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El tren cremallera de Montserrat baja la tarifa para atraer usuarios

El servicio que une Monistrol con el monasterio ha perdido pasajeros este año

En abril del pasado año, 48.700 personas subieron en el tren cremallera a Montserrat. Abril de 2005 se ha cerrado con una cifra muy inferior: 39.546. El servicio no arranca y el precio no es ajeno al fracaso de un proyecto que nunca tuvo padrinos conocidos. El primer consejero, Josep Bargalló, visitó el monasterio benedictino la pasada semana. Comió con el abad, Josep Maria Soler, y prometió una rebaja en el precio del cremallera.

La empresa del tren cremallera está gestionada por Ferrocarrils de la Generalitat, que ha declinado dar las cifras globales de la explotación. Las de usuarios, que sí están disponibles, muestran una tendencia clara y constante: a la baja. Subir a Montserrat en cremallera cuesta 3,80 euros. El billete de ida y vuelta es más económico: seis euros. Para un grupo de cuatro personas que suba en coche, el dilema es sencillo: o pagar 24 euros o subir en coche y pagar cinco por el aparcamiento. El resultado lo dan las cifras: el aparcamiento está lleno y el cremallera no se llena ni en abril, cuando se celebra la festividad de la Virgen de Montserrat.

El tren de cremallera nació con la oposición de los partidos de izquierda y el apoyo casi exclusivo de CiU. Luego, su construcción resultó también polémica porque se dispararon los costes en más de 14 millones de euros y, además, la dirección anterior se había olvidado de comprar una máquina para emergencias. Para que nada faltara, se produjeron varias averías en el periodo de pruebas.

El Gobierno actual decidió apostar por una inversión sin marcha atrás y el consejero de Política Territorial visitó Montserrat utilizando el cremallera poco después de haber sido nombrado. Lo hizo acompañado del presidente de Ferrocarrils de la Generalitat, Joan Torres, que ha agilizado hasta donde ha podido la gestión, sin lograr remontar la tendencia a la baja.

Los usuarios del cremallera apenas representan un tercio de los visitantes de la montaña. El año pasado fueron el 32,65%. En lo que va de año, este porcentaje ha caído al 31,17%.

Los gestores del cremallera ya habían previsto la medida ahora anunciada por Bargalló: la rebaja de la tarifa, pero entendían que se necesitaba una segunda medida complementaria: el aumento del precio del aparcamiento y la reducción del espacio dedicado a éste. Se había logrado una especie de pacto. De hecho, el aparcamiento ha subido de precio (de cuatro a cinco euros) y ha reducido el tiempo gratuito (de una hora a media), pero las cifras son claras: la diferencia sigue jugando a favor del coche y contra el cremallera.

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