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Treinta años para pasar de la economía del petróleo a la economía del hidrógeno

Expertos de las energías de automoción reunidos en Bilbao imaginan el futuro sin gasolina

Las energías que permitirán superar en los coches el agotamiento de las reservas de petróleo de aquí a veinte años ya están elaboradas o en pleno desarrollo. Los expertos industriales de la automoción reunidos la semana pasada en Bilbao, en el primer congreso sobre la innovación tecnológica para los vehículos, consideran que el hidrógeno es la única alternativa global y durable al petróleo. Pero mientras se alcancen las tecnologías que permitan manejar el hidrógeno, el gas natural, los vehículos híbridos y los biocarburantes proporcionarán susstitutos viables a la gasolina.

Los expertos consideran que, al ritmo actual, quedan unos 20 años de explotación del petróleo antes del agotamiento total de las reservas naturales. La cuestión es saber si contaremos entonces con las tecnologías necesarias para circular sin gasolina o gasóleo. "Hay una pregunta que siempre se hace al técnico, y a la cual nunca le gusta contestar: ¿Cuándo estará madura esta nueva tecnología?", señala Según Juan José Alonso, director del cluster de Energía. Los especialistas en esta materia aplicada a la automoción afirman que las tecnologías que permitirán vivir sin petróleo ya existen, aunque unas están más desarrolladas que otras.

- El hidrógeno. "Si tuviera que fabricar un combustible, elegiría el hidrógeno". Jesús Casanova, catedrático en Motores Térmicos, apuesta por este componente del agua como sustituto global al petróleo, como la gran mayoría de los expertos. Su ventaja es que es inagotable -es el elemento químico más abundante en la tierra- y que su uso no contaminaría. El principal problema es que no existe como recurso natural inmediatamente utilizable, sino que se debe fabricar. "Actualmente, la fabricación del hidrógeno no es ecológicamente rentable", indica este catedrático. La energía que requiere su obtención supera el beneficio ecológico de su utilización. Todavía hay que aprender a manejarlo, pero el objetivo es claro: "De aquí a 20 o 30 años, se empezará a desarrollar una economía del hidrógeno".

- Los biocarburantes. Son combustibles que se obtienen, directa o indirectamente, de recursos biológicos (aceite de girasol, biomasa, etc.). Ya existen y se utilizan, pero nunca serán suficientes para sustituir al petróleo. "Si se emplease toda la superficie cultivada que se utiliza hoy para la alimentación, sólo se alcanzaría un 15% de las necesidades energéticas", precisa Miguel Fraile, director de programas institucionales de Iveco -la empresa productora de los vehículos industriales de Fiat-.

- La hibridación. Consiste en combinar un motor de gasolina o de diésel con otro eléctrico. Suman las ventajas de los motores tradicionales en la carretera a las ventajas ecológicas de la electricidad en el medio urbano. "La tecnología está madura, pero los vehículos híbridos son mucho más caros", matiza Jesús Casanova. Según afirmó en su conferencia, "en los próximos años vamos a ver la introducción en el mercado de este tipo de sistemas en casi todas las marcas".

- El gas natural. Es la alternativa que permitirá vivir la transición entre el fin del petróleo y la generalización del hidrógeno. Alfredo Martín, responsable marketing y producto del gas natural en Iveco, defiende "una tecnología que ya existe, que los mercados han visto y aprecian". Lo que falta son estaciones de carga pública. Pero si se consume el gas a la velocidad con que se ha consumido el petróleo, las reservas sólo durarán 20 ó 30 años.

Los años que vienen verán la coexistencia de estas cuatro tecnologías, y las que se inventen, hasta que el hidrógeno se convierta en el nuevo petróleo, afirman los expertos. Pero el petróleo aún resistirá. A pesar de los aumentos de precio, todavía es mucho más barato que las energías alternativas, y todas las infraestructuras automovilisticas están organizadas a su alrededor. Lleva un siglo de ventaja y será muy lento cambiar las costumbres, anuncian los expertos.

El transporte público suele ser el primero en probar las nuevas técnicas de propulsión. Es mucho más sencillo aplicar nuevas tecnologías a los autobuses urbanos porque hacen siempre el mismo recorrido y aparcan en el mismo lugar.

Para que se generalicen estas tecnologías, habrá que contar con un fuerte impulso política. En opinión de Jesús Casanova, es preciso facilitar el desarrollo de las energías de sustitución mediante ventajas fiscales. Toma el diésel como ejemplo: "No se compra porque contamina menos, sino porque es más barato para el usuario", indica. Y añade que el hecho de que el precio del petróleo se duplique ayudará a la investigación.

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