Tempestades cosechadas
La editorial navarra Laetoli nos presenta este libro de Chalmers Johnson, presidente del Japan Policy Research Institute de la Universidad de San Diego (California), en el que, a través de sus páginas, pretende mostrarse la actualidad de un viejo refrán castellano: "Quien siembra vientos, recoge tempestades". Y es que eso, y no otra cosa, es el significado atribuido a la expresión blowback, supuestamente puesta en circulación por la CIA en los años cincuenta, y que podría traducirse como "contragolpe", "represalia" o "reacción", fenómenos todos ellos generados como consecuencia de una acción previa.
El autor de Blowback desgrana numerosos argumentos sobre los errores propios de la política seguida por Estados Unidos en los países del este de Asia. Se entremezclan descripciones de la presencia de las tropas norteamericanas en Japón al acabar la II Guerra Mundial -de la que el propio Johnson fue protagonista como parte del contingente militar estacionado en Okinawa-, con otras relativas al papel jugado por EE UU en las dos Coreas, pasando por el análisis de la política seguida respecto a China, o sobre el modelo exportador asiático y las características de la crisis financiera vivida en la región a finales de 1997. Asuntos de tan diversa naturaleza sirven a Johnson para exponer su tesis sobre las consecuencias no deseadas de las actuaciones llevadas a cabo por distintos Gobiernos norteamericanos en la región asiática y, por extensión, en todo el mundo.
La estructura de la obra plantea algunos problemas. El primero se deriva de lo ya comentado: la mezcla de asuntos de muy diverso tipo cuya incidencia en el efecto contragolpe puede estar más o menos clara en unos casos, es bastante difusa en otros y resulta difícil de percibir en muchos. Como sucede en todos los aspectos de la vida, los actos políticos siempre tienen consecuencias no deseadas. Otra cosa es poder determinar con cierto rigor las relaciones de causalidad directa entre todos ellos. El segundo tiene que ver con el intento de asociar el tremendo ataque del 11 de septiembre de 2001 contra las Torres Gemelas de Nueva York con la cadena de actuaciones que el Ejército, la CIA o las empresas norteamericanas han llevado a cabo durante décadas a lo largo y ancho del mundo. Da la impresión de que al libro, escrito en su versión primera en 2000, se le ha añadido una parte introductoria que trata de mostrar dichos atentados como la expresión máxima del efecto blowback, lo que equivale a meter en el mismo saco las consecuencias directas -expresadas en forma de respuesta terrorista- de la política norteamericana hacia el mundo árabe, y el indiscutible malestar existente en muchas otras zonas del mundo hacia EE UU, pero cuya expresión adquiere formas muy distintas en el sureste asiático, en Centroamérica o en Europa.
El libro viene a plantear un problema común que han tenido todos los grandes imperios a lo largo de la historia, y que es consustancial al propio fenómeno del imperialismo: la necesidad de sojuzgar a otros países, de imponerles un modelo económico y político, y de impedir cualquier intento de modificar esa situación como única garantía de perpetuar la propia dominación. Unas prácticas que tienen efectos de corto, medio y largo plazo y que, a la postre, siempre acaban provocando algún tipo de blowback. La obra de Johnson constituye un buen compendio de problemas generados por EE UU durante el último medio siglo, y de las grandes dificultades a las que ese país se verá enfrentado durante los próximos años como consecuencia de los mismos.
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