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Savater, Rosa Díez y dos ediles del PSE reprochan a López el trato a San Gil

El filósofo Fernando Savater; la eurodiputada socialista Rosa Díez; Maite Pagazaurtundua, concejal socialista y hermana del militante del PSE Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA, y la viuda de éste, Estibaliz Garmendia, así como el también edil socialista Nicolás Gutiérrez Saiz y Mikel Iriondo, profesor de la Universidad del País Vasco, difundieron ayer una carta abierta dirigida al líder del PSE, Patxi López, en la que le reprochan el trato a la líder del PP en Euskadi, María San Gil, en su ronda de consultas como candidato a lehendakari.

Lo que sigue es un resumen de la carta:

"Te escribimos después de haber visto las imágenes de tu reunión con María San Gil. Por una vez, realmente una imagen resulta más evidente que mil palabras. No necesitamos saber cómo transcurrió la reunión, qué te dijo ella o qué le respondiste tú para sentir un punto de desasosiego, un leve acceso de vergüenza ajena que se transformó en perplejidad al saber que el objeto de la reunión era decirle expresamente que no querías sus votos.

(...) Cuando María respondió a tu llamada y llegó a la sede de los socialistas vascos, acompañada de sus escoltas, lo menos que se merecía era respeto y consideración. Que no le hicieras perder el tiempo y no la humillaras vanamente.

¿Qué te ha hecho María San Gil? ¿Qué nos han hecho a los socialistas los votantes vascos del PP para que su representante política merezca menos cortesía, en el fondo y en la forma, que la que le brindaste a esas tres mujeres de EHAK, que, según confesión propia, serán la voz de los cómplices de ETA en el Parlamento Vasco?

Correligionarios de Otegi

(...) Dijiste que ibas a hablar con todos los grupos políticos. Lo que no dijiste es que ibas a preferir la complicidad de los correligionarios de Otegi al apoyo que te ofreció María San Gil. Tampoco dijiste que ibas a olvidar de un plumazo de dónde vienen y quiénes son esas tres mujeres que entraron en la sede de los socialistas vascos pasando bajo el arco detector de metales y dejando atrás puertas blindadas que siguen instaladas aún hoy para protegemos de los ataques de la organización terrorista a la que ellas dicen comprender y/o apoyar. Esa sede en la que tanto hemos llorado. Esa sede en cuyas paredes cuelgan los retratos de nuestros compañeros y amigos asesinados por ETA. En tu papel de anfitrión deberías habérselas mostrado. ¡Qué buen momento para exigirles una condena incondicional de los asesinatos antes de fotografiarte sonriente junto a ellas!

Con María San Gil no hubo sonrisas ni gestos de complicidad. Y, por si había alguna duda, le dejaste claro que no querías sus votos (...). Nosotros no nos olvidamos de con quién hemos compartido manifestaciones y funerales.

Por todo esto, porque no nos olvidamos, te reprochamos que desde la máxima responsabilidad del PSE-PSOE hayas infligido a María San Gil, y por extensión a todos sus votantes, ese desprecio (...). No nos hemos sentido bien representados, ni en el fondo ni en la forma. Tu actitud nos ha ofendido como demócratas y como militantes y votantes socialistas".

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