Francia alerta sobre los socios europeos tentados por la "ruptura"
Catherine Colonna, ministra francesa de Asuntos Europeos y persona que goza de toda la confianza del presidente, Jacques Chirac, expuso ayer las líneas generales de la política comunitaria que propulsará París. "Tendremos que reflexionar juntos, abiertamente, con espíritu de consenso y no de ruptura, sobre lo que queremos para Europa para los próximos cinco, diez, treinta o cincuenta años", dijo la ministra, para quien la reciente cumbre de Bruselas "no ha sido una victoria para nadie, ni para el primer ministro británico, porque no hay victoria para nadie cuando el fracaso es para toda Europa".
Sin negar un hipotético beneficio de la crisis -"puede ser una oportunidad para una toma de conciencia. Europa se ha construido a partir de crisis que se han resuelto"-, Colonna insistió en la necesidad de consenso: "Hay que definir juntos, y repito lo de juntos, a 25, lo que puede ser la Europa del mañana. Juntos y sin ceder a la voluntad de algunos".
Para la ministra, "Reino Unido, que presidirá la UE a partir del primero de julio, asume la dura responsabilidad de volver a poner Europa en marcha después de tener una parte importante de responsabilidad en el fracaso del Consejo Europeo".
Lo cierto es que Chirac, al encastillarse en la defensa de la Política Agrícola Común, aparece a los ojos de la opinión pública como dirigente "de una Europa prisionera de su pasado", según fórmula del ministro de Exteriores británico, Jack Straw.
Desconfianza
En Francia, un 70% de los ciudadanos dice desconfiar de su jefe de Estado, el más alto porcentaje jamás conocido por un presidente de la V República. Su dimisión ya no sólo es solicitada por partidos extremistas de derecha o izquierda, o por la oposición democrática, sino que es evocada como necesaria incluso por el siempre moderado diario Le Monde, para quien "al optar por permanecer en el cargo a pesar del no en el referéndum, el presidente de la República asume el riesgo de desacreditar aún más la política, que es su razón de ser".
Jacques Chirac, que ya no controla al que debía ser su partido y que pierde aliados en Europa a causa de sus incoherencias, propone, para principios de 2006, una cumbre de la Europa a 25 para discutir sobre las consecuencias de la mundialización, el paro y la inseguridad.
Es dudoso que sean muchos los países que le presten atención cuando en Francia su principal rival, Nicolas Sarkozy, propone la "suspensión pura y simple" de la ampliación europea y estima que "el referéndum estuvo mal preparado y peor explicado".
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