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Bruselas advierte de los efectos negativos de un 'no' francés

Carlos Yárnoz

A medida que se acerca la fecha del referéndum francés sobre la Constitución europea, los responsables de las instituciones europeas incrementan sus mensajes sobre las negativas consecuencias políticas y económicas de un rechazo en la consulta del día 29. El presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, y el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Joaquín Almunia, han señalado que, además de la crisis política, el rechazo a la Constitución provocaría una incertidumbre que dañaría al consumo y a las inversiones, lo que afectaría al crecimiento.

Desde la Comisión, el Consejo o el Parlamento, el mensaje más reiterado es que "no existe plan B". Con ello, los dirigentes políticos europeos destacan que no hay posibilidad alguna de que la UE se enfrasque en una nueva y prolongada negociación con Francia para pactar un nuevo texto que, en todo caso, tendría que ser presentado otra vez a consulta popular.

A través de la emisora Europe 1, Barroso hizo un solemne llamamiento al "en nombre de los valores, que son los valores de Francia y de Europa, como un signo de confianza, porque ese signo de confianza en Europa es un signo de confianza en el futuro de Francia". Es lo opuesto, la incertidumbre, lo que amenaza a la UE si triunfa el no, según Barroso.

El presidente actual de la UE, el luxemburgués Jean-Claude Juncker, insiste en que un hipotético no francés no paralizará el proceso de ratificación. Por el contrario, opina, deben celebrarse todos los referendos previstos -el siguiente será en Holanda, el 1 de junio- y continuar la aprobación del nuevo Tratado en los parlamentos nacionales.

Calendario de ratificación

Hasta ahora, ya lo han ratificado siete países (Lituania, Hungría, Eslovenia, España, Italia, Grecia y Eslovaquia). Alemania, donde ya la ha ratificado el Bundestag, prevé culminar el trámite en el Bundesrat sólo dos días antes de la cita electoral francesa en un claro mensaje político de los partidos alemanes a los ciudadanos franceses. El proceso de ratificación debe culminar antes de noviembre de 2006; es decir, antes de transcurridos dos años desde la firma del nuevo Tratado, acto que se celebró en Roma el pasado 29 de octubre.

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La Constitución no entrará en vigor hasta que haya sido ratificada por los 25 países socios. Sin embargo, el propio Tratado establece que si cuatro quintos de los países lo han ratificado en el mencionado plazo y algún otro tiene problemas para conseguirlo, el Consejo Europeo decidirá qué hacer. O sea, que el texto deja las puertas abiertas para que, dependiendo cuál sea el país que no haya aprobado la Constitución, los líderes opten por una solución u otra.

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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