En junio no salga sin el abrigo
El 21 de junio, el día más corto y oscuro del año, hubo temperaturas de 4 grados centígrados, algo habitual en estas fechas. Por el día, bufandas, gorros y abrigos llenan las calles de las ciudades, colegios y farmacias registran ausencias debido a una gripe especialmente agresiva este año mientras que las farmacias "hacen el enero" vendiendo jarabes y pastillas antigripales. Pero no todo son malas noticias, y ya muchos están deseando que llegue julio para volar a las estaciones de esquí donde la nieve se acumula.
¿El mundo al revés? No, o tal vez sí, estamos en Argentina. Simplemente, la vida en el hemisferio sur depara estas sorpresas en el calendario y, mientras en España se habla de sequía, peligros de la exposición al sol y la inevitable historia del peligro de contraer hongos en las piscinas si no se usa el calzado adecuado, los argentinos se preocupan de los problemas energéticos provocados por la demanda de combustible para las calefacciones en un invierno muy duro en algunas zonas.
Y es que, a pesar de que las previsiones subrayen que Buenos Aires mantendrá su media habitual en torno a los 10 grados durante julio y agosto, en el centro y sur del país las temperaturas registradas históricamente han descendido y el nivel de lluvias se ha incrementado, lo que ha provocado problemas de suministro en empresas y particulares en diversas zonas del país. La cosa no está para bromas. El pasado martes la empresa Gas Natural BAN -participada por la española Gas Natural- convocaba una reunión de emergencia para tratar de atajar cuanto antes los problemas derivados del desfase generado entre oferta y demanda. En el sur argentino se han producido restricciones y cortes debidos a diversos incidentes que, según recoge la prensa, han dejado sin luz al 70% a la localidad de Río Gallegos durante varios días.
Además de incomodidades, el mal tiempo también está provocando tragedias. Durante 13 días consecutivos más de 2.500 camiones de gran tonelaje han quedado bloqueados en el acceso a la cordillera de los Andes cuando trataban de cruzar a Chile a causa de las fuertes nevadas. Los camioneros al principio se lo tomaron con filosofía y combatieron el frío organizando parrilladas y cantando, pero poco a poco el cansancio de una situación que parecía no resolverse comenzó a hacer mella. El pasado miércoles fallecía Carlos Pereyra Chávez, un conductor brasileño de 47 años que moría en la cabina de su camión de un infarto mientras aguardaba a que el vehículo fuera desbloqueado. Los médicos apuntaron a que la hipotermia y la ausencia de oxígeno debido a la altura pudieron influir fatalmente en su sistema circulatorio. Entonces muchos se acordaron de que pocas semanas antes, al otro lado de la cordillera, unos 500 soldados chilenos fueron sorprendidos por una tormenta de nieve como no se había visto otra desde hacía tres décadas y 41 militares se perdieron y murieron congelados.
Como siempre ocurre en la vida, lo que para unos son dificultades, para otros son ventajas. La temporada de esquí se ha inaugurado hace apenas diez días con unas expectativas como hacía años que no se veían. La combinación de alojamientos de calidad, kilómetros y kilómetros de zonas esquiables de nieve virgen y, sobre todo, unos precios muy competitivos, han colocado a Argentina como una alternativa sólida al veraneo de europeos y estadounidenses, pero no para ir a la playa, sino para esquiar. ¿El mundo al revés? Tal vez. Este corresponsal todavía no ha logrado comprobar aquello de que el agua gira el revés en los sumideros del hemisferio sur, como nos contaban en el colegio, pero lo de salir a la calle con el abrigo a las puertas de julio (que será aún más frío) causa cierta desorientación. "Eso no es nada", apunta un colega, "espera unos meses a comerte el turrón y los mazapanes a 30 grados".
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