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Exteriores negocia con seis países para repatriar a los subsaharianos 'sin papeles'

El Gobierno ya ha cerrado un acuerdo con Ghana y ultima otros dos con Malí y Senegal

El Gobierno de Ghana se ha comprometido con el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, a ratificar un acuerdo de inmigración que permitirá la repatriación de los ciudadanos de aquel país que residen de forma irregular en España. León, que realiza una gira por varios Estados de África Occidental, negocia la firma de convenios similares con Malí y Senegal. El Gobierno también mantiene contactos con Camerún, Gambia y Guinea Conakry. Ahora, los inmigrantes procedentes de todos esos países no pueden ser repatriados porque sus Estados no los reconocen como ciudadanos.

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Sólo en los últimos 18 meses llegaron en pateras a España 3.326 malienses, 2.099 gambianos, 617 ghaneses, 598 ciudadanos de Guinea Conakry, 85 senegaleses y 62 cameruneses. En total, 6.725 personas, a las que la Administración ha entregado una orden de expulsión imposible de cumplir y que viven en la economía sumergida y la marginación.

La mayoría de ellas alcanzaron las costas españolas en lanchas que zarparon de Marruecos o del Sáhara Occidental, territorio ocupado por Marruecos desde hace 30 años, por lo que deberían haber sido repatriadas a este país en virtud del acuerdo de readmisión firmado por los Gobiernos de Madrid y Rabat el 25 de abril de 1992.

El artículo 1 del acuerdo estipula: "Las autoridades [marroquíes] requeridas readmitirán en su territorio, a petición formal de las autoridades fronterizas del Estado requirente [España], a los nacionales de países terceros que hubieren entrado ilegalmente en el territorio de este último procedentes del Estado requerido [Marruecos]".

Pero en los 13 años transcurridos desde la firma del documento, Marruecos sólo ha readmitido a 106 subsaharianos. Una cifra ridícula frente a los 25.000 que fueron interceptados en las costas españolas durante el mismo periodo.

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La ofensiva del Ministerio de Asuntos Exteriores intenta ahora repatriarlos directamente a su país de origen.

Dos frentes

Fuentes de Exteriores explican que las autoridades españolas están actuando en dos frentes. De una parte, promoviendo en la Unión Europea (UE) la firma de cláusulas de readmisión de inmigrantes irregulares con los países de la ACP (África, Caribe y Pacífico). De otra, abordando directamente la situación con los Estados del África subsahariana que no tienen convenios de este tipo con casi ningún país de la UE.

Las mismas fuentes aseguran que representantes de los ministerios españoles de Trabajo, Interior y Asuntos Exteriores viajaron hace una semana a Ghana para negociar un acuerdo de repatriación a cuya firma se han comprometido las autoridades del país africano.

El compromiso final lo obtuvo el martes pasado en Accra Bernardino León, después de suscribir un protocolo financiero por el que España aportará a Ghana 60 millones de euros (el 50% en Fondos de Ayuda al Desarrollo y el resto en créditos), más otros cinco millones como donación.

En un estado menos adelantado se encuentran las negociaciones con Malí y con Senegal, aunque los responsables de Asuntos Exteriores son optimistas respecto a un próximo acuerdo.

Para entender las reticencias de estos países a la hora de aceptar la repatriación de sus emigrantes basta echar una ojeada a su historia, su economía y su población. Martirizados primero por los traficantes de esclavos y después por las potencias europeas, que explotaron sus recursos a fondo, la emigración es una de las pocas esperanzas de supervivencia para sus habitantes.

En Ghana, antigua colonia británica encajada entre Burkina Fasso, Togo y Costa de Marfil, viven 21 millones de personas, cuya esperanza de vida no supera los 58 años. La tasa de mortalidad infantil está fijada en el 57,8 por 1.000.

En Malí, ex colonia francesa de 13 millones de habitantes, la mortalidad infantil se eleva hasta el 118,7 por 1.000 y la esperanza de vida es de 48,6 años.

Y en Senegal, ex colonia francesa de 10 millones de habitantes, la esperanza de vida no supera los 52,9 años.

En esos países, el Fondo Monetario Internacional ha aplicado durísimas políticas de ajuste, que han empobrecido aún más a la población.

La acción conjunta de todos estos males explica que los Gobiernos subsaharianos vean con buenos ojos la emigración de sus nacionales, que al cabo de un tiempo comienzan a enviar dinero a los familiares que se quedaron en el país. Sus divisas se han convertido en fuente de ingresos irrenunciable.

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