Un ultraconservador se enfrentará a Rafsanyani en la segunda vuelta de los comicios en Irán
Los reformistas quedan excluidos de las elecciones, en las que se registró una alta participación
Ni Moin ni Qalibaf. Para sorpresa general será el ultraconservador Mahmud Ahmadineyad quien se enfrente al veterano Alí Akbar Hasemí Rafsanyani en la segunda vuelta de las presidenciales iraníes, que probablemente se celebren el próximo viernes. El ex alcalde de Teherán obtuvo un 19,25% de los votos, muy cerca del 21,10% logrado por el ex presidente y favorito. El tercer situado, el clérigo centrista Mehdi Karrubi, denunció irregularidades en el recuento. Con una participación del 62%, el resultado es un golpe a los reformistas y subraya la poca fiabilidad de los sondeos.
"Es un castigo a quienes boicotearon las elecciones", interpretan varios analistas consultados. Por un lado la abstención fue bastante menor de lo augurado. "Muchos pensamos que si no votábamos iban a ganar los más radicales y podíamos perder lo que hemos ganado paso a paso", confía un funcionario iraní de grado medio que votó por Rafsanyani. Por otro, el peso de las amenazas de abstención movilizó a última hora a las organizaciones islamistas que optaron finalmente por Ahmadineyad frente a los otros dos candidatos conservadores, Mohamed Qalibaf y Alí Lariyaní.
"Tampoco hay que olvidar el voto contra Rafsanyani", apunta una fuente oficiosa que reconoce la escasa popularidad del ex presidente a pesar de sus apoyos al más alto nivel. Su Gobierno dejó un mal recuerdo en la calle, según ha podido constatar esta enviada en decenas de entrevistas.
Algunos observadores ya advirtieron de la posibilidad de que el ex alcalde de Teherán diera una sorpresa cuando el jueves se conoció que había recibido el respaldo de Abadgarán, la mayor facción conservadora del país. Sin embargo, nadie esperaba que fuera tan grande. La división del campo conservador entre tres candidatos, después de que el miércoles se retirara Moceen Rezai, un antiguo jefe de los Pasdarán (el Ejército ideológico del régimen), hacía albergar esperanzas de que el reformista Mostafa Moin terminaría siendo el principal rival de Rafsanyani. Su campaña había ganado impulso en los últimos días.
"Los iraníes desafían habitualmente las predicciones", advirtió Jatamí el viernes tras depositar su voto. Y así ha sido. Ahmadineyad no sólo ha recibido el apoyo de los sectores más ultra del espectro político, sino que, con su campaña modesta, a pie de calle, y su discurso anticorrupción, se ha ganado también el voto de los más pobres hartos de los nuevos ricos del sistema. Al menos, ése es el análisis que hacen a posteriori los comentaristas locales y que refuerza el hecho de que el tercer candidato, sea el hoyatoleslam Karrubi. Este clérigo medio, poco reformista para los reformistas y demasiado reformista para los conservadores, se ganó el voto de las ciudades pequeñas con su promesa de un salario mínimo garantizado de 500.000 riales (unos 45 euros) para todos los iraníes de entre 18 y 55 años.
Precariedad económica
En un país donde el paro y la precariedad económica son la principal preocupación de la mayoría, lo que los observadores desestimaron como un mero gancho electoral hizo mella en una población bastante más pobre de lo que cabría esperar. A pesar de que Irán es el cuarto productor mundial de petróleo y gracias a ello su economía creció un 6,7% durante el año fiscal, la riqueza no se distribuye equitativamente. De acuerdo con datos del Banco Mundial que ha recogido la prensa local, un 20% de los iraníes recibe un 49,9% de los ingresos, mientras que el 20% menos afortunado sólo suma un 5,8%. Ocho millones viven por debajo de la línea de pobreza, según el periódico económico Yahan-e-Eqtesad. Además, otra publicación del ramo, Donyaye Eqtesad, ha informado estos días de que el gasto medio de la familia iraní se ha multiplicado por 20 entre 1989 y 2003. Los sueldos no lo han hecho al mismo ritmo.
Mientras tanto las facciones políticas que, a falta de partidos homologables, se disputan el poder en Teherán siguen ajenas a la realidad tratando tan sólo de promover sus intereses. El anuncio de los resultados electorales fue un ejemplo. Horas antes de que el Ministerio del Interior anunciara las cifras oficiales, el portavoz del no electo Consejo de Guardianes, Gholamhoseim Elham, hizo saber que, con dos tercios de los votos escrutados, Rafsanyani obtenía un 20,84% de ellos y Ahmandineyad un 19,71%. "Es una violación de la ley", protestó el viceministro del Interior, Mahmud Mir Lohi.
Aunque el Consejo de Guardianes (conservador) supervisa el proceso electoral, debe validar sus resultados y tiene la potestad de anular la elección en cualquier momento, el recuento y el anuncio del cómputo corresponde al Ministerio del Interior (en manos reformistas). Algunos vieron en la intromisión una maniobra de los conservadores contra un adversario mejor situado que el candidato ultraconservador, ya que con un 60% de los votos escrutados era Karrubi quien ocupaba el segundo puesto.
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