Funambulismo ético
Un hombre que durante décadas no es sino un intérprete de su propia vida. Con esposa, hijos y un trabajo estable. Pero rindiendo cuentas a otros. Un exquisito inglés que esconde bajo la gabardina un agente ruso infiltrado desde la universidad. Las películas de espías son un clásico del cine popular. Por muy malas que sean, raramente aburren. Tercera identidad, nueva obra de Marek Kanievska, podría definirse así. Medianamente entretenida, con una narración un tanto atropellada y pobremente filmada, la película desaprovecha una apasionante historia real.
Kanievska vivió su esplendor en 1987 gracias a Golpe al sueño americano, aunque más por la trascendencia del material adaptado (Menos que cero, de Bret Easton Ellis) que por su calidad. Dos décadas más tarde, el realizador sigue empeñado en otorgar a sus productos un sello de estilo que ya parecía trasnochado en los horteras años ochenta. Así que hay que quedarse con el funambulismo ético (intuido, más que ilustrado) de un personaje que se antoja bastante más interesante de lo que se muestra en pantalla.
TERCERA IDENTIDAD
Dirección: Marek Kanievska. Intérpretes: Sharon Stone, Rupert Everett, Julian Wadham. Género: espionaje. RU, EE UU, 2004. Duración: 94 minutos.