dos bandos. Unos van a querer meter las máquinas y repoblar todo de pinos porque es lo que había. Y otros van a abogar por dejar a la naturaleza que siga su curso. En mi opinión, hay que combinar las dos opciones si no queremos sembrar otro polvorín. El pinar es de los ayuntamientos pero la gestión pertenece a la comunidad autónoma. Se está a tiempo de decidir lo que se quiere que sea eso en un futuro y gestionarlo bien", asegura.

Y en el corto plazo... "Hay que sacar toda la madera quemada. En un incendio como este, que son de copas y muy rápidos, muchos troncos no estarán carbonizados, y la madera interior está sana. Eso no son más que futuros nidos de insectos xilófagos (que se comen la madera) y que, si proliferan, pueden afectar a árboles sanos", explica Francisco Javier Cabezos, coordinador estatal de agentes forestales de CC OO, que se molesta en advertir de que "eso no significa tirar esa madera o malvenderla".

Y continúa: "En las zonas de pendiente hay que intervenir para evitar escorrentías, es decir, que el suelo fértil sea arrastrado por las lluvias hasta los ríos. Porque recuperarlo luego es más difícil". Esta operación, según explica Cabezos, se realiza de manera manual y se llama table-estacado: se introducen cuñas de madera en el monte sobre las que se asientan unas tablas que retienen la tierra.

Cabezos coincide con Izquierdo y con todos los expertos consultados. "Hay que esperar y ver cómo evoluciona. Analizar el comportamiento del entorno y actuar sólo donde sea necesario. En primavera saldrán las primeras herbáceas. La naturaleza se defiende y todas las yemas latentes empiezan a salir a la vez sacando muchos brotes. Paciencia y dejar las máquinas quietas de momento, como último recurso".

"Siendo realistas y sabiendo que la vida nunca va a ser como hace 60 años, repoblar todo de pinos es avocarnos a situaciones parecidas en un futuro. Así que quizá pueda hacerse en algunas zonas en las que se vea que la naturaleza no responde. Pero en las que reaccione hay que dejarla, porque hará su propia selección natural y las especies que surjan estarán mejor adaptadas a ese medio que cualquiera otra. Incluso, sin la competencia del pino, surgirán otras como el roble, que son propias de la zona. La mezcla de especies es, en sí misma, una prevención contra incendios", explica Izquierdo.

El biólogo de la Universidad de Alcalá de Henares y presidente de la asociación ecologista de Guadalajara Dalma, Marco Antonio Nieto, cree también que la recuperación de la zona pasa ahora por "esperar a la naturaleza y ayudarla después"

Los actuales guardas forestales de la zona temen hablar: "Los políticos están ahora trepando como las ratas por el mástil del barco cuando se hunde", dicen. Pero el sentir colectivo es que todos estaban esperando a que sucediese algo parecido, "quizá nadie imaginaba la enorme tragedia ni la dimensión del incendio, pero cada año que pasaba pensábamos que nos habíamos salvado", son los comentarios generales. "La Administración lo sabía, pero nunca había dinero".

Entrada a la cueva de Los Casares, donde se inició el incendio el pasado sábado.
Entrada a la cueva de Los Casares, donde se inició el incendio el pasado sábado.EFE

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Sobre la firma

Patricia Ortega Dolz
Es reportera de EL PAÍS desde 2001, especializada en Interior (Seguridad, Sucesos y Terrorismo). Ha desarrollado su carrera en este diario en distintas secciones: Local, Nacional, Domingo, o Revista, cultivando principalmente el género del Reportaje, ahora también audiovisual. Ha vivido en Nueva York y Shanghai y es autora de "Madrid en 20 vinos".

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