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Entrevista:EMILIO MORENO | Guía local

"Les advertí de que era una temeridad hacer fuego con un viento así"

Emilio Moreno Faved lleva medio siglo enseñando la Cueva de los Casares. Su rutina es siempre la misma. Cita a los grupos visitantes en el cercano pueblo de Riba de Saelices (Guadalajara), para conducirlos a este conjunto arqueológico. Ninguna de sus explicaciones sobre los grabados paleolíticos concitará nunca tanta atención de la Prensa como las que ahora puede dar sobre las causas del incendio que se originó el pasado sábado al pie de la cueva en la ribera del río Linares. Vio y reconvino al grupo madrileño que prendió la barbacoa sospechosa del incendio. Por tanto, es un testigo clave de este suceso.

Pregunta. ¿Cómo se inician los hechos?

Respuesta. Cuando yo entré en la cueva a las diez de la mañana, no había viento. Cuando yo salí, a las dos de la tarde, ya tenían el fuego hecho, y el viento era muy fuerte. Eran parte del grupo que había entrado a la cueva. Eran de Madrid. Normalmente son seis las personas que dejo entrar por grupo. En este caso, al fondo de la cueva sólo llegaron dos personas. El grupo lo constituían unas 17 personas. Y cuando yo salí de la cueva, ya tenían su barbacoa hecha.

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P. ¿Les reconvino?

R. Les dije que era una temeridad hacerla. Porque ya hacía bastante viento. ¿Y qué es lo que pasa? Que a lo mejor una barbacoa hecha con leña de encina no es lo mismo que una barbacoa hecha con arbustos del campo. No quiero acusar a nadie. Sólo quiero decir que les advertí de que aquello era una temeridad. Pero me dijeron que no era la primera vez que hacían una barbacoa. Y que eran expertos, gentes que conocían y amaban el campo.

P. ¿Dónde hicieron el fuego?

R. En una barbacoa de piedra, dentro de un merendero que ha hecho el parque del Alto Tajo. No hay ningún cartel en el que pusiera que estuviera prohibido hacer barbacoa, pero, claro, hay que ser conscientes de cómo estaba el día, y no estaba para barbacoas. No estaba prohibido, pero era de sentido común que ese día no debía prenderse una barbacoa.

P. ¿Ha prestado ya declaración ante la Guardia Civil?

R. Sí, les dije, ¿qué más queréis que os diga si una patrulla vuestra ya ha hablado con ellos? [el grupo de la barbacoa], pero me dijeron que lo querían por escrito. Les repetí que yo les advertí de que era una temeridad lo que estaban haciendo, pero que yo no tengo ninguna autoridad para decirles "no hagáis esto aquí".

P. ¿Por qué era tan peligroso aquel día hacer la barbacoa en un lugar habilitado para ello?

R. Por el fuerte viento que había. Que es que los de pueblo somos muy tontos. Pero decimos las cosas y luego no nos hacen caso. Podía saltar una pavesa a un rastrojo. Había mucho rastrojo. Una finca recién segada que está llena de pajilla... Eso es pólvora pura.

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