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EL PROBLEMA DE LA VELOCIDAD EN LA TOMA DE DECISIONES DE LA GENERALITAT

Iniciativa propone retrasar cuatro meses la aprobación definitiva del plan energético

Los ecosocialistas reclaman un plan de choque que fomente el ahorro doméstico

El debate sobre el plan energético no puede hacerse con prisas, de modo que no es imprescindible vincular las decisiones a la próxima cumbre hispano-francesa. La discusión pública necesita un mínimo de cuatro meses. De ahí que el portavoz de ICV en el Parlament, Joan Boada, haya propuesto que el Gobierno no decida aún y que abra un periodo de reflexión. Lo que sí es urgente, opina, es un plan de choque para fomentar el ahorro. Un portavoz del Gobierno aseguró que éste tomará en consideración el plan en una reunión próxima, pero que su envío al Parlament no es "inminente".

Boada ha celebrado esta semana diversas reuniones con representantes de los tres departamentos que participan de pleno en el debate sobre el plan energético: Industria, Medio Ambiente y Presidencia. Y a los tres les ha dado a conocer por escrito la posición firme de ICV: no tomar una decisión precipitada, adoptar un plan de choque, trabajar en el horizonte de 2030 y, sobre todo, rechazar la nueva línea de 400 kilovoltios hasta Bescanó. La segunda, porque hay una ya aprobada a la que no pondrán reparos.

Iniciativa plantea que el plan energético sea considerado una propuesta de gobierno pero que no sea aprobado definitivamente por el Ejecutivo hasta que haya acuerdo sobre los consumos de futuro. Y entre esos consumos no se incluye la necesidad de una nueva línea de 400 kilovoltios conectada con Francia para alimentar la futura línea férrea de alta velocidad. No es necesario, sostiene Boada. basta con una línea de 220 kilovoltios y centrales de ciclo combinado que alimenten la zona de Girona.

La sugerencia de ICV no está lejos de las intenciones del Gobierno, que en una próxima reunión "tomará en consideración" el plan pero no lo enviará de "modo inminente al Parlament", que es el que debe aprobarlo, sino que abrirá una fase de consultas, según informó un portavoz oficial, que añadió que no habría declaración sobre el documento remitido por ICV porque aún se estaba "analizando".

ICV acepta el tendido de una línea de 132 kilovoltios entre Figueres y la frontera francesa que alimente la tuneladora que construye el túnel para el AVE, pero con la condición de que luego se utilice para evacuar la energía eólica que se genere en la zona.

Boada insiste en que la interconexión es "innecesaria" y sostiene que no entiende por qué los socialistas asumen un compromiso heredado del Gobierno del PP que tiene como objetivo, afirma, vender energía a Portugal y Marruecos. En todo caso, el tránsito de una línea así por Cataluña debe ser decidido por el Gobierno catalán, que debería rechazarla. Si el Gobierno central insiste, siempre puede realizar la conexión por Aragón.

Un punto que ICV cree relevante es la programación. Hay que hacerla a largo plazo, es decir, con un horizonte que llegue a 2030. Pero sin perder de vista la perspectiva que apunta a un aumento considerable del precio del petróleo, que podría llegar, según algunos informes, a 80 dólares el barril. Asimismo se sostiene en el documento que no es necesario definir una estrategia a corto plazo (2006-2010) que apenas se diferenciaría de una a medio plazo (2006-2015).

Según el análisis de ICV, el principal problema de Cataluña es que consume una desmesurada cantidad de derivados de combustibles fósiles en vías de agotarse, de modo que las medidas de futuro pasan por reducir estos consumos, que en Cataluña van, sobre todo, al transporte. El esquema argumental que defiende ICV en materia energética es claro: hay que acomodar los consumos a la producción y renunciar a la importación sin fin.

Los españoles compraron el año pasado 23 millones de electrodomésticos dotados de indicadores de consumo. Son esas letras que figuran en las etiquetas y que van de la A a la E, por orden alfabético. La A indica que el consumo de energía es muy bajo; la E, que es muy alto. De los 23 millones de aparatos, sólo 650 llevaban la A en la etiqueta.

El 22,7% de los electrodomésticos que hay en España pertenecen al grupo de bajo consumo (A y B). En el conjunto de la Unión Europea este porcentaje se eleva al 57,9%, y en Alemania, con mayor tradición de ahorro, al 87,9%. Una de las medidas que propone ICV es un plan de choque que fomente la compra de electrodomésticos de bajo consumo. Sus cálculos, explica Boada, señalan que sólo con eso puede alcanzarse un ahorro del 15%. Una segunda medida es el fomento de energías alternativas, con un programa de inversiones de 40 millones anuales que permitan incrementar, sobre todo, las energías solares.

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