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Moratinos urge a Kosovo para que acepte la oferta de diálogo de Belgrado

El ministro de Exteriores se compromete a mantener el destacamento español en Istok

Serbia está dispuesta a abrir un diálogo con las autoridades de Kosovo, según confirmó ayer en Belgrado el presidente serbio, Boris Tadic, al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos. Pero el presidente kosovar, Ibrahim Rugova, se resiste. El ministro insistió ayer mismo a Rugova en Prístina para que acepte la oferta de Tadic, el cual estima que uno de los temas a tratar es el futuro de las tropas extranjeras desplegadas en la zona.

El ministro de Asuntos Exteriores visitó también a los 780 soldados españoles destacados en Istok, como parte de la fuerza internacional (KFOR).

Los dirigentes serbios lanzaron su primera oferta pública de diálogo hace unas semanas, y la primera reacción de Rugova fue que sólo se reuniría con representantes de Belgrado para hablar de la independencia de Kosovo. El primer ministro serbio, Vojislav Kostunica, con el que el ministro español se entrevistó ayer, ha renovado la oferta en las últimas horas, al parecer con mejores perspectivas. El presidente Tadic le dijo a Moratinos que es posible que el próximo día 25 se celebre el primer encuentro de autoridades de Prístina y Belgrado desde que, hace cinco años, el conflicto de Kosovo entró por vías de control internacional, más o menos pacíficas.

Pero Rugova se mostró ayer poco receptivo a lo consejos de su huésped español. El propio Moratinos explicó que su interlocutor le respondió que el diálogo que él quiere debe estar abierto a otros interlocutores internacionales, especialmente a EE UU. El presidente kosovar niega, así, implícitamente a Serbia la condición de parte plena en la negociación pendiente.

El Gobierno español coincide plenamente con Tadic en la necesidad de abrir inmediatamente un diálogo directo entre el Gobierno serbio y los albaneses kosovares a fin de preparar el proceso político de negociación de un estatuto definitivo para Kosovo, que la comunidad internacional pretende iniciar en otoño.

También coincide Moratinos con Tadic en que, en las circunstancias actuales, no procede reducir el contingente internacional en la zona, pues la retirada de la KFOR dejaría desprotegida a la minoría serbia en Kosovo, dado que Belgrado no puede tener allí tropas.

Reducción de gasto militar

El presidente serbio reconoció, no obstante, que el futuro de la presencia militar extranjera es "precisamente" uno de los temas que tendrá que abordar, se entiende que a su pesar, con Rugova, debido al deseo de EE UU y otros países de reducir sus gastos militares en esta operación. El impulso de la nueva fase política del conflicto está directamente relacionado con ese deseo.

También está próxima España a la dirección serbia en el rechazo del independentismo incondicional de Rugova, aunque con una expresión más matizada. Moratinos dijo ayer, para evitar pronunciarse abiertamente sobre el tema, que "lo importante ahora es que cada día que pase sea un día de paz, y esa es la tarea española". Pero también le recordó claramente al presidente kosovar que "hay que cumplir los compromisos internacionales y los calendarios de Naciones Unidas", es decir, iniciar el diálogo preparatorio de la solución negociada.

Vuk Draskovic, ministro de Asuntos Exteriores de Serbia y Montenegro, declaró, en cambio, en presencia de Moratinos: "Kosovo sólo se independizará por la violencia, ya que Serbia no lo aceptará nunca. Sería, entre otras cosas, abrir la caja de Pandora para situaciones como Chipre, Córcega o Irlanda. Por eso digo que las fronteras no se pueden cambiar". El ministro federal tuvo sentido diplomático como para no prolongar su línea de ejemplos hacia España.

Rugova, por su parte, manifestó: "Nuestro punto final será nuestra integración en la OTAN y en la Unión Europea, como un país muy ligado a EE UU; un Kosovo independiente y pacífico que pacificará toda la región".

El Gobierno español, como la Unión Europea, contempla un horizonte de posibles compromisos de orientación más que autonómica y mucho más flexible que el que en principio estarían dispuestas a considerar las partes del conflicto.

Solución lejana

Todo ello indica que, aunque ha evolucionado positivamente en los últimos 12 meses, el conflicto de Kosovo está lejos de llegar a una solución estable que permita el fin de la presencia militar extranjera. Esto resulta visible incluso en la base española de Istok, que el ministro de Exteriores visitó ayer.

Las flamantes instalaciones, inauguradas hace tres años, dos después de la llegada de las tropas, incluyen un hospital bien dotado y zonas de recreo llamadas a durar, aunque, como señala uno de los militares destacados, todo es prefabricado y puede desmontarse en cualquier momento y en pocas horas.

El comandante Rafael Pesamar, jefe de comunicación, asegura que esta zona es muy tranquila, y explica que el personal, relevado cada seis meses, trabaja en tareas de protección de la minoría serbia; también de otras instalaciones, como un convento católico vecino y la cárcel local, y, en general, en la prevención de conflictos, incluso mediante el control de la mafias locales. Para ello, patrulla con jeep y vehículos blindados en misiones que son cada vez más mixtas, para ir traspasando responsabilidades a la policía kosovar.

Los militares españoles, que fuera del trabajo viven prácticamente aislados en su base, dan incluso clases de español en las escuelas gracias a un Programa Cervantes que les capacita para esta tarea.

Moratinos telefoneó desde Istok al ministro de Defensa, José Bono, para informarle de su visita.

El presidente kosovar, Ibrahim Rugova (derecha), junto a Moratinos, tras la reunión que mantuvieron en Prístina.
El presidente kosovar, Ibrahim Rugova (derecha), junto a Moratinos, tras la reunión que mantuvieron en Prístina.EFE

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