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58º FESTIVAL DE CANNES

Palma de Oro para los hermanos Dardenne

Jarmusch, Haneke, Tommy Lee Jones y Guillermo Arriaga también reciben premios

Podría haber habido sido otro el palmarés y aún así estar bien. Así lo reconoció Jim Jarmusch al recoger el gran premio del jurado, diciendo que el mejor premio que había recibido era el haber compartido la experiencia de este festival con gentes de tanto talento como Wim Wenders, David Cronenberg, Atom Egoyan, Huo Hsiao Hsien, Gus van Sant, Lars von Trier... Las películas de estos directores recibieron elogios y críticas negativas pero rara vez desde la pasión o el insulto.

El premio gordo para los hermanos Dardenne por su estupenda película L'enfant se recibió con fuerte ovación. No en vano es la segunda Palma de Oro para estos cineastas belgas; ya la obtuvieron en 1999 por Rosetta. Esta nueva película, que tiene la virtud de crecer en el recuerdo, es otra aproximación a mundos suburbanos con una técnica narrativa que sugiere el documental, pero que es ficción pura y dura, mantenida con nervio y una sensibilidad controlada. L'enfant es la historia de un chaval de 20 años, padre de un bebé, al que decide vender para salir de apuros. Lástima que no hayan galardonado al magnífico actor Jérémie Renier, habitual en los repartos de los Dardenne. Al recibir la Palma, dedicaron el premio a la periodista de Libération y a su chófer secuestrados en Irak.

Los hermanos dedicaron el premio a la periodista francesa secuestrada en Irak

Quizá sean desproporcionados los premios de interpretación. Hanna Laslo enternece con su personaje de taxista israelí que quiere recuperar de un palestino el dinero que le debe. En la película de Amos Gitai, Free Zone, su trabajo llena de vida una narración chata y de escasa brillantez. Ni Natalie Portman, ni la actriz palestina Hiam Abbass, tercera en importancia (la intervención de Carmen Maura es mínima), están a su altura. Las quinielas, sin embargo, apuntaban hacia Charlotte Rampling, Jessica Lange, Sabine Azema, Eva Marie Saint... En cualquier caso, Hanna Laslo fue recibida en el escenario con fuertes aplausos, que se convirtieron en ovación cuando se confesó hija de una víctima del holocausto, y dedicó su premio a las víctimas de ambos lados del conflicto, árabes y judíos.

Por su parte, la interpretación de Tommy Lee Jones en The three burials of Melquíades Estrada es impecable. Encarna a un hombre duro y leal, dispuesto a cumplir los deseos de su amigo, el asesinado Melquíades, mexicano ilegal en la frontera, y conducir su cadáver hasta el pueblo en que él decía haber sido feliz. Obliga por la fuerza a su asesino, un policía de fronteras, a que le acompañe en el viaje. Tommy Lee Jones conmueve en el momento en que descubre que el hogar que añoraba Melquíades nunca existió. Y emociona cuando decide construir la casa soñada por su amigo y dejar en ella al asesino, a quien finalmente mira con algo parecido al afecto. Buen trabajo el suyo, pero no menor que el de otros magníficos actores en un festival de personajes masculinos: Daniel Auteil, Viggo Mortensen, Michael Pitt, Bill Murray...

El premio al mejor guión para Melquíades reconoce el trabajo de Guillermo Arriaga, escritor de éxito tras Amores perros y 21 gramos, que dedicó su premio a los mexicanos de la frontera que, como los de su película, viven en condiciones trágicas. Tras la dedicatoria, Arriaga ondeó una banderita mexicana que sacó de un bolsillo.

Que la película china se haya alzado con el premio del jurado ha sorprendido. Shangai dreams es un retrato social de la China de la revolución cultural, cuando miles de obreros acudieron a la llamada del Gobierno para crear fábricas en pueblos del interior. La película cuenta el desengaño de esos hombres que veinte años después siguen sin regresar a sus lugares de origen, a pesar de las promesas. En ese contexto, los jóvenes comienzan a romper las normas. Una muchacha sufre la vigilancia constante de su padre, que no quiere que se habitúe a la aldea en que viven: según él, le espera algo mejor. Sanghai dreams tiene el interés de descubrirnos un mundo ajeno, pero esta nueva película de Wang Xiaoshuai decepcionó por sus personajes de una pieza y por su lentitud a cuantos habían admirado su película anterior, La bicicleta de Pekín. Cuestión de opinión.

Entre los premios importantes no podía faltar Caché, de Michael Haneke, considerada favorita por la crítica en las puntuaciones de varias revistas festivaleras. Haneke, considerado el mejor director, ha realizado una película hipnótica. Caché cuenta la historia de un matrimonio que comienza a recibir vídeos que demuestran que alguien les está vigilando. Se sorprenden, se asustan, y él comienza a sentir un vago remordimiento por algo que quizás alguna vez hizo. Aunque Caché no resuelva los misterios que plantea, quizás decepcionando a parte de la audiencia, es una película sólida, inquietante, y deja reflujo. El director de La pianista está en sus mejores momentos.

Entre las películas que no han obtenido premio se encuentra la mexicana Batalla en el cielo, de Carlos Reygadas, que tuvo división de opiniones pero que se mantenía en las quinielas. El que la actriz mexicana Salma Hayek estuviera en el jurado hacía dar por hecho un premio para Reygadas pero, por lo que se ve, las influencias de la actriz se han inclinado por la película de Tommy Lee Jones.

Sea como fuere, Reygadas ha dado el campanazo con esta película radical y tenebrosa. En la línea de la de su compañero profesional Amat Escalante, que ha presentado su ópera prima, Sangre, en la sección Una cierta mirada, y que ha sido premiado por la Federación Internacional de la crítica de cine.

El festival se clausuró con la película Chromophobia, de Martha Fiennes, que en la sesión de prensa hizo desertar a la mayor parte de la concurrencia, aburrida del espectáculo y cansada ya después del empacho de cine. Muchos se preguntaban el por qué clausurar con un filme tan aburrido, y la explicación está en su reparto: Ben Chaplin, Penélope Cruz, Ralph Fiennes, Ian Holm, Kristin Scott Thomas..., un vistoso reparto ideal para hacer la entrada triunfal al festival por la alfombra roja. Subir les marches supone una ceremonia y todo un acontecimiento en la mitología del festival de Cannes. Hasta se han escrito libros. Pero hay que alimentarla y calmar la voracidad de los fotógrafos que flanquean el paseíllo, perfectamente uniformados con esmoquin.

Los directores belgas Luc (izquierda) y Jean-Pierre Dardenne celebran la Palma de Oro a <i>L&#39;Enfant,</i> ayer en Cannes.
Los directores belgas Luc (izquierda) y Jean-Pierre Dardenne celebran la Palma de Oro a L'Enfant, ayer en Cannes.REUTERS

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