Controladores aéreos militares
Como esposa de un suboficial del Ejército del Aire que ejerce sus funciones como controlador aéreo, no entiendo la actitud tomada por el Ministerio de Defensa, ni qué pretende éste al abrir un expediente disciplinario a mi marido por ejercer respetuosamente su cometido como militar y sus atribuciones como presidente de una asociación al denunciar, por conducto reglamentario y por medio de la asociación que preside, una situación de riesgo para la seguridad aérea. Hay que recordar que esta asociación, denominada SODECTA, ha sido aprobada por el Ministerio del Interior al amparo de la sentencia del Tribunal Constitucional que reconoció a los militares el derecho a asociarse profesionalmente.
No entiendo que precisamente el señor ministro, defensor de la dignidad de las personas y víc-
timas de accidentes aéreos, dé consentimiento para expedientar a una persona por cumplir lo indicado en una Orden Ministerial elaborada en esta legislatura que anima a denunciar cualquier situación de riesgo en el transporte aéreo del personal militar y civil.
No entiendo que cuando se habla de seguridad aérea, lo que realmente preocupe a Defensa sean las funciones de una asociación de profesionales a la que confunde con ideas y fines sindicales y a cuyos promotores atribuye la intención de marcharse a la vida civil, lo que no es cierto pero, si lo fuese, sería un derecho legítimo de cualquier profesional.
Ahora que estamos celebrando el centenario del Quijote, cabría decir que "no son sindicatos", son molinos. Como decía un artículo que leí recientemente, "hacen falta aires de crítica en el Ejército". Y hace falta también saber encajarlas y no divagar con alucinaciones quijotescas. El famoso hidalgo de la Mancha acabó con sus costillas en el suelo por arremeter contra los molinos. Deseo que los responsables de Defensa recuperen su lucidez y sepan advertir a tiempo dónde está la problemática, antes de caer por soberbia y no por ignorancia.
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