"Esta vez la mayoría será más absoluta todavía"

El pasado miércoles al mediodía, Manuel Fraga se parecía exactamente a Manuel Fraga: malhumorado por momentos, sarcástico casi siempre y ufanándose de su seguridad en obtener el quinto triunfo por mayoría absoluta en las elecciones del próximo domingo. A sus 82 años, pocas cosas parecen irritarle más que hablar de su retirada, del proceso para sucederle en el PP gallego y de poner en duda su victoria.

Pregunta. Por primera vez, le rodean los vaticinios pesimistas. ¿Cómo se enfrenta a ellos?

Respuesta. No hay tal, sólo algún cretino que se los cree. Todos los datos que tenemos son positivos y estamos subiendo.

P. ¿Dónde encuentra las razones para el optimismo?

R. En nuestras encuestas, que no están manipuladas. Yo veo los actos por ahí y juntamos más gente que el señor ZP. En mi pueblo juntamos el doble. El único problema es que ya no nos cabe la gente en los sitios. Soy profundamente optimista. Una vez más, el pueblo gallego sabe dónde le aprieta el zapato. Yo noto una movilización, porque lo del Plan Galicia ha sido muy gordo, una ofensa muy grave que no ha sido corregida. Y la gente sabe que yo defiendo a Galicia, lo que no haría Touriño.

"Me entrego al trabajo porque me siento obligado a luchar por este pueblo"

"No cometo excesos verbales. Yo sí he sido objeto de falsedades y de excesos"

"El Bloque, queriendo o sin querer, dio lugar a que apareciese el Exército Guerrilleiro"

"De mi sucesión no hablo porque no me da la gana. Pero, desde luego, está en mi mente"

P. En 2001 todas las encuestas le daban mayoría absoluta.

R. Pues esta vez, que no la dan, será más absoluta todavía.

P. Si acertaron entonces, ¿por qué no lo iban a hacer ahora?

R. Si quiere hacerme preguntas de fiscal, allá usted. Yo no tengo nada más que decir.

P. ¿Tampoco cree las encuestas cuando apuntan a que la gente le ve demasiado mayor para presentarse?

R. En todas las encuestas hay un 30% de supuestos indecisos, gente que no le dice el voto a cualquiera. Pero la mayor parte de ellos nos van a votar. Todas coinciden en darme la mayor puntuación. No tengo ningún motivo para dudar de la confianza del pueblo gallego.

P. El desgaste tras 15 años en el poder...

R. El poder desgasta, pero más la oposición, como decía Andreotti. Eso es lo que ocurre con el señor del Bloque y con el señor Touriño, al que ya le di un repaso la vez pasada.

P. Su desmayo en el Parlamento dañó mucho su imagen.

R. Posiblemente, pero también ha habido muchas cosas que afectan en el otro sentido. Yo, en estos momentos, le puedo echar un pulso a cualquiera.

P. ¿Nadie le recomendó entonces la retirada?

R. No. Fue un problema mínimo que no se ha reproducido. Yo a las seis me levanto como un clavo. Y estos días a veces duermo tres o cuatro horas.

P. ¿Nunca ha sentido la necesidad de tomarse un descanso?

R. Me gusta echarme una partidita con los amigos el domingo. Y en verano, en Perbes, han sido los periodos más felices de mi vida en esa casa que me volaron los terroristas. Por cierto, algunos han dicho estos días que era una exageración afirmar que el terrorismo en Galicia puede producirse asociado al nacionalismo. Pues el Exército Guerrilleiro fue eso exactamente, aunque fracasó. Pero, en fin, en Perbes veo a mis nietos en verano, me baño tres veces al día... Fuera de eso, me entrego al trabajo, porque me siento obligado a luchar por este pueblo.

P. Aparte de unas elecciones, usted se juega el final de una carrera política.

R. Eso lo dice usted, no yo. Creo que me quedan algunas cosas por completar, aunque ya he dejado un mensaje importante.

P. Seguro que ha habido gente que le aprecia que le habrá dicho que no merecía la pena arriesgarse a estas alturas.

R. Solamente puede imaginar eso una persona como usted que conozca tan mal a mis amigos y a los gallegos. Perdone que le diga que eso es mear fuera del tiesto.

P. Yo me refería al plano personal.

R. ¡Repito que no! Y si usted conociera a mis amigos -tengo pocos, pero muy buenos-, sabría que nadie es capaz de darme ese consejo. Todos quieren como yo a Galicia y a España.

P. ¿Qué le ha dolido más de lo que le han dicho estos días?

R. He sido objeto de ataques absurdos. Como no podían hacerme ningún cargo importante, se buscaba la interpretación de alguna palabra dicha por mí en tono humorístico para hacer algún titular. El tiempo ha demostrado que sólo eran pamplinas.

P. ¿No reconoce haber cometido algún exceso verbal?

R. Yo no cometo excesos verbales, hablo con sentido del humor. Yo sí he sido objeto de falsedades y de excesos.

P. Pues no es muy habitual que usted emita un comunicado pidiendo disculpas "por comparar a los votantes indecisos con las mujeres que no quieren hablar de su vida sexual".

R. Eso fue lo más injusto de todo, porque se dio una interpretación incorrecta a mis palabras. Si alguien se ha ocupado de las mujeres con respeto, empezando por defenderlas en la familia, que es la institución fundamental, soy yo. Hay una ley en preparación que a los seis meses puede disolver cualquier matrimonio. Un hombre, a los seis meses, sin alegación de causa, dice que se va y punto. Los que hacen esas leyes son los que tienen que dar explicaciones.

P. Y tampoco le parece excesivo decir que un Gobierno de coalición atraería el terrorismo.

R. ¡Acabo de decirle que yo doy testimonio de ello! El Bloque, queriendo o sin querer, dio lugar a que apareciese el Exército Guerrilleiro Galego. Si no hubiesen estado ellos propagando sus doctrinas, no hubiera aparecido. No tuvo eco en la gente, pero volaron mi casita de Perbes -que era mi ilusión y que se construyó con los ahorros de mi pobre mujer-, y mataron a dos guardias civiles.

P. ¿El nacionalismo gallego es equiparable al vasco y al catalán?

R. No, porque aquí nunca se ha tomado en serio.

P. ¿Se siente usted ofendido con Zapatero?

R. Habla de talante, pero con Galicia no lo ha demostrado. Yo fui el primer presidente recibido en La Moncloa -con la bandera gallega, etcétera- y fue muy amable. Luego vino aquí el 25 de julio, con los Reyes. Yo estaba sentado a su lado y, de pronto, me dio un codazo y me dijo: "La catedral de León es más bonita". Y yo le dije: "Pues puede que lo sea. Todo lo de León me parece maravilloso. Mi pobre mujer era de allí. Pero le hago notar a usted que esta catedral tiene 100 años más y es de estilo románico". Y ya se acabó la conversación.

P. ¿Usted influyó en que Rajoy se volcase en la campaña?

R. No es necesario, porque él sabe perfectamente lo que hace y es un gran presidente del partido. Y si no hubiese sido por el famoso golpe de Atocha -con la violación de todas las reglas del juego el día de reflexión- hoy sería presidente del Gobierno. Da la casualidad de que él es gallego, que tiene que ocuparse de esto, y se lo agradecemos mucho.

P. ¿Cree que este Gobierno tiene un déficit de legitimidad?

R. Nosotros pasamos por todo. Podíamos haber suspendido las elecciones... Pero nunca hemos discutido eso. Sí discutimos -y aquí sí que hay una clara ilegitimidad- que se esté jugando con acuerdos formales del anterior Gobierno como el Plan Galicia.

P. Volviendo a Rajoy, usted, de alguna manera, ha dicho que su suerte depende de lo que pase aquí.

R. ¡No he dicho eso! El que me lo atribuya dice una falsedad. Eso se ha dicho desde la minioposición que tenemos. Lo que digo es que esta elección tiene un significado importante.

P. Él se ha corresponsabilizado para bien y para mal.

R. Sólo para bien.

P. Si gana las elecciones, ¿qué es lo primero que hará?

R. Descansar tres días. Y luego poner en marcha el programa. Mejorar la inversión en investigación, aumentar las plazas en residencias para mayores...

P. ¿Y el asunto de su sucesión estará entre lo más urgente?

R. De ese tema no hablo porque no me da la gana. Pero, desde luego, está en mi mente. Y se hablará cuando ya esté hecho.

P. ¿Y, si pierde, se quedará como líder de la oposición?

R. No tengo nada que decir. Pero yo ya he estado muchas veces en la oposición.

P. ¿Por qué los gallegos tienen que confiar en usted para otros cuatro años?

R. No digo que tengan que hacerlo, sino que hay motivos. Que en estos 15 años hemos avanzado notablemente lo reconoce todo el mundo. Y la oposición no tiene la misma credibilidad que los que hemos hecho esta labor.