Pa, pe, pi, POT... ¡PUM¡
Pisito a pisito se está desarrollando la normalización urbanística de Andalucía. Descuidando la a,e,i,o,u de la política y potenciando el pa, pe, pi, POT (Plan de Ordenación Territorial), ¡pum¡ del Urbanismo. Este último como instrumento legal para blanquear las edificaciones levantadas de forma incontrolada y sentar las bases para que eso no se vuelva a repetir. Tras el sorprendente desatino para 25.000 viviendas ilegales en Marbella, por citar un ejemplo. Ahora se acaba de anunciar que seguirán también donde están 9.000 casas levantadas irregularmente en la parte oriental de esta provincia. Una iniciativa que es siempre una buena fórrmula para iniciar cualquier negociación. A este ritmo, la Consejería de Obras Públicas va a cumplir por primera vez en la historia sus compromisos en materia de vivienda. Y sin tener que poner un ladrillo. Únicamente normalizando, que es gerundio.
Te hacen un POT de tu casa y te ha tocado la lotería, aunque la alambrada del jardín la hayas levantado en la mediana de la carretera al ampliar el salón. Ya pasarán los coches por algún sitio. El arquitecto coge el tiralíneas y convierte en edificable los arcenes de la autovía. Luego el técnico concluye advirtiendo que tu vecino no puede hacer lo que tú ya hiciste. En eso consiste la normalización: en cambiar el recorrido de la autovía, pero impidiendo que otros se puedan instalar a partir de ahora en la mediana. La Junta se molesta cuando hablan de amnistía urbanística. Y advierte que la normalización tendrá un alto coste, ya que los responsables de la actuación irregular deberán compensar antes al municipio por la infracción. Construye-vende-escritura y toma el dinero y corre, ha sido el referente de algunos constructores durante los últimos años en la Costa del Sol. Convenio-licencia-impuestos de obras-plusvalía y toma el dinero y limpia calles, contrata policías y paga nóminas, la réplica de algunos responsables políticos en determinados consistorios. Difícil se presenta, con este binomio, normalizar la normalización.
El POT es mano de santo. Primero fija, luego blanquea y finalmente intenta dar esplendor, como la Real Academia con el lenguaje. Y los alcaldes se empeñan en censurar a la Junta porque aseguran que estos planes invaden sus competencias, cuando lo único invadido han sido los terrenos donde se levantaron las viviendas irregulares. Es evidente que mientras los consistorios tengan el ladrillo como fórmula de financiación y el campo de golf como vía para volver a dar verdor al campo, habrá tensiones. El Gobierno estudia ceder a las autonomías el 50% del IRPF. Si se lleva a efecto, será la tercera vez que el Estado incremente el porcentaje de cesión. Durante todo ese tiempo los alcaldes llevan clamando en el desierto por aumentar su parte del pastel. Mientras las autonomías replantean sus estatutos para dotarse de mayores competencias y reclaman más ingresos del Estado, los ayuntamientos se desgañitan solicitando financiación porque tienen que asumir competencias que no les corresponden. Es el Pim en el que nos encontramos. Y a los alcaldes más que interesarles el POT, reclaman más Pam en el IRPF. Para subir de categoría definitivamente, y para que todo esto no haga finalmente ¡Pum¡
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