El 'no' a la Constitución europea avanza en Holanda a dos semanas del referéndum
Los sondeos reflejan que un 40% está en contra del Tratado, frente a un 39% a favor
A dos semanas del referéndum holandés sobre la Constitución europea, el Gobierno de Holanda no esconde su preocupación por la actual ventaja del voto negativo en la primera consulta popular de la historia del país, prevista para el 1 de junio. Según los sondeos, votaría un 58% de la población y el resultado sería muy apretado: un 40% de papeletas en contra y un 39% a favor de la Constitución. Aunque el procedimiento no es vinculante para el Ejecutivo, el hecho de que vaya a producirse apenas dos días después de la consulta organizada en Francia contribuye a enrarecer aún más el ambiente.
Una situación que las autoridades holandesas tratarán de aliviar invirtiendo unos dos millones de euros en anuncios de radio y prensa para aupar su mensaje favorable al Tratado Constitucional Europeo.
Invertir en anuncios en los medios de comunicación nacionales para propagar las ventajas del Tratado parecería lógico en estas circunstancias, pero es que el Gobierno holandés no pensaba en ello. En febrero pasado, Atzo Nicolaï, secretario de Estado de Exteriores y encargado del referéndum, dijo que sólo habría una publicidad de carácter institucional durante la campaña.
Ayer, sin embargo, admitió que la verdadera naturaleza y repercusiones del Tratado no están aún lo bastante claras para la ciudadanía. "Los argumentos por el sí son mejores, pero tal vez sean también más difíciles de explicar que los contrarios", declaró, para después negar que los resultados del sondeo oficial hubieran influido en este posible cambio de rumbo.
Como el esfuerzo gubernamental, valorado en 1,5 millones de euros, sólo contemplaba hasta la fecha publicaciones gratuitas sobre la Constitución remitidas a domicilio, Nicolaï depende del acuerdo del Parlamento para hacerse con los dos millones de euros extra necesarios para financiar la nueva estrategia oficial. "Cuanto más sepa la gente de Europa y su texto esencial, mejor podrá decidir".
Su jefe más directo, Ben Bot, ministro de Exteriores, ya dijo a finales de abril que resultaba fácil abogar por un no y luego coquetear con el voto real". Para el primer ministro, Jan Peter Balkenende, el Tratado refleja lo que califica de "esfuerzo único y extraordinario de los 25 socios de la UE, con sus 455 millones de habitantes, que se unen libremente y en paz". En su opinión, la realidad es tan demoledora que son los contrarios quienes deben defenderse.
Uno de los mayores problemas de divulgación de la Constitución es su extensión misma. Explicar a fondo 400 páginas no resulta fácil, y de ahí que los argumentos emotivos y hasta viscerales estén ganando de momento terreno entre los contrarios a su aprobación. La supuesta pérdida de poder de Holanda, que es socio fundador comunitario y contribuyente neto, ilustraría el primer grupo. Los presuntos peligros de una adhesión de Turquía o el aumento del presupuesto militar de la propia UE llenarían el otro. Que el Parlamento Europeo gane en influencia y que se afiancen los derechos fundamentales de los ciudadanos, entre otros extremos, no parece calar de momento entre los votantes. Y eso que, según la misma encuesta oficial, un 78% de los consultados dice haberse informado más en los últimos tiempos sobre el Tratado. En abril sólo un 56% sabía algo del texto.
Las tribulaciones de la coalición de centro derecha del democristiano Balkenende contrastan con el llamativo esfuerzo de los que rechazan el Tratado. El más singular es el protagonizado por el ex diputado liberal Geert Wilders, que lidera hoy su propio grupo. Amenazado de muerte por sus opiniones contrarias al islam, a la entrada de Turquía en la UE y al aumento de la inmigración en Holanda, Wilders viaja desde el domingo en un autocar blindado. Protegido por varios guardaespaldas, el diputado ha estado oculto para evitar atentados como el que causó la muerte del cineasta Theo van Gogh a manos de un musulmán radical.
En realidad, aparte de su presencia diaria en su escaño, no se mostraba abiertamente en público desde hacía meses. También le acompañan, como una sombra para él poco grata, miembros de las juventudes del partido liberal D66, socio de la coalición en el poder y partidario del sí.
Según Wilders, el Tratado Constitucional europeo arrebatará a Holanda su identidad nacional y puede llenarla de inmigrantes llegados de las naciones más pobres recién integradas. De entrar en la UE, Turquía se convertiría además en una de las voces más sonoras de Europa.
El referéndum holandés presenta asimismo una ambigüedad propiciada, en este caso, por los propios diputados. Algunos democristianos (CDA), partido mayoritario de la coalición gubernamental, y también miembros de la socialdemocracia (PvdA) y los Verdes (Groen Links), ambos en la oposición, han asegurado que respetarán el resultado de la consulta.
Los tres grupos apoyan el Tratado desde el punto de vista político, pero consideran natural no ignorar un eventual resultado negativo. Lo que no está claro es cómo se traduciría dicha postura cuando el Congreso y el Senado se apresten a ratificarlo. Porque la propaganda oficial subraya que el referéndum es "consultivo y la última palabra compete al Parlamento".
Y no hay que olvidar que Holanda se estrena en el terreno de las consultas populares.
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