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Reportaje:

Referéndum francés en Madrid

Cientos de ciudadanos galos participan en la consulta sobre la Constitución europea

Los ciudadanos franceses que viven en la región también estaban ayer convocados a participar en el referéndum que celebró Francia sobre la Constitución europea. Centenares de personas, que en su mayoría se mostraron partidarios del sí, se acercaron al consulado del país vecino en Madrid para depositar su voto sobre el tratado, que fue rechazado por la mayoría de los franceses.

Tras una semana de intenso calor, el día amaneció ayer gris en Madrid, aunque la ausencia de sol y una débil amenaza de lluvia no quitó las ganas de votar a los franceses residentes en la región. El goteo de gente en el consulado, en la calle del Marqués de la Ensenada, fue constante a lo largo de todo el día. La afluencia de votantes fue tan elevada que incluso se llegó a formar una cola en la calle que alcanzó los 50 metros a mediodía, según informó un trabajador del centro. El intervalo más concurrido fue entre doce de la mañana y dos de la tarde.

La mayoría de los electores mostró sus preferencias por el sí al salir del consulado

Una pequeña encuesta hecha a pie de urna sin ningún ánimo científico señalaba a media tarde una clara victoria del en Madrid. Una amplísima mayoría de votantes respondieron que habían votado afirmativamente a la pregunta de "¿aprueba usted el proyecto de ley que autoriza la ratificación del tratado que establece una Constitución para Europa?". El consulado no ofreció datos acerca de la participación que hubo ni de la inscripción previa, ya que en Francia para votar en un referéndum es necesario solicitarlo previamente y formalizar la inscripción. En la Comunidad hay 19.187 franceses residiendo, según datos del Ayuntamiento de Madrid de 2001, de los que 11.022 viven en la capital.

Casi todos los preguntados destacaron su temor a una derrota del no, a pesar de todo. Los argumentos eran varios, aunque todos coincidían en uno. Stephen Titard, casado con una española, lamentaba que su Gobierno hubiera optado por hacer un referéndum finalmente. "Yo creo que debería haberlo votado el Parlamento, como ha pasado en Alemania", afirmó. "El resultado parece que va a ser apretado, pero yo he votado que porque creo en Europa". Este ciudadano también mostró su temor a que se confundiera esta votación con un plebiscito sobre la gestión del Gobierno. "Mucha gente está confundida y va a votar contra el Ejecutivo, y en concreto, el primer ministro, Jean Pierre Raffarin", se lamentaba.

Este último argumento lo compartían la mayoría de los votantes, independientemente del sentido de su voto. Es el caso de Michel, que, después de discutir durante un rato con el gendarme de la puerta por haber aparcado su moto en un lugar prohibido, justificaba haber elegido la papeleta con el oui "por lógica". "Creo que los franceses que viven en el extranjero van a votar que en su gran mayoría. El problema es que se está malinterpretando el concepto. Mucha gente va a votar que no para castigar al Gobierno, pero no se dan cuenta de que la oposición también está pidiendo el sí. Es un chovinismo mal entendido", concluye. Michel votó ayer por segunda vez en un referéndum sobre la Constitución europea. Como él, muchos de los participantes tienen doble nacionalidad, lo que les permite votar tanto en España como en Francia.

Según avanzaba la tarde, crecía el número de personas que se acercaba al consulado, frente a la Audiencia Nacional. Acudieron a votar muchas familias con sus hijos, parejas jóvenes, gente mayor y trabajadores solitarios. Entre tantos, alguno acudió pero no pudo depositar su papeleta en ninguna de las tres urnas que instaló el consulado. Eso le ocurrió a Eric, que llegó tarde a la inscripción previa. "Lo hice hace dos meses y nadie supo decirme si iba a poder votar o no", cuenta resignado. "He venido a ver si podía y no me han dejado. Iba a votar que sí", explica. Y continúa: "Espero que salga el porque la gente es...", y no termina la frase.

Ante la mirada de dos policías nacionales que vigilaban que la jornada discurriera sin incidentes, una mujer razonaba su voto negativo. "Llevo ocho semanas en Francia y allí sí que ha habido información, no como aquí", cuenta. "Cada semana he visto dos o tres debates y opiniones de todos los colores". Y, con toda esa información, eligió votar que no. "Y espero que no pase lo que pasó con el Tratado de Maastricht [los franceses votaron también la aceptación o no de este texto], que parecía que ganaba el no y al final se impuso el sí", argumenta.

Esta mujer destacaba un factor del referéndum: "Ha juntado a los extremos. He visto en un programa a la hija de Le Pen [el líder de la ultraderecha francesa] defendiendo la misma posición que un trotskista, que está a la izquierda de la izquierda", concluye esta ciudadana francesa.

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