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Columna
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Retórica y baloncesto

Cuando el alcalde de una ciudad en crisis, apuesta por ignorar las discrepancias y mirar el futuro, el cronista mira dónde pone los pies, porque mirar el futuro se le antoja una figura retórica y voluntarista, y olvidar las discrepancias, una invitación a pasarse por los forros la pluralidad, siquiera sea de criterios. Si a otros alcaldes de épocas aún recientes, que impusieron -entonces, se podía imponer y se imponía- muy parecidas propuestas, se le hubieran parado los pies, el futuro que había que mirar, no hubiera dado en este presente urbano, rebosante de actuaciones tan desafortunadas como especulativas. En consecuencia, y viendo lo que tenemos, al cronista le parece temerario cerrar los ojos a la realidad y mirar hacia una posible ficción, sin hacer uso de su panoplia de recursos, contra todo lo que razonablemente tenga por desatinado y sospechoso. El cronista, la pura verdad, es muy escamón. Y encima la actualidad, tan tozuda, no hace más que facilitarle pistas, indicios y noticias de enfrentamientos y polémicas. El plan Rabassa podría ser tan solo un tema periodísticamente recurrente y muy oportuno en vísperas de las fiestas de Sant Joan, pero es toda una movida que ya se ha llevado por delante a Juan Antonio Román, secretario local del PSPV, quien dimitió porque no le convencía esa enormidad que se perpetrará, si no se remedia antes a base de argumentos, documentos y otras artes, si procede. Por de pronto, los socialistas parece que han regresado furtivamente a los fuegos de familia, aunque Joan Ignasi Pla está contra tan nefastos hábitos, y ha afrontado la crisis proponiendo una gestora provisional -tal vez, con vigencia hasta el 2007-, que previsiblemente presidirá el senador Antonio García Miralles. Según este mismo diario, el grupo municipal que lideran Blas Bernal y Ángel Franco, "acatará la decisión de Pla sobre la composición de la gestora". Lo cierto es que el cronista, y muchos cientos de ciudadanos, no terminan de entender, por más que le den, los no argumentos de algunos concejales socialistas, que han apoyado devotamente la propuesta del alcalde popular Luis Díaz Alperi: o sea, construir 15.000 viviendas -8.000 de protección oficial- al margen del PGOU. Por supuesto, circulan rumores que insinúan unas turbias relaciones entre algunas empresas beneficiarias de esta obra descomunal y unos reconfortantes horizontes electorales. En fin, rumores indecentes e infames, a los que no hay que concederle crédito alguno. Pues, en el PP tampoco se van de rositas: Ripoll ataca de nuevo, y Alperi llama en su socorro a ese 7º de caballería sin espuela ni estruendo que son Francisco Camps y Alejandro Font de Mora, sobre un paisaje de cestas. Los reúne otra dimisión, la del presidente de Etosa, Luis Castillo, a quien José Joaquín Ripoll ha defendido paladinamente, acusando al Consell de "robarle el trabajo". Solución al canto: el presidente Camps y el alcalde Alperi procurarán que Alicante sea la capital del baloncesto, en la fase previa del Eurobasket 2007. Y naturalmente, se proyectará un nuevo pabellón. Todo es tan apasionante como imprevisible, porque el único que da órdenes es aquel que más ladrillos lleva en la bocamanga. Sin vueltas.

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