"Le sorprendió una bola de fuego y vio a sus compañeros arder"
La mujer del único superviviente de la tragedia de Guadalajara relata a EL PAÍS la experiencia sufrida por su marido
Jesús Abad es el conductor del camión autobomba que quedó atrapado entre las llamas en compañía de otros 11 compañeros (dos agentes medioambientales, funcionarios de la comunidad de Castilla-La Mancha y nueve retenes).
Jesús salvó la vida y, en medio del fuego, vio cómo las llamabas mataban al resto de sus compañeros. Es la única persona que puede reconstruir el calvario sufrido por un retén que entró a combatir el fuego y quedó atrapado en él. Ayer, Jesús, el conductor, se recuperaba de las heridas (alguna quemadura y fractura de costillas) en la séptima planta del hospital universitario de Guadalajara.
Su esposa le acompañaba. No quería hablar, ni recordar un incendio que a punto estuvo de dejarla viuda. Pero al final, detalló a este periódico algunas de las circunstancias que su marido vivió unas horas antes y que había comentado a su familia durante los primeros momentos de su convalecencia en el hospital.
"El peor momento lo vivió al levantarse y ver a todos sus compañeros muertos"
"De repente sucedió algo extraordinario y se vieron sorprendidos por el incendio"
"De repente, según me ha dicho, les sorprendió una gran bola de fuego y vio cómo sus compañeros empezaban a arder. Él salió del camión tirándose por la ventanilla del copiloto y pudo refugiarse debajo del vehículo. Como estaba chorreando agua, se pudo salvar".
Es el primer capítulo de un episodio que rondará toda la vida por la cabeza del conductor del camión que se adentró en la zona amenazada por el fuego.
"El peor momento", continúa la mujer, "lo vivió al levantarse y ver a todos sus compañeros muertos. Todavía no se ha recuperado de este trago y lo está pasando muy mal".
Jesús Abad apenas pudo dormir en la noche del domingo al lunes recordando la pesadilla que había vivido. "Lo único que ahora me interesa es que mi marido se recupere y supere toda esta pesadilla".
Ayer recibió algunas visitas de las autoridades. Entre ellas, la del presidente de Castilla-La Mancha, el socialista José María Barreda, que pudo hablar con Jesús Abad, del retén de Cogolludo que acudió a combatir el fuego en la mañana del domingo. El único que escapó vivo de aquella trampa mortal.
El conductor explicó al titular del Ejecutivo castellano-manchego que, junto a sus compañeros, se adentraron por un camino y que veían el fuego "a lo lejos". En ningún momento tuvieron la sensación de imprudencia, porque las llamas las tenían de frente y a una distancia de seguridad suficiente.
"De repente, sucedió algo extraordinario y se vieron sorprendidos por el incendio que rodeó a los vehículos. Ya no les dio tiempo a salir", explicó ayer Barreda. Algunos vecinos de Santa María del Espino escucharon tres potentes explosiones casi seguidas.
"Lo más seguro es que, como se trataba de una zona de pino resinoso, algún rescoldo se reavivara y les cogiera en medio", añadió el presidente castellano-manchego antes de anunciar que su Gobierno abrirá una investigación para esclarecer lo sucedido y aprender de los fallos.
El Ejecutivo de Castilla-La Mancha ha decretado tres días de luto por los 11 fallecimientos. El rey Juan Carlos transmitió ayer su pésame y solidaridad con los familiares de las víctimas. También hubo mensajes de condolencia de los presidentes de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, además de todos los consejeros de Medio Ambiente de todas las comunidades autónomas.
La titular de Medio Ambiente del Ejecutivo de Castilla-La Mancha, Rosario Arévalo, ha pedido comparecer en el Parlamento regional para explicar todo lo ocurrido.
Fuentes de la Delegación del Gobierno en Castilla-La Mancha señalaron ayer que la identificación de los fallecidos podría tardar en realizarse unas 48 horas, ya que hay que sacar los resultados de las pruebas de ADN a nueve de las 11 víctimas y a sus familiares. La información que recibieron las familias es que este proceso podría durar hasta siete días. La Guardia Civil espera adelantar todo el proceso el tiempo que sea posible, según fuentes del instituto armado.
El socialista José Maria Barreda permaneció todo el día en la zona del siniestro y visitó en compañía de la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, a los familiares de los fallecidos. Son ellos y la extinción del incendio, según explicó el presidente de Castilla-La Mancha, la prioridad de los Gobiernos regional y central.
Barreda agradeció las condolencias y las muestras de cariño constantes que ha recibido desde que se conoció la dimensión de la tragedia, empezando por la del rey Juan Carlos, el presidente del Gobierno, José Luís Rodríguez Zapatero, o los presidentes autonómicos de comunidades vecinas, como Madrid o Castilla y León. También la totalidad de los consejeros de Medio Ambiente que se pusieron a disposición de la consejera regional de ese departamento, Rosario Arévalo.
Ésta comparecerá a petición propia en las Cortes regionales para dar todos los detalles de lo ocurrido, información que conoce también puntualmente el presidente regional del PP, José Manuel Molina.
José Maria Barreda, después de anunciar los tres días de luto decretados por el Gobierno que preside, adelantó también que se procederá a la limpieza y regeneración de la zona afectada en el momento en el que se consiga extinguir el incendio.
Ayer se repitieron los momentos de tensión vividos la noche del domingo cuando algunos vecinos increparon a la vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de La Vega, al atribuirle responsabilidad en la supuesta tardanza de los medios públicos para la extinción del incendio de Guadalajara.
La vicepresidenta fue recibida con gritos de "¡fuera, fuera!" cuando llegó en la noche del pasado domingo al centro de emergencias instalado por el Gobierno castellano-manchego en Alcolea del Pinar (Guadalajara).
Un centenar de vecinos de algunos de los municipios afectados por el gigantesco incendio mostraron de esa manera su indignación y rabia al considerar que faltaron medios materiales y humanos para extinguir el fuego en el que murieron 11 personas. Los afectados también increparon al presidente de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José María Barreda.
El dirigente regional socialista se mostró en todo momento comprensivo con los que censuraron su actuación y con las criticas recibidas por parte de familiares de las victimas y los vecinos que tuvieron que dejar sus casas huyendo del fuego. "Es", señaló el presidente de Castilla-La Mancha, "comprensible por la tensión y la angustia que han sentido".
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