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Reportaje:REFERÉNDUM EUROPEO | La opinión de los expertos

Referéndum o plebiscito

Giscard d'Estaing, uno de los 'padres' de la Constitución, culpa a Chirac de los problemas

Que una mayoría de franceses pueda votar hoy no a la Constitución europea sólo se explica "porque en vez de responder a la pregunta de un referéndum, se sienten ante un plebiscito. Un referéndum podía ganarse; un plebiscito, sólo perderse", asegura Valéry Giscard d'Estaing, ex presidente francés y uno de los padres del Tratado Constitucional europeo. Dicho de otra manera: los franceses están hartos del presidente, Jacques Chirac, y de su primer ministro, Jean-Pierre Raffarin; de no ser escuchados y de que no haya sido tomada en consideración su opinión manifestada en 2004 en tres oportunidades: elecciones regionales, europeas y cantonales; las tres veces, contra el actual Gobierno y su política. Por todas esas razones, esta vez se sienten tentados por el rechazo general.

En el caso de un triunfo del 'no', "les pediremos que voten de nuevo, no hay otra solución"
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"La campaña del no es eficaz y pérfida", dice Giscard, molesto ante los ataques dirigidos contra un texto elaborado por una convención que él presidió. "Lo único que no se ha criticado es la primera parte del documento, que es la Constitución propiamente dicha. Los ataques son contra la tercera parte, que son los antiguos tratados. Yo no los incluí en la Constitución". Y tampoco los negocié, debiera haber recordado Giscard, quien considera nefasta la gestión de Chirac, nefasta en aquellas negociaciones y de muy mala calidad sus resultados: los tratados de Amsterdam y Niza, asumidos por el hombre que, en 1981, le hizo perder ante François Mitterrand.

Durante tres meses, Giscard, que muy pronto cumplirá los 79 años, ha acudido a 80 reuniones "de carácter explicativo", precisa. Él no quiere participar en debates partidarios sino situarse en otro terreno, el de un profesor emérito al que todos respetan y que está por encima de las luchas. "Un día otras regiones del mundo, como es el caso de América Latina, se inspirarán en el ejemplo europeo", dice el ex presidente francés. En esas reuniones "siempre me he esforzado por llevar el debate en dirección del referéndum, apartando las consideraciones de política interior. Lo importante era explicar la Constitución". Y lo ha hecho incluso con ese peculiar sentido del humor que todo el mundo le reconoce, un poco pasado de moda, un tanto aristocrático y totalmente exacto: "En julio nos encontramos en Roma con los jefes de Estado y de Gobierno para entregarles el documento fruto del trabajo de la Convención. A [Silvio] Berlusconi [primer ministro de Italia], le entregamos en su despacho un ejemplar encuadernado en piel azul. Hacía mucho calor y había una mosca que volaba". Giscard imita el zumbido de la mosca y el ruido del volumen al caer sobre el insecto. "Eso prueba que mi Constitución sirve de algo", dice sonriendo.

Que los franceses, sus franceses, rechacen la Constitución, su Constitución, se le antoja inadmisible, entre otras razones "porque no puede haber otras constituciones para Europa". De ahí que haya declarado que, en el caso de un triunfo del no, "les pediremos a los franceses que voten de nuevo. No hay otra solución". ¿Hasta que digan , como ocurrió con los daneses en el caso del tratado de Maastricht? Los defensores del no pasan de inmediato al ataque ante esta posibilidad: "Giscard niega la validez del sufragio universal, lo menosprecia como la mayoría de los eurócratas", dicen.

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Ante los diputados alemanes celebró que éstos hubieran aprobado la Constitución por vía parlamentaria. "En Francia hay razones para cuestionar el uso del referéndum. Y si el no ganase, creo que el procedimiento de consulta no sobrevivirá al resultado". En 1969, un referéndum sobre la regionalización acabó con Charles de Gaulle, que tuvo la elegancia de dimitir al interpretar el voto negativo como una desautorización hacia su persona y su política. Giscard cree que la elegancia no es la principal cualidad de su eterno enemigo, Jacques Chirac, al que siempre ha visto como un oportunista que ocupa el puesto que le correspondía a él. El resultado del referéndum, sea cual sea, no le hará cambiar de parecer al respecto.

El ex presidente francés Valéry Giscard d'Estaing, en Berlín el viernes.
El ex presidente francés Valéry Giscard d'Estaing, en Berlín el viernes.EFE

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