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DEBATE SOBRE EL TURISMO CULTURAL

Los desafíos del patrimonio artístico

Un encuentro analizará en La Pedrera las iniciativas internacionales sobre las visitas y la protección de los monumentos

España es el segundo destino turístico del mundo después de Francia. En gran parte, los más de 53 millones de turistas que visitan nuestro país lo hacen atraídos por el clima y la oferta lúdica, pero un amplio porcentaje lo hace también por la belleza de sus monumentos y la singularidad de su cultura, algo que es uno de los grandes alicientes del turismo interior. El turismo cultural se está convirtiendo en uno de los grandes ganchos de esta gran industria del ocio -la Unesco la considera la más importante del mundo por encima de la industria automovilística o química-, que se ha expandido en los últimos años en todo el mundo provocando una competencia feroz entre países, ciudades y parajes más o menos naturales.

La riqueza que genera la industria turística tiene sus contrapartidas en los daños, físicos y de apreciación estética
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Oportunidad y peligro

Pero la turística es una industria depredadora -basta ver el estado en el que ha quedado gran parte de la costa española- que nunca descansa y que fagocita todo aquello que encuentra. La riqueza que genera tiene sus contrapartidas en los daños, físicos y de apreciación estética, que la presencia masiva de turistas provoca en el patrimonio cultural. Es un problema común a muchos países, desde Egipto, en donde se plantean limitar el acceso al valle de los Reyes, a Francia, en donde cunde la preocupación por la "tematización" de todo el país.

El debate cultural sobre el fenómeno ha comenzado a tomar forma y una prueba es el encuentro profesional que se celebrará del 26 al 28 de mayo en Barcelona titulado Nuevas políticas para el turismo cultural. Desafíos, rupturas y respuestas, que organiza la Fundación Caixa Catalunya, entidad que quiere liderar el debate sobre la relación entre turismo y cultura como gestora que es de La Pedrera, de Gaudí, calificada como patrimonio de la humanidad. Es una oportunidad para analizar la situación de algunos de los principales objetivos del turismo cultural en España que oscilan entre el cierre total y la afluencia sin control.

- ALTAMIRA. El éxito de la copia. Los bisontes, jabalíes, ciervos y signos de la cueva de Altamira, en Santillana del Mar (Cantabria), han vuelto a 1879, cuando fueron descubiertos por Marcelino Sanz de Sautuola y su hija María. Sólo entran los técnicos para medir la presencia humana y el medio ambiente, y decidir si vuelven las visitas controladas (entre 25 y 40 personas cada día) que fueron suspendidas por última vez en octubre de 2002. La Capilla Sixtina del arte paleolítico y patrimonio de la humanidad tiene desde hace cuatro años un facsímile o copia en la neocueva del Museo de Altamira, "una reproducción fidedigna de las pinturas de hace 14.500 años", convertido en un elemento dinamizador, según Francisco Javier López Marcano, consejero de Cultura y Turismo del Gobierno de Cantabria. El museo es "una de las grandes marcas turísticas de Cantabria y ejemplo a nivel nacional de que la cultura y el turismo son compatibles", declara el consejero. El año pasado tuvo 275.000 visitantes, que recorrieron la neocueva, exposiciones temporales, talleres de prehistoria y centro de investigación internacional. El museo, de gestión compartida (Ministerio de Cultura y comunidad autónoma), se convierte en "el gran referente del turismo cultural" por su efecto multiplicador en la promoción de la red de cuevas con arte rupestre (Monte Castillo, Covalanas, El Pendo, Chufín, Mirón), ya que la región tiene 6.500 cavidades, de las que 58 tienen arte en sus paredes. La difusión se consigue además con la red de primeros pobladores y arte rupestre, que afecta a España, Portugal y Francia, y el intento de que esta concentración de arte paleolítico se declare también patrimonio de la humanidad.

- LA ALHAMBRA. Control férreo. Hace ya casi diez años que la dirección de la Alhambra -el tercer monumento más visitado de España, con 1.987.686 visitantes en 2004- estableció limitaciones para acceder a los Palacios Nazaríes, la parte más delicada del monumento y donde se encuentran sus rincones más famosos, como la torre de Comares, el patio de los Arrayanes o el de los Leones. La Unesco recomendó entonces que se controlara el flujo de turistas para preservar la decoración de esas estancias construida con materiales frágiles como el yeso o la madera. El patronato de la Alhambra se planteó establecer un circuito cerrado que, con algunas modificaciones, se ha mantenido hasta hoy. "Se buscó un recorrido amplio para que la gente no se obsesionara con los palacios y pudiera disfrutar de otros entornos", recuerda la directora del patronato, María del Mar Villafranca. Desde ese momento, las entradas llevan impresa una hora límite para entrar a ese recinto protegido que, sin embargo, no existe para visitar la Alcazaba o el Generalife, las otras dos partes del recorrido turístico. Cada cinco minutos pueden acceder a los palacios 300 personas como máximo, lo que, debido a la gran afluencia, hace recomendable reservar la entrada con antelación (el 57% de los visitantes lo hizo así el año pasado). El sistema está pensado para acoger a 2,7 millones de personas al año (unas 7.300 al día), un límite máximo nunca alcanzado que el patronato considera "no deseable" por el efecto que tendría en la conservación del conjunto histórico.

- TOLEDO. Ciudad de día. Cerca de dos millones de personas visitan Toledo cada año. Los responsables de potenciar el turismo de esta ciudad, patrimonio de la humanidad, saben que de ellos depende buena parte de su economía. La concejala de turismo, Ángela Moreno, reconoce que el patrimonio monumental es una carta de presentación ante otras administraciones que se muestran más sensibles "a las demandas que se plantean". Y aunque la ciudad tiene que soportar un gasto añadido en los servicios que se tienen que incrementar por el turismo -un ejemplo claro es la limpieza que se triplica en la zona monumental-, compensa con creces, reconoce la concejala, los beneficios de un sector del que cada vez dependen más puestos de trabajo. Su proximidad con Madrid es un arma de doble filo. Los operadores turísticos aprovechan los 70 kilómetros que separan Toledo de la capital para organizar excursiones de un día con recorridos muy concretos por los principales monumentos. Lo que llevan años buscando en Toledo, aún sin éxito, son alternativas atractivas que inviten a los turistas a hacer noche en la ciudad de las tres culturas.

- SAGRADA FAMILIA. Visita expiatoria. Los 2.206.661 visitantes que el pasado año visitaron la Sagrada Familia de Barcelona, el monumento más visitado de España, tal vez no sepan que con la compra de su entrada "expían" sus pecados, ya que ésta es considerada un donativo para la continuación de esta gran "catedral de los pobres" en la que Antoni Gaudí trabajó desde 1883 hasta su muerte en 1926. La junta constructora encargada de continuar el templo ha vivido momentos de penuria, pero en los últimos 15 años el edificio ha avanzado de forma vertiginosa gracias a la aplicación de la informática a las técnicas constructivas y, sobre todo, a la mayor popularidad de Gaudí, que han multiplicado los ingresos por el turismo (se calcula que en 2004 se alcanzaron 15 millones de euros), lo que permite que se trabaje sin descanso con el objetivo de acabar el interior del templo en 2007 y dedicarlo entonces al culto. Lo cierto es que, excepto en casos extremos, no se han planteado limitaciones de entrada y las colas son abundantes pese a que a veces la visita está condicionada por el desarrollo de las obras. Pero el hecho de que sea una catedral en construcción añade interés a una visita que muchos (unos cuatro millones de turistas) realizan sólo en su perímetro exterior, bien a pie o en autobuses. "El objetivo principal es la continuación de la obra y, si algún día hubiera problemas de combinar la construcción con la entrada de visitantes, tendríamos que replantearnos el turismo", indica Fabià Matas, responsable de comunicación del templo.

- MUSEO DEL PRADO. El poder de las exposiciones temporales. El Museo del Prado ha descubierto que las grandes exposiciones temporales (Vermeer, Tiziano, El retrato español, Durero) invierten la tendencia de los visitantes. Un estudio reciente señala que los españoles que visitan estas muestras son el 60% y el resto son extranjeros, cuando la proporción de los que acuden cada día es la contraria. El público extranjero domina en la estadística de afluencia, que ya ha superado los dos millones de personas al año. El Día Internacional del Museo, con entrada gratuita, tuvo 11.000 visitantes. El director del museo, Miguel Zugaza, señala la exposición de Velázquez en 1990, con medio millón de visitantes, como la llamada de urgencia para plantearse la ampliación con el claustro de los Jerónimos, que se abrirá en 2006, después de un retraso respecto a los grandes museos, que acometieron sus reformas en los años setenta y ochenta. El público se agolpa con incomodidad ante las piezas míticas, como Las meninas, las pinturas negras, las majas, El jardín de las delicias, que a veces buscan un mayor espacio, caso de la obra de Velázquez, en contra de la idea original del artista.

Zugaza es partidario de diversificar la oferta, como se hizo en París con el Louvre, Pompidou y D'Orsay, y por eso defiende el paseo del Arte en Madrid, con el Prado, el Reina Sofía y el Thyssen, que el año pasado tuvieron cuatro millones de visitantes. Un programa más variado afecta a las colecciones permanentes y las muestras temporales, con distintos itinerarios, y al sistema de acceso con el servicio de reserva previa, habitual en los museos internacionales, pero que en este centro sólo llega al 7%. Zugaza ha conocido la "especial sensibilidad" que afecta al turismo mundial cuando suceden tragedias como la del 11-S.

- MUSEO GUGGENHEIM. La atracción de lo nuevo. El Museo Guggenheim abrió sus puertas en 1997 con el objetivo de convertirse en locomotora económica de la comarca de Bilbao, duramente castigada por la crisis industrial. Fue una inversión estratégica para desarrollar el turismo cultural y los servicios. Así que la afluencia masiva de visitantes es considerada una bendición. El año pasado entraron en el Guggenheim 900.000 personas, más del 60% procedentes del extranjero, con lo que la cifra acumulada desde su inauguración superaba los siete millones de visitantes al cierre de 2004. Para proteger las obras de arte se establece, simplemente, un límite de acceso a cada sala, en función de la superficie y de las características de las piezas. La capacidad total del museo se calcula en torno a las 2.500 personas por día. Por encima de esa cifra, se ven obligados a restringir la entrada. El edificio, asegura la subdirectora del Guggenheim, Petra Joos, sólo requiere cumplir la rutina de mantenimiento para garantizar su conservación. "Es lo más importante para que envejezca bien", dice.

Cada año, el Guggenheim encarga una auditoría para evaluar el impacto económico de sus actividades. Según sus cálculos, en poco más de tres años el museo generó unos ingresos en la Hacienda vasca de 90 millones de euros, una cifra similar a la cantidad invertida por las instituciones vascas en su construcción. La auditoría sigue diciendo que la inversión fue rentable: en 2004 sirvió para mantener 4.800 empleos y aportó 184 millones de euros al producto interior bruto del País Vasco. Las entradas de viajeros a Bilbao también reflejan el cambio sufrido con la apertura del Guggenheim. En 1996 se contabilizaron 265.000 turistas en la capital vizcaína. Dos años más tarde, en el primer ejercicio completo con el museo en funcionamiento, los viajeros se incrementaron más de un 60%. En 2001, las cifras sufrieron un importante retroceso por la crisis internacional, pero se han recuperado. En 2004 se registraron 518.000 visitantes.

Esta información ha sido elaborada por Fernando Samaniego, Eva Larrauri, Manuel Altozano, Isabel Salvador y Catalina Serra.

Turistas ante <i>Las meninas</i> en el Museo del Prado.
Turistas ante Las meninas en el Museo del Prado.GORKA LEJARCEGI

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