El presidente del CES cuestiona la continuidad de la institución
Pide una reflexión ante el bloqueo de sus informes por el uso del veto
El presidente del Consejo Económico y Social (CES) del País Vasco, Antxon Lafont, cuestionó ayer la continuidad y la utilidad social de la institución ante el bloqueo producido por el uso del derecho de vetos de sus miembros. Durante el pasado año sólo se pudo aprobar uno de los seis informes que se le encargaron.
El CES es un órgano consultivo del Gobierno y del Parlamento, en el que están representados, divididos en tres grupos, los empresarios, los sindicatos y una serie de instituciones y entidades sociales: las cámaras de Comercio, cajas de ahorro, cooperativas, y universidades, entre otros. Sus decisiones se toman por acuerdo de esos tres grupos y es necesario el consenso para que salgan aprobadas sus recomendaciones. Sólo con la división entre los sindicatos vascos, el bloqueo está prácticamente garantizado.
Lafont, que hizo balance de 2004, pidió a sus miembros y a las instituciones que lo crearon y pusieron en funcionamiento, es decir Parlamento y Gobierno vasco, que reflexionen y se pregunten "si quieren que continúe el CES". En su llamada de atención, Lafont puso en duda la utilidad de gastar los 1,9 millones de euros que cuesta este organismo para tan limitadísimo rendimiento.
Según dijo, no es partidario de eliminar el derecho a veto que tiene cada uno de esos tres grupos, pero sí de modificar las normas de funcionamiento para que ese veto se convierta en la excepción y en el último recurso. "Pero en el año 2004 el veto no ha sido excepcional: lo que ha sido excepcional ha sido el consenso" criticó el presidente del CES. Sin embargo los sindicatos CC OO y UGT sí que son partidarios de eliminar el derecho a veto y comenzar a funcionar a través de un sistema de mayorías, aunque sean cualificadas. "No tiene sentido un órgano consultivo cuyas conclusiones son sistemáticamente vetadas, es absurdo. Y si no se modifica en sistema interno de toma de decisiones, [el CES] acabará por desaparecer", declararon ayer fuentes sindicales.
Puesto que el órgano fue creado en el Parlamento, su reglamento ha de ser modificado en la Cámara de Vitoria.
Entre los proyectos de ley y reglamentos que llegaron al CES y no tuvieron el correspondiente dictamen figura la ley de Suelo que propuso Vivienda. Tampoco pudo informar sobre el decreto de horarios comerciales, ni sobre el Consejo Vasco de Empleo, órgano, que permanece dormido por la oposición de ELA a su existencia. Junto a estos, se quedaron sin informe el decreto de cooperativas, y el proyecto de ley de Igualdad. Este último se aprobó y obligó a los partidos a presentar listas paritarias en las pasadas autonómicas. El presiente del CES no achacó el actual funcionamiento del CES a un enfrentamiento político entre sus miembros, ni sugirió que siquiera que el problema esté en la parte sindical, sino que en su opinión el problema es más profundo: "¿El CES ha sido impuesto a los consejeros o son los consejeros los que dicen que quisiéramos tener un terreno de consenso?", se preguntó.
En su opinión, es muy poco elegante que después del enorme esfuerzo y de la calidad de los economistas del CES al hacer su trabajo, éste no vea la luz.
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