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Carmen Balcells celebra el Año del Libro con una gran velada literaria

Decenas de autores se suman a la fiesta 'Cumplelibros 2005' en el Palau de la Música

Casi 200 libros celebraron ayer su cumpleaños, aunque algunos cumplían tan sólo un mes o siete días, en una fiesta que duró 12 horas en el Palau de la Música de Barcelona. Cumplelibros 2005, la última gran velada literaria de la temporada, fue la original manera con que la Agencia Carmen Balcells se sumó a los fastos del Año del Libro y la Lectura. Hubo dos brindis, uno más oficial, con el alcalde de Barcelona, y otro "especialísimooo", como dijo Carmen Balcells. "Ya no está el alcalde, ya no hay autoridades, incluso nos pueden detener. Levantad la copa y brindemos".

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El tenor Antoni Comas cantó el brindis de La Traviata, Libiamo, que emocionó y entusiasmó a los autores que acompañaban a Carmen Balcells y a todos los que ocupaban el foyer del Palau. "El libro tiene año, tiene vida", fue el mensaje. "A mi edad me enamoro de los cantantes", bromeó Balcells para disimular alguna lágrima. Pero fue sólo un instante, rápidamente ordenó que se rompieran filas. El cava corría libérrimamente, hubo barra libre desde el mediodía y no faltaron en ningún momento los más sofisticados canapés.

Por el Palau desfilaron Ana María Matute, Gonzalo Suárez, Manuel de Lope, Eduardo Mendoza, Ana María Moix, Rosa Montero, José Carlos Somoza, Andreu Martín, Alfredo Bryce Echenique, Antonio Rabinad, Francisco Casavella, Nuria Amat, Fanny Rubio, Marcos Ordóñez, Horacio Vázquez Rial, Javier García Sánchez... ¿Y los editores? Empezaron a aparecer pasadas las siete de la tarde: Claudio López Lamadrid y Nuria Tey, de Random House Mondadori, Joaquim Palau y Eduardo Gonzalo de Destino....

Cuando Carmen Balcells, la gran sacerdotisa, se pone a organizar una fiesta echa la casa por la ventana. A mediodía se abrieron las puertas del Palau; en el foyer, había instalada una librería -gestionada por La Central de Barcelona- en la que se vendían los casi 200 libros de los casi 200 escritores de la cuadra Balcells. El Cuarteto Chalimeau de clarinetes amenizó también la inauguración.

En una mesa, un par de libros en blanco para que autores, lectores y todo el mundo que pasara por allí escribieran las "2.005 razones para leer". "No seamos modestos, creo que al menos hay 2.006", firmó Juan Goytisolo.

Quienes no pudieron asistir por estar de viaje, enviaron sus "razones". Gabriel García Márquez encabezó uno de los libros: "La lectura es el modo más feliz de conversar con uno mismo". Antonio Lobo Antunes fue el más original: "Leo porque no sé bailar como Fred Astaire". "Leer es una de las pocas formas de la soledad socialmente aceptada por un mundo que tiene sospechas de las actividades singulares", añadió Rodrigo Fresán.

Nélida Piñon, la reciente premio Príncipe de Asturias, fue la más provocadora. Envió su "razón" por correo electrónico: "Leer también despierta la libido, desencadena la furia de la carne y enseña la poética del amor". Fernando Fernán Gómez no le quedó a la zaga: "No es verdad que los burros puedan aprender a leer".

"La lectura es la única máquina que verdaderamente funciona para viajar por el tiempo", escribió Matute, y la otra Ana, Moix: "Leo, luego existes". "Leer es vivir, pero también olvidar la vida", apuntó Anna Sallés. La viuda de Manuel Vázquez Montalbán se emocionó hasta las lágrimas. Galíndez cumple 15 años. "Me resulta muy duro que Manolo no esté aquí para celebrarlo".

Uno de los libros más veteranos de la fiesta fue Marinero en tierra, de Rafael Alberti, que cumple 81 años, seguido por Las lanzas coloradas, de Uslar Pietri, 74; y Espadas como labios, de Vicente Aleixandre, 73.

Los más jóvenes: Esther en alguna parte, de Eliseo Alberto, que celebra los dos meses; Or verd, de Valentí Gómez i Oliver, un mes; y El hombre que pudo ser libre, de Javier Zuloaga, siete días.

En medio, Alfanhui, de Ferlosio, 54 años; La región más transparente, de Fuentes, 47; Volverás a Región, de Benet, 38; Cien años de soledad, de García Márquez, y Tres tristes tigres, de Cabrera Infante, también 38; El día que va morir Marilyn, de Terenci Moix, 36; Años de penitencia, de Carlos Barral llega a la treintena; Si te dicen que caí, de Juan Marsé, 32.

Tras el brindis, hubo un concierto en el Petit Palau; a las diez de la noche, chocolatada y luego siguió la juerga. Hasta que el cuerpo aguantase.

De izquierda a derecha, sentadas,  Ana María Matute y Carmen Balcells; detrás, Ana María Moix, Rosa Montero, Sergio Vila-Sanjuán, comisario del año del libro, y Luisa Cuerda junto a otros asistentes a <i>Cumplelibros 2005.</i>
De izquierda a derecha, sentadas, Ana María Matute y Carmen Balcells; detrás, Ana María Moix, Rosa Montero, Sergio Vila-Sanjuán, comisario del año del libro, y Luisa Cuerda junto a otros asistentes a Cumplelibros 2005.CARLES RIBAS

En plena forma

Carmen Balcells cumplirá 75 años este verano y está espléndida. ¿Se ha jubilado? Para nada. Lo que pasa es que se deja ver menos, por eso ayer se convirtió en la estrella de su fiesta, asaltada por igual por autores y periodistas. "Parece que estoy asistiendo a mi propio funeral", hizo notar entre risas.

Manda tanto como siempre, está en todo y no se le escapa una. Todos los profesionales de la agencia, unos 30, lucían camisetas blancas con el eslogan en la espalda Cumplelibros 2005. A doña Carmen le parecieron un poco sosas. "Que estampen otras con el logo de Barcelona 2005. Any del Llibre i la Lectura". Dicho y hecho. Menos de una hora después, ya lucían las nuevas camisetas.

Fue también ella quien descubrió un error en el catálogo que ha hecho la agencia para la ocasión. "Se han dejado la mitad del título del libro de Ana María Moix". Apareció sólo Ese chico pelirrojo, en lugar de Ese chico pelirrojo a quien veo cada día, que, por cierto, cumple 34 años. No hubo broncas. Fue un día de fiesta. Doña Carmen, de blanco radiante, regaló a los periodistas Eris, la diosa y otras historias cínicas (Mondadori), que lleva el misterioso seudónimo de Anna Wohlgeschaffen y que cumple un mes. "Tenéis que leerlo esta noche", ordenó tajante. Lo dicho, en plena forma.

José Carlos Somoza, cuya novela

La caverna de las ideas celebra cinco años, fue rotundo: "Tendríamos que celebrar no un cumplelibros, sino un cumpleagencia. Yo se lo debo todo".

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