Cien diputados socialdemócratas se rebelan contra los planes de Schröder
La intención del canciller de adelantar las elecciones cosecha críticas en su propio partido
La intención del canciller alemán, Gerhard Schröder, de perder la cuestión de confianza que planteará mañana ante el Bundestag (Parlamento) cada vez recibe más críticas de propios y ajenos. Al menos 100 de los 251 diputados socialdemócratas van a votar a favor del canciller -es decir, en contra de lo que el canciller quiere-, según el cálculo del diputado Peter Dreßen. Schröder informó ayer a sus ministros en una reunión confidencial de sus motivos para plantear la cuestión de confianza y les propuso que se abstengan en la votación de mañana.
El Grupo Parlamentario Socialdemócrata ya recibió el martes la invitación de su presidente, Franz Müntefering, a abstenerse. "Se le puede expresar la confianza al canciller absteniéndose", dijo Müntefering en la reunión. El mismo Schröder se abstendrá. "El canciller no tiene confianza en sí mismo", se mofaba ayer la edición de internet del Frankfurter Allgemeine Zeitung (www.faz.net), aludiendo a las "formas cada vez más absurdas" que adquiere cada día la preparación de la cuestión de confianza.
El serio FAZ, poco dado a la jocosidad en sus páginas, titulaba ayer con sorna en su edición impresa: "Díscolos en el Grupo Parlamentario del SPD quieren expresar a Schröder su confianza". "Una farsa": así lo describe el diputado verde Werner Schulz, que ya ha anunciado que apelará ante el Tribunal Constitucional (TC) si el presidente federal, Horst Köhler, acepta disolver el Parlamento. Esto es lo que le pedirá Schröder cuando pierda la cuestión de confianza, con el argumento de que carece de margen de maniobra al frente del Gobierno.
Köhler está en la cuerda floja. La última vez que el Bundestag pasó por un lance similar, provocado por Helmut Kohl en 1982, el Constitucional limitó las posibilidades de la cuestión de confianza como manera de disolver el Parlamento.
El TC dijo expresamente que no se aceptará este recurso "cuando un canciller cuya mayoría suficiente en el Bundestag esté fuera de duda intente perder la cuestión de confianza en el momento que le parezca más propicio, para así disolver el Parlamento". Es exactamente lo que intenta Schröder.
El Bundestag alemán no tiene la capacidad de disolverse. Por eso políticos de diferentes partidos han barajado la posibilidad de cambiar la Ley Fundamental para que el camino a las elecciones anticipadas no sea tan tortuoso. Sin embargo, la enmienda constitucional no parece una opción que reúna consenso. De modo que el canciller intenta convencer de que su única alternativa es la cuestión de confianza, pero en realidad tiene otra mucho más sencilla y limpia: la dimisión. Su ego, asegura Spiegel Online en un artículo titulado "Por qué Köhler debe decir no", no le permite dimitir. "Quiere caer en combate", añade.
Köhler ha dicho que tendrá en cuenta la voluntad de los partidos, que quieren elecciones anticipadas. Pero el TC va a mirar con lupa su decisión y podría desautorizarle. Muchos juristas ya se han mostrado escépticos sobre esta vía.
El argumento de Schröder es la escasa gobernabilidad de que dispone. Pero hoy se demostrará nada menos que 40 veces -el número de votaciones previstas hoy en el Bundestag- que Schröder tiene una mayoría estable que vota en bloque sin discusión.
Si con la falta de margen de maniobra se refiere al bloqueo continuo de la oposición en el Bundesrat (Cámara de representación territorial), ésa es una situación que perdura desde hace tres años y no surgió de repente la noche del 22 de mayo, cuando el canciller decidió iniciar este proceso tras el fracaso electoral en Renania del Norte-Westfalia.
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