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Los socialistas búlgaros apartan del poder a Simeón, según los primeros resultados

El previsible ganador, Stanishev, defiende un Gobierno de amplia base ante el ingreso en la UE

Guillermo Altares

Los socialistas consiguieron anoche una estrecha mayoría en las elecciones legislativas de Bulgaria, según los resultados parciales, por encima del movimiento liderado por el primer ministro, el ex rey Simeón, que, a pesar de los buenos resultados económicos logrados por su Gobierno, recibió un voto de castigo. Lejos de la mayoría absoluta, el líder socialista, Sergei Stanishev, hizo un llamamiento a la formación de un Gobierno de unidad para llevar a cabo las reformas exigidas por la UE, sin las cuales podría retrasarse el ingreso, previsto para 2007.

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difundidos anoche con el 64% escrutado, un 31,44% de los votos, que le podrían proporcionar en torno a 87 escaños, cuando la mayoría absoluta está en 121. El Movimiento Nacional Simeón II (MNSII) obtuvo un 21,11% frente al 43% de 2001, mientras que el partido que representa a la minoría turca, el Movimiento de los Derechos y las Libertades (MDL), que apoyaba al Gobierno de Simeón Sajonia-Coburgo, se situó en tercer lugar con el 9,5%.

Ataka (Ataque), una formación xenófoba que entra por primera vez en el Parlamento, ha logrado convertirse, con el 8,69% de los votos, en la cuarta fuerza del Parlamento y podría reunir una veintena de escaños. Las Fuerzas Democráticas Unidas (FDU), el principal partido de una derecha que se ha presentado muy dividida a los comicios, consiguió el 8,04%. La participación fue del 63%, con seis millones de electores.

Aunque el número de escaños puede variar con los resultados definitivos, que se conocerán hoy, el BSP se ha quedado muy lejos de la mayoría absoluta. El joven líder socialista Sergei Stanishev, de 39 años, que ha logrado dar una imagen de modernidad y cambio a un partido heredero de los comunistas y que estaba en la oposición desde 1997 cuando fue expulsado del poder por una revuelta popular provocada por la crisis económica, pronunció anoche en Sofía un discurso solemne con una cara de circunstancias, que reflejaba más la preocupación ante el riesgo de inestabilidad política que una victoria electoral. "La situación requiere que todos los partidos democráticos trabajemos juntos. Bulgaria está en un momento crucial y tenemos poco tiempo para terminar las reformas. Debemos cumplir esa tarea con el concurso de todos los partidos responsables", manifestó Stanishev.

El MDL de la minoría turca mostró anoche su apoyo a una coalición -"el principal objetivo es la estabilidad de Bulgaria", afirmó su líder, Ahmed Dogan-; pero la llave del Gobierno estaba en manos del ex rey, que anoche no quiso desvelar si apoyará a los socialistas o si tratará de encabezar una coalición de centroderecha con la miríada de partidos en los que se han dividido los conservadores. "Después de conocer los resultados oficiales, comenzaremos las negociaciones, que van a ser complicadas", afirmó en conferencia de prensa. "Lo que se espera del partido gobernante es que haya estabilidad y espíritu constructivo. No hay que mirar hacia la izquierda o hacia la derecha, sino adelante", agregó sin cerrar ninguna puerta.

Un periodo de inestabilidad política, que ya predecían anoche en televisión los comentaristas más pesimistas, sería desastroso para el país, sobre todo con la crisis que sufre la UE. "Tras los noes de Francia y Holanda, la entrada de Bulgaria y Rumania en 2007 ya no está garantizada. En esta situación, cualquier error o incumplimiento puede provocar el retraso", asegura el primer presidente democrático del país, el conservador Zhelyu Zhelev. El problema es que el Gobierno no tiene mucho tiempo: en octubre la Comisión Europea recibirá el Informe de Seguimiento sobre los progresos realizados desde la firma del tratado de adhesión, el pasado mes de abril. En caso de que sea negativo, la posibilidad de que el ingreso se retrase un año es enorme. Por lo pronto, el presidente, Georgi Parvanov, ha pedido la suspensión de las vacaciones parlamentarias. "Si cumplen sus compromisos, no tendrán problemas", asegura Dimitris Kourkoulas, responsable de la delegación de la Comisión Europea en Sofía, que no oculta, sin embargo, que el trabajo que queda por delante es intenso.

Bulgaria recibió a principios de junio una advertencia de la Comisión que indicaba la existencia de "problemas serios" en los terrenos de la agricultura, competencia, crimen organizado, corrupción y, sobre todo, la necesidad de aprobar un nuevo código penal y una reforma del sistema judicial, leyes que requieren dos tercios del Parlamento. "Hay tiempo; pero las reformas tendrán que realizarse lo más rápidamente posible", señala Kourkoulas.

Un retraso en el ingreso sería un nuevo golpe para los búlgaros, que en un 68% creen que mejorará su nivel de vida y el funcionamiento de su país con la entrada en la UE. Con una renta per cápita de 2.498 euros en 2004 (el 30% de la media de la Unión), salarios medios de 150 euros y 700.000 emigrantes sobre 8 millones de habitantes desde 1989, los ciudadanos de este país están hartos de promesas incumplidas y de los problemas de su vida cotidiana. Lo último que necesitan es otra crisis en un momento crítico para el ingreso efectivo en la Unión.

El socialista Sergei Stanishev acude con su esposa a votar en un colegio electoral de Sofía.
El socialista Sergei Stanishev acude con su esposa a votar en un colegio electoral de Sofía.AP

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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