Pizzas de masa fina, tostada y crujiente
OUH...BABBO, un nuevo y recoleto restaurante italiano en Madrid
Tres profesionales italianos, uno de ellos Bruno Squarcia, destacado actor de la comedia musical Mamma mía, han abierto en Madrid una simpática pizzería haciendo valer su larga experiencia. No en vano Squarcia fue hace 11 años uno de los promotores de Luna Rossa, que trastocó el estilo de las pizzerías madrileñas.
Ahora, en compañía del cocinero Salvatore Cristiano y del jefe de sala Darío d'Errico, vuelven al escenario de la capital con un vistoso repertorio cuya mayor virtud reside en la calidad de las masas. Finas, tostadas y crujientes en todo su perímetro, aunque elásticas y muy suaves por dentro. Hasta tal punto que pueden plegarse sin romperse. Nada que ver con la mayoría de las pizzas al uso, un tanto enteras y consistentes. De hecho, resultan mejores las masas de esta casa que sus propias coberturas, que tienden a ser monótonas debido a la presencia reiterada de la salsa de tomate y el queso mozzarella.
OUH...BABBO
Caños del Peral, 2. Madrid. Teléfono 915 47 65 81. Cierra sábados al mediodía. Precio medio: entre 30 y 40 euros. Menú de mediodía, 15 euros. Ensalada 'contadina', 10 euros. 'Fetuccine' a la 'carbonara', 13. Pizza margarita DOC, 10. Tiramisú, 5,50 euros.
Pan ... 6
Café ... 7,5
Bodega ... 6
Ambiente... 7
Servicio... 6,5
Aseos ... 6,5
Una reina contra el ajo
La mejor es la pizza margherita (DOC), única especialidad para la que se emplea mozzarella auténtico, elaborado con leche de búfala y protegido por denominación de origen. Receta típicamente napolitana, que se creó durante el verano de 1889 en honor de la reina Margherita, esposa del rey Humberto I, que intencionadamente carece de ajo, ingrediente que no soportaba la egregia dama.
Todo lo contrario que la pizza Ouh...Babbo, con tomate, almejas, perejil y abundante ajo, sólo para paladares recios. Decepciona, en parte, la pizza a los cuatro quesos (provolone, scamorza ahumado, requesón y mozzarella), en la que el requesón aporta una sequedad innecesaria, y resultan sólo correctas la ochhio di bue (tomate, mozzarella y salami), así como la opera (mozzarella, rúcola y jamón de Parma), que ganan con la adición de un hilo de aceite de oliva picante.
En apartados independientes figuran platos de cocina clásicos que casi convierten a Ouh...Babbo en un restaurante serio. Entre los entrantes, las ensaladas y las recetas de pasta se pueden montar menús completos. La ensalada templada de rúcola con hongos es magnífica, pero la denominada contadina, sólo vegetal, carece de gracia.
En general, sorprenden positivamente algunos platos de pasta. Tanto los fettuccine a la carbonara como los penne maledette presentan sabores y texturas delicados.
MAGNÍFICA INSONORIZACIÓN
OUH...BABBO es un recoleto restaurante, minimalista y de diseño, decorado sin grandes alardes, pero sobrado de estilo. Se distribuye en dos plantas (bastante mejor la superior, situada al ras de la calle) y está dotado de una magnífica insonorización que, incluso con el local a rebosar, permite mantener conversaciones sosegadas, algo inhabitual en muchos establecimientos. Es una pena que las mesitas destinadas a parejas resulten tan estrechas.Cada mediodía se ofrece un menú que permite elegir entre varios entrantes y algunos segundos. Por 15 euros (pan, copa de vino, cerveza, helado y café incluidos), el cliente puede optar por alguna ensalada o crema de verduras, y seguir con pizzas variadas, algún plato de pasta o bien filetes de ternera en salsa. Aparte, algunas sugerencias tan clásicas como el carpaccio de ternera o el vittello tonnato, ambos muy conseguidos. Y fuera de carta, platos del día que rotan de forma constante.Donde la casa se muestra más irregular es en los postres. Los helados y la tarta de chocolate no entusiasman nada. En cambio, el tiramisú y los profiteroles de chocolate blanco dan la talla con creces.La bodega es escueta y poco pretenciosa, pero bien estructurada. La componen vinos de diferentes regiones vinícolas italianas, con indicación de su procedencia, tipo de uva con el que han sido elaborados y descripción de sus características sensoriales. Incluso es bueno el vino de la casa, que se sirve por copas, un lambrusco de Módena más que aceptable. Y tiene interés el café, concentrado y tostado al estilo italiano, que se elabora bastante bien (ristretto) y se sirve en las tazas adecuadas. El servicio, eficaz pero desenfadado.
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