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Los inmigrantes latinoamericanos en Barcelona suman 117.000 y ya son la mitad del total

Más de 40 entidades latinoamericanas facilitan la integración de inmigrantes

Lluís Pellicer

El poder latino ha desembarcado en Barcelona. En 10 años, la población latinoamericana en la capital catalana se ha multiplicado por 12 y ha pasado de 9.389 residentes en 1996 a 116.929 en la actualidad, según el informe estadístico de 2005 La población extranjera en Barcelona. Los ciudadanos procedentes del centro y el sur del continente americano ya son el 50,6% del total de toda la población inmigrada en Barcelona, cuando hace apenas cuatro años eran el 44%.

Los colectivos más numerosos son los ecuatorianos (31.828 personas), peruanos (15.037), colombianos (13.935) y argentinos (12.439). Sin embargo, los que proceden de estos continentes no componen un bloque homogéneo y no todos se integran de la misma forma. "Algunos colectivos son bastante más cerrados que otros, lo que dificulta la integración. Para los argentinos, uruguayos y mexicanos, que en España se concentran en Barcelona, el proceso es mucho más sencillo", explica el presidente de la Federación de Asociaciones Latinoamericanas en Barcelona (Fedelatina), Javier Bonomi.

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Incremento comercial

La presencia cada vez más notoria de ciudadanos latinoamericanos en la capital catalana se traduce en un palpable incremento de comercios, locutorios y restaurantes en los barrios del Poble Sec y el Raval. No hay un censo del número de locales regentados por este colectivo -las estadísticas, según el consistorio, no entienden de nacionalidad-, pero una encuesta de la entidad Fedelatina indica que la actividad comercial latinoamericana creció cerca del 10% respecto a 2003. Bonomi explica que esta subida se debe, entre otros motivos, a un aumento del poder adquisitivo de la población latinoamericana, que decide invertir en la ciudad.

La aparición de estos establecimientos ha permitido revitalizar la actividad de numerosos barrios del área metropolitana de Barcelona, en especial de sus ejes comerciales. Es el caso de algunas calles cercanas a las rondas de Sant Antoni y Sant Pau en Barcelona, las zonas que rodean Can Vidalet y Santa Eulàlia (L'Hospitalet de Llobregat) y el barrio de Fondo (Santa Coloma de Gramenet), donde comparten espacio con la comunidad china. Asociaciones latinoamericanas de Barcelona apuntan que este incremento es parejo al descenso de los envíos de divisas a los países de origen porque se decide invertir más en Cataluña. A pesar de que los comercios se concentran en estas zonas, la población está repartida por los distritos de la ciudad, salvo Sarrià-Sant Gervasi y Les Corts, donde su presencia es exigua.

En el bar El Gato, en la calle barcelonesa de Sant Pau, les ha dado por poner pop-rock. Unos jóvenes que acaban de entrar levantan las cejas asombrados. "¡Un poco de salsita, lady!", espetan a la camarera. De los altavoces surgen enseguida ritmos latinos. Los clientes se despegan de las sillas y sus pies empiezan a deslizarse por el local. Salsa, merengue, bachata, chachachá... Y sólo es el comienzo de la noche. "Luego iremos al Palacio de la Salsa, a bailar un poco de reguetón", asegura Willy, un joven colombiano de 25 años. La discoteca no está muy lejos, a escasos metros. Como otros muchos bares que en hay en la zona comprendida entre el Poble Sec, el Raval y el sur de la izquierda del Eixample, que se han convertido en una de las áreas de ocio preferidas por la población latinoamericana de Barcelona.

De hecho, en las calles que afluyen al Paral·lel abundan los establecimientos regentados por latinoamericanos. Son bares, tiendas de electrodomésticos, locutorios, supermercados... El dominicano Manuel Colón trabaja en un local multiservicios cercano a la ronda de Sant Antoni, donde se prestan servicios de asesoramiento legal, se tramitan billetes para viajar a Latinoamérica y se facilita la comunicación a los países de origen a través de los locutorios. En la entrada del establecimiento varios clientes llevan 15 minutos aguardando a que la mujer que los tiene que atender termine su conversación telefónica, parece ser que con una amiga. Nadie rechista.

Colón sube al despacho y busca un libro de la Universidad de Barcelona en el que publicó un artículo sobre los sistemas de gestión y planificación integral en la República Dominicana. "Soy ingeniero agrónomo, pero siempre me ha interesado más el trabajo social", asegura. Llegó hace 10 años a Barcelona, y enseguida se integró a la vida de la comunidad dominicana. Ahora ha empezado a trabajar también en el consulado de su país, pero intentará dedicar parte de su tiempo a ayudar a los nuevos inmigrados de su país. Colón se manifiesta "fascinado" por la expansión rápida de los comercios latinoamericanos. "¿Quién tuvo la idea de prestar dinero a los inmigrantes? ¡Se le tendría que hacer un homenaje! El año pasado cayó el envío de divisas por parte de nuestra gente. ¿El motivo? Porque ahora la gente invierte y consume más en España", explica Colón.

Radios y publicaciones

La entidad que preside Colón no es un caso aislado en la capital catalana. La población latinoamericana ha tejido, durante los últimos 10 años, una red asociativa formada por 44 entidades para facilitar la integración de nuevos inmigrantes en Barcelona. "Porque no hay un perfil único de inmigrante", aclara el presidente de Fedelatina, Javier Bonomi. Por ejemplo, no son muchos, apenas 5.000, los mexicanos que residen en la capital catalana, y el 90% viene a estudiar. En cambio, las comunidades ecuatoriana y boliviana llegan por motivos económicos.

Los medios de comunicación destinados a la población latinoamericana sirven también para poner en contacto a los diferentes colectivos de la ciudad. Tres publicaciones -El Hispano, Ocio latino y Catalina- difunden la actualidad de la comunidad en Barcelona. Pero son las radios las que más gente logran convocar. Radio Gladys Palmera, en el 96.6 del dial, es ya un referente para la comunidad. Su director gerente, Francisco Valentín, asegura que la emisora se fundó para "difundir la cultura latinoamericana en Barcelona y crear puentes de comunicación con la sociedad catalana". Combina la radio fórmula musical con los informativos, pero, aclara Valentín, con una norma general: "No damos noticias malas sobre la población latina, sólo positivas". "Estamos en contra de la formación de guetos. A nuestras fiestas, que son multitudinarias, invitamos a todo el mundo", agrega.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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