Coches eléctricos en la judería

Dicen que tienen ganas de cambiar la ciudad, de ofrecer otras formas de ocio. Sostienen que no quieren conformarse con lo que hay, que "todo lo que pienses se puede hacer" gracias al avance de las nuevas tecnologías de la comunicación.

Son Marco Antonio Castilla, Alfredo Romeo y Laura María Rodríguez. Acaban de emprender una aventura empresarial: Blobject, SL. Ofrecen visitas por Córdoba a bordo de pequeños coches eléctricos pertrechados con tecnología GPS y un asistente que da información al turista sobre los monumentos y las zonas por las que pasa.

El retrato de estos tres empresarios es coincidente. Rondan la treintena y vienen de triunfar cada uno en su campo. Marco Antonio, 32 años, fundo en 1995 la compañía MC Informática y, en 2003, recibió el premio al Joven Empresario de la Asociación de Jóvenes Empresarios de Córdoba. Alfredo, 30 años, fue analista financiero del Comerse Bank of St. Louis y es uno de los mayores expertos nacionales en software libre. Laura María, 30 años, ha trabajado durante los últimos siete años en Deloitte, antigua Arthur Andersen.

Estos cordobeses tuvieron una idea. ¿Por qué no ofrecer recorridos en pequeños coches por la ciudad? Sabían que en San Francisco ya existía algo parecido. Pero ellos quisieron dar un paso más respecto al modelo que se oferta en la mítica ciudad estadounidense. Decidieron que los coches fueran eléctricos -y eliminar así la contaminación acústica- y que incluyeran los últimos avances audiovisuales e informáticos entre sus ventajas.

Los modelos que tienen ahora en la calle -de dos plazas, los de cuatro dicen que llegarán en breve- incorporan un sistema de navegación GPS por la ciudad. Además de guiar al turista, el sistema informático da la posibilidad de escuchar y ver explicaciones sobre los monumentos por los que pasa el vehículo. Tienen listas, de momento, tres rutas con 2.000 fotografías, 150 audios cortos, otros tantos largos y 150 textos más explicativos. El programa que han desarrollado para los coches eléctricos nace, como no, de la utilización de tecnologías de software libre.

Utilizando la terminología propia del mundo de la informática, María explica que su proyecto, que arrancó como Sociedad Limitada en noviembre de 2004, ahora está en la versión 1.0, es decir, que están en la primera fase y que luego vendrá la 2.0, la 3.0, la 4.0... Porque si algo tiene su empresa, según estos tres cordobeses, es potencial.

Cuentan que están preparando reconstrucciones virtuales de cómo fue la Córdoba romana y musulmana, que están diseñando paquetes específicos para los hoteles, que "las posibilidades son infinitas". De momento, en unas semanas, abrirán una sucursal de la compañía en el Paseo de Colón de Sevilla. Además, su intención es que se establezcan franquicias en otras provincias.

Pero antes de poder arrancar con su proyecto (los cuatro vehículos comenzaron a recorrer las calles hace una semana) han tenido que superar algunas dificultades. Tan "innovadora", según sus palabras, es la idea que han sudado para conseguir algo tan simple como asegurar los coches, que no superan los 25 kilómetros por hora. Al final, han tenido que asegurar por partes cada vehículo en varias compañías distintas. Para poder conducirlo sólo ponen dos requisitos: ser mayor de 23 años y tener, como mínimo, el carné de conducir desde hace 12 meses.

Lo que sí tienen claro estos tres emprendedores es que su intención no es sustituir nada, ni tan siquiera la forma más clásica de disfrutar de la ciudad: el paseo. Sostienen que tienen repartidas por la ciudad plazas de estacionamiento en las que se pueden dejar los vehículos para que los visitantes puedan recorrer a pie las callejuelas. "Queremos que se conozcan zonas preciosas de Córdoba a las que no se suele ir", afirma Alfredo. Y también quieren ampliar algo la oferta de ocio de la ciudad: "Es prácticamente nula", afirma Laura María.

Los coches ya están en la calle. Y a los cordobeses se les van los ojos detrás del curioso vehículo cuando lo ven pasar. Marco Antonio, Alfredo y Laura María son optimistas. Tanto que prevén unos ingresos de 300.000 euros para su primer año de vida. Luego, en su cabeza está exportar la idea, vender la tecnología aplicada que han desarrollado.