Don Manuel visita su feudo transatlántico
Las obras de beneficencia, la red de centros gallegos y la gestión del voto por correo afianzan a Fraga entre el electorado americano
Los chiquillos que colman la cancha en el pabellón del Centro Galicia de Buenos Aires han recibido una bolsa con regalos: una camiseta, una almohadilla para deslizar el ratón del ordenador, un estuche para los CD Rom y un libro de fotografías de Manuel Fraga con políticos locales, empezando por el presidente de la República Argentina, Néstor Kirchner. Ya ha anochecido, y el presidente de la Xunta, notoriamente fatigado, renuncia a la tribuna y lee sentado el discurso de presentación de una nueva página web para los emigrantes. Luego estalla la algarabía. Para muchos de los chicos, Galicia es apenas una evocación paterna. Pero se lanzan alborozados a pedir al presidente gallego autógrafos que muestran a sus padres con orgullo.
Para miles de emigrantes gallegos en Argentina, cuyo censo de votantes en las elecciones autonómicas del próximo 19 de junio supera al de ciudades como Santiago, Ourense o Ferrol, Fraga se ha convertido en una figura benefactora. Desde que llegó a la presidencia de la Xunta, hace 15 años, sólo el desastre del Prestige le impidió cumplir su tradición anual de asomarse al río de la Plata cargado de propaganda y de regalos (medicinas, alimentos, libros, ayudas económicas, viajes para ver Galicia tras décadas de ausencia...). Un alivio para miles de gallegos que emigraron hace medio siglo, que se fueron hundiendo con el país y que ahora sobreviven con pensiones mensuales de poco más de 300 pesos (unos 80 euros). Por Fraga beben los vientos los dirigentes de los centros gallegos, los más mimados por la Xunta. Así ha conseguido el fundador del PP erigir su feudo electoral americano, al que estos días, empeñado en revalidar su mayoría absoluta, dedica un último esfuerzo con un viaje a Argentina y Uruguay.
Francisco Ferreirós, de 73 años, abandonó hace medio siglo su parroquia natal de Isorna, en el municipio de Rianxo (A Coruña), un lugar "por el que Dios había pasado corriendo". "Ahora vas allí y ves teléfonos, carreteras ... Don Manuel Fraga ha hecho mucho para que Galicia progrese", apunta Ferreirós en los pasillos del hospital del Centro Gallego de Buenos Aires, donde recibe atención sanitaria, previo pago de 130 pesos (unos 35 euros) al mes, como buena parte de la colonia de emigrantes en la capital argentina. "Yo siempre fui fanático de Felipito González, que llevó a España donde tenía que estar", dice Ferreirós. "Pero don Manuel ha hecho muchas cosas buenas por los emigrantes".
Baldomero Celeiro nació en el Bierzo, habla gallego y también adora a Felipe González, "el mejor presidente que ha tenido España". Celeiro repite como una letanía la cantidad exacta de tiempo que dedicó a trabajar en Argentina: "32 años, un mes y siete días. Al final, me ha quedado una pensión de 436 pesos [unos 115 euros] más una ayudita que me mandan de España cada seis meses. Una miseria". Celeiro es de los que ha cambiado el felipismo por el fraguismo. Y no le importa reconocer que, cuando llegan las elecciones, confía su voto a "una señora del PP". "No le voy a decir su nombre", advierte. "Yo recibo las papeletas en casa, le doy el sobre y ella se encarga de llevármelo a la oficina postal y enviarlo a España".
Cuando hay elecciones en España, es habitual que un emigrante censado en Argentina acuda a la oficina de correos para remitir los votos de varias personas. Teóricamente, cada votante debe identificarse en el momento de enviar su sobre, pero los funcionarios postales del país suelen saltarse el trámite, según numerosos testimonios. Rogelio Ucha, de 71 años, presidente del Centro Gallego, admite que él se encarga de tramitar el voto de los cuatro miembros de su familia. "Pero de nadie más, que conste. Y sólo entrego el sobre cerrado que me dan ellos", matiza.
Ucha, que abandonó en 1958 su localidad natal de Mos, muy cerca de Vigo, y que posee un hotel y una pizzería en Buenos Aires, se confiesa "seguidor de don Manuel Fraga desde que era ministro de Información y Turismo". Se resiste a entrar en el debate electoral y a hablar de "estadísticas de votos", aunque finalmente informa: "Entre todas las sociedades que hay alrededor del Centro Gallego se pueden juntar unos 50.000 votos [la mitad del censo total en Argentina]".
Las denuncias sobre la falta de garantías en la emisión del voto han sido constantes en los últimos años. Y Ucha no niega que existan prácticas fraudulentas: "En todas las partes del mundo hay gente inescrupulosa. Yo no veo correcto que alguien vaya a Correos con los votos de 20 personas porque eso es una manera de manipular. Hay que ser más transparentes". Aunque Ucha asegura que su institución será "neutral" durante la campaña, el presidente del Centro Gallego, junto a los de otras sociedades de emigrantes, ocupó un puesto preferente en el gran mitin que Fraga protagonizó el pasado sábado en Buenos Aires ante casi 10.000 personas que habían sido invitadas con el reclamo de la presencia del jefe del Gobierno gallego y de una comida gratuita que se sirvió tras los discursos.
Los rivales políticos del PP aseguran que algunos centros de emigrantes contribuyen a influir en la orientación del voto. "Yo me asesoro en el centro de jubilados", explicaba un anciano a la salida de un acto con Fraga en Avellaneda, en el gran cinturón urbano de Buenos Aires. "Y allí, ya sabe, de vez en cuando llega alguna caja con comida". En Avellaneda tiene previsto repartir la Xunta en los próximos días "puerta a puerta" bolsas de alimentos para 820 familias, según un funcionario de la Consejería de Emigración.
El actual presidente del Centro Gallego asumió el cargo hace tres años, cuando la institución estuvo al borde de la quiebra hasta que se salvó gracias al socorro económico de la Xunta. Desde entonces, se han sucedido las quejas por el deterioro de los servicios sanitarios. Andrés Javier Señoráns, hijo de pontevedreses, encabeza una pequeña asociación llamada Xuntanza que se ha enfrentado con dureza al centro y que reparte culpas entre la mala gestión de sus responsables y la política del Gobierno gallego: "El PP ha gastado mucha plata para hacer clientelismo político en Argentina. Se han valido de los dirigentes de la comunidad gallega, que han chupado del PP hasta el absurdo".
Eliseo Bardelás y su esposa, María Delia Payo, que acaban de recoger una radiografía en el hospital del Centro Gallego, hablan con respeto de Fraga aunque se declaren "socialistas no practicantes". El hombre, nacido hace 78 años en Rodeiro (Pontevedra), mide sus palabras con cautela hasta que, de pronto, se arranca con vehemencia en un gallego intacto desde hace décadas: "Mire usted, yo vine a Argentina en el año 48. Y ahora veo aquí, al frente de las sociedades gallegas, a los mismos caciques que entonces había en Galicia". Eliseo y María Delia han decidido morir en Argentina: "Acá somos los gallegos, pero allá somos los americanos. En Galicia la gente ahora nos mira mal. Somos emigrantes en todas partes. Acá, al menos, tenemos una casa y no vivimos mal". A pesar del desarraigo, ellos también votarán el 19 de junio para elegir al Gobierno de esa tierra a la que ya sólo les une el recuerdo.
Ensayo de voto electrónico en Uruguay
Manuel Fraga aprovechó su mitin central en Uruguay para anunciar una experiencia que podría solucionar los problemas logísticos y la falta de garantías en la emisión del voto de los emigrantes. El presidente de la Xunta reveló que en estos comicios se hará un ensayo de voto electrónico que no se contabilizará en el escrutinio, pero que "valdrá en el futuro para ejercer el derecho de sufragio con plena validez legal".
Como ya había hecho unos días antes en Argentina, el PP exhibió en Uruguay su poder de convocatoria en un mitin celebrado en la noche del domingo en Montevideo, madrugada de ayer en España. Fue un acto de contenido y características casi idénticas al de dos días antes en Buenos Aires. Se invitó a la colonia gallega a una cena gratis, previa intervención de Fraga y de dirigentes locales del PP. Acudieron 2.500 personas, casi el 10% del total de emigrantes gallegos inscritos en el censo en Montevideo.
La visita concluirá hoy con una entrevista con el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez, descendiente de gallegos, a quien Fraga impondrá la medalla de oro de Galicia.
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