El 'sí' luxemburgués deja al tratado europeo en un limbo por tres años
En 2007 estará ratificado en 15 países, rechazado en 2 y pendiente en 10
El sí luxemburgués del pasado domingo a la Constitución permite que el proyecto de nuevo tratado de la UE siga con vida, pero quedará en el limbo al menos hasta después de las elecciones generales de 2007 en Francia y Holanda, los dos países que ya han rechazado el texto en referéndum. Hasta entonces, el futuro de la Constitución pactada por los Veinticinco es "incierto", como reconoce el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, con tres bloques de países con posiciones diferentes: 15 la habrán ratificado, 2 la habrán rechazado y otros 10 (Rumania y Bulgaria incluidos si entran en el club en 2007) estarán pendientes de tomar una decisión.
Las reacciones en la UE tras el sí de los luxemburgueses han sido variadas, pero con el denominador común de que es la primera noticia buena en un club sumido en la crisis desde que hace mes y medio se produjo el rechazo franco-holandés al texto, seguido de una cumbre en la que los Veinticinco fracasaron en su intento de pactar el marco financiero para 2007-2013.
El eje franco-alemán y sus aliados, como Luxemburgo o España, los dos únicos países que han ratificado el texto por referéndum, destacaron el mes pasado que había una división entre quienes persiguen la unión política de Europa y los que, como el británico Tony Blair, se contentan con el mercado único. Por eso, París, Berlín y sus aliados han saludado el sí luxemburgués como la prueba de que "la Europa política sigue estando de actualidad", según el presidente de la Eurocámara, Josep Borrell.
Los socialistas europeos, y especialmente los españoles, han interpretado el sí de Luxemburgo como la demostración de que "hay que seguir combatiendo por mantener el proceso de ratificación", según el alemán Martin Schultz, líder de los eurodiputados socialistas. "Abre un nuevo capítulo en el proceso", añade Enrique Barón, el jefe de los socialistas españoles.
Menos optimista, Barroso sostiene que "el futuro de la Constitución es incierto tras los noes de Francia y Holanda", pese a que, tras el sí luxemburgués, ya son mayoría los países (13 de 25) y la población (más del 51%) que la han ratificado. Sin embargo, el propio texto señala que, para entrar en vigor, se necesita la unanimidad. Por eso, tras el no franco-holandés, ocho países (Reino Unido, República Checa, Dinamarca, Irlanda, Polonia, Portugal, Suecia y Finlandia) metieron en el congelador sus procesos por miedo al efecto contagio de ambos rechazos. El nuevo tratado aclara que si cuatro quintas partes de los países lo han ratificado (hoy serían 20 de 25) y otros tienen problemas para hacerlo, el Consejo Europeo (los líderes) decidirá qué hacer.
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