Un atentado contra una mezquita de Afganistán causa 19 muertos
El jefe de la policía de Kabul muere en el ataque suicida
Un atentado suicida causó ayer al menos 19 muertos, entre ellos el jefe de la policía de Kabul, en una mezquita de Kandahar, principal ciudad del sur de Afganistán, que los talibanes convirtieron en su capital. Más de 50 personas resultaron heridas por la explosión, que representa uno de los ataques más sangrientos que se han producido en Afganistán en los últimos tres años y medio, informó el ministro del Interior, Alí Ahmed Jalali.
El ataque representó un doble golpe para los habitantes de Kandahar y para el Gobierno afgano, ya que se produjo durante una ceremonia que marcaba el tercer día de luto por un eminente clérigo, Maulavi Abdul Fayaz, que fue asesinado el domingo.
El recientemente nombrado jefe de la policía de Kabul, el general Mohamed Akram Jakrezwal, rodeado de guardaespaldas, se encontraba entre las personas que asistían al funeral. El patio de la mezquita tenía el suelo lleno de manchas de sangre. El ministro del Interior aseguró que al menos 32 personas tuvieron que ser trasladadas a hospitales de la ciudad.
El ministro Jalali aseguró que el suicida era un terrorista extranjero. "Son enemigos del islam porque atacan al islam, atacan a los musulmanes y atacan los lugares sagrados", aseguró en una conferencia de prensa en la capital afgana. El gobernador de Kandahar, Gul Agha Shirzai, aseguró a la prensa que el cuerpo del terrorista suicida había sido localizado y que se trataba de un miembro de la red Al Qaeda. "Hemos encontrado documentos que demuestran que es un árabe", declaró Shirzai, informa la agencia Associated Press.
Varios testigos señalaron que un hombre vestido con un uniforme de policía se acercó al general, en el momento en que quitaba los zapatos para entrar en la mezquita, e inmediatamente después detonó la carga explosiva que llevaba encima.
Un portavoz de los talibanes, las milicias radicales expulsadas del poder en el invierno de 2001 tras una ofensiva de EE UU, reivindicaron el asesinato del clérigo Fayaz porque le acusaban de apoyar la presencia estadounidense en Afganistán y al Gobierno del presidente Hamid Karzai. Pero ese mismo portavoz aseguró ayer no tener ninguna relación con el atentado de Kandahar.
Este religioso lideraba el Consejo de Clérigos de Kandahar y era muy conocido por su apoyo a Karzai y su contundente militancia contra los talibanes, que continúan fomentando una rebelión en el sur y el este de Afganistán. El año pasado declaró que el llamamiento a la yihad contra EE UU por parte de los talibanes era ilegal e iba contra los preceptos del islam. Y, hace diez días, en una acción que según muchos observadores desencadenó el atentado que acabó con su vida, convocó a 20 notables religiosos de todo el país para retirarle al líder los talibanes, el mulá Omar, el título de comendador de los creyentes, que se había otorgado durante los años en que estas milicias gobernaron Afganistán.
Pastún, como el propio Karzai, el jefe de la policía de Kabul, era originario de Kandahar, aunque formando parte de la Alianza del Norte que luchó contra los talibanes.
En los últimos meses, tras un periodo de relativa calma posterior a las elecciones, se ha producido un incremento de la violencia en varias zonas de Afganistán, donde el cultivo de opio sigue siendo una de las principales fuentes de ingresos del país. Hay analistas que hablan de un reagrupamiento de los talibanes. Una cooperante italiana, Clementina Cantoni, de 32 años, lleva casi tres semanas secuestrada.
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