Rey Herreros
El alero le da el título al Madrid al completar una remontada histórica de ocho puntos en el último minuto y apuntillar al Tau
Una canasta es a veces tan definitiva como un disparo a quemarropa. Lo fue la que ayer consiguió Alberto Herreros en Vitoria, cuando el pabellón entero cantaba ya la victoria del Tau. Herreros, como siempre, como viene haciéndolo desde que debutó en la élite del baloncesto español hace 17 años, se fue a la esquina y desde allí, a sólo seis segundos para el final, anotó un triple que le da el título de Liga al Real Madrid, que ganó el partido por 69-70. Apenas llegó a jugar tres minutos y sólo lanzó una vez. Suficiente. Suya fue la última palabra, la de un jugador de 36 años que en cualquier circunstancia se ha distinguido por asumir el peso de la responsabilidad con todas las consecuencias.
El de Herreros fue el último golpe de teatro en una final disputadísima, con cinco agitados partidos, cargada de tensión, de reproches hacia los árbitros y en la que estrellas como Macijauskas, Scola o Reyes se han lucido y se han apagado de manera intermitente. Fue también un triunfo que llegó cuando ya nadie apostaba un euro por el Madrid. Faltando menos de un minuto para el final, el Tau ganaba por ocho puntos (69-61). El desplome del equipo de Dusko Ivanovic a partir de aquel instante fue descomunal. Perdió balones tontamente y se desenchufó por completo. Un error imperdonable frente a un equipo como el que es ahora el Real Madrid. Con Boza Maljkovic en el banquillo, el Madrid jamás baja la guardia. Lo demostró ayer. Aprovechó todas y cada una de las opciones que le brindó el Tau. Gracias al título, el Real Madrid sale del túnel de cinco años en el que estaba metido tanto por la orfandad de títulos -la última Liga la conquistó en el Palau Blaugrana en 2000 y la última Copa en 1993 en A Coruña- como por la falta de cuajo de sus proyectos, expuestos a los múltiples cambios tanto de personas, como de estrategia, como de apoyo.
Para el Tau, la final significaba en cualquiera de los casos un punto y aparte. Se va su entrenador Dusko Ivanovic, que recalará en el Barcelona. Y es probable que algunos de sus bastiones como Calderón o Scola también abandonen el club. Por eso la derrota, si cabe, es doblemente amarga para el magnífico equipo vitoriano. Y un broche soberbio para Herreros.
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